La cuarentena ha sido una respuesta acertada a la pandemia porque permitió mejorar la respuesta sanitaria y adoptar pautas culturales para convivir con el virus. Pero al ser muy larga, está representando un gran sacrificio para vecinos, familias, pymes y comercios. A la pobreza estructural que hay en el Gran Buenos Aires se suma que muchas personas están viendo comprometido su bienestar cotidiano por no poder llevar recursos a sus hogares.
Preocupa mucho la salud pero también el estado emocional y socio-laboral de la población. Para controlar contagios se busca bajar la circulación y cerrar actividades, lo que con el tiempo es más difícil de hacer en la práctica y además compromete aún más el objetivo de integración social: se estima que se van a perder 800 mil empleos, 70% de ellos en el AMBA. Se duplican los hogares que no llegan a cubrir una canasta básica según el Observatorio de la Deuda Social de la UCA. El desempleo crece y la pobreza va a superar el 50 % en el Conurbano, a pesar de esfuerzos positivos como la tarjeta Alimentar o el IFE.
“El golpe sobre la economía es muy duro. La pobreza, el desempleo y la destrucción de empresas van a empeorar”, dijo la vicejefa de Gabinete Cecilia Todesca. La buena noticia es que hoy existe una red de respuestas activas e integradas entre los tres niveles de gobierno, que está actuando como amortiguador y aleja los fantasmas de 2001. Los municipios, el gobierno más cercano a los vecinos, estamos trabajando de manera cooperativa en la contención, asistencia y apoyo de los sectores vulnerables, sin descuidar a aquellos que necesitan trabajar conviviendo con el virus de manera responsable. Debemos hacer más esfuerzos para proteger los empleos, para cuidar ese capital social que son los numerosos comercios de barrio y pequeñas y medianas empresas que hay en el conurbano bonaerense.
Creo que los funcionarios y dirigentes hemos demostrado capacidad para hacernos cargo y evitar situaciones de inestabilidad, pero hoy nos preocupa -además de lo sanitario y laboral- que viene subiendo el delito y no se aprecia una respuesta acorde a la situación. Este tema debe ser prioridad, por la violencia y por cómo viene creciendo. Necesitamos definiciones más claras sobre seguridad, sobre cómo la Provincia va a combatir la creciente inseguridad.
Es urgente armar una agenda con inversiones y prioridades claras, quizás crear un fondo de seguridad para invertir en recursos humanos, móviles y tecnología, como lo hubo en la gestión de Cambiemos en la Provincia. Y necesitamos de manera urgente una presencia más contundente de las fuerzas federales y una coordinación efectiva entre Nación y Provincia, porque lo que no se hace juntos no sale bien.
*Periodista e historiador. Intendente de Tres de Febrero.