OPINIóN
Esports

Se borran las fronteras entre el automovilismo virtual y las carreteras

Los simuladores de carreras ya no son sólo un entretenimiento sino una herramienta de entrenamiento para los pilotos de Fórmula 1. Y hay un viceversa.

Videojuegos
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Desde el 2000, cuando las compañías de videojuegos decidieron apostar e invertir en el desarrollo de juegos y plataformas que permitieran las competencias multijugador, hasta la actualidad, la industria de los esports ganó masividad, sofisticación y el apoyo incondicional de las marcas: uno de los grandes motores para que los esports sigan desarrollándose y creciendo. 

A diferencia de otros esports, el automovilismo virtual, también conocido como simracing, vino a poner en jaque lo que comúnmente denominamos “realidad”. Gracias a la innovación de los simuladores de carreras, el simracing ofrece experiencias cada vez más inmersivas y reales, volviendo difusas las fronteras entre lo físico y lo virtual. Por ejemplo, vemos cómo el Turismo Carretera Futuro (TCF) tiene las mismas reglas que el Turismo Carretera tradicional y los mismos anunciantes, pero con un salto de innovación en los autos que compiten en esta categoría. 

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En este sentido, hoy los simuladores de carreras pasaron de ser una forma de entretenimiento para los aficionados a convertirse en una herramienta de entrenamiento poderosa de los mejores pilotos de Fórmula 1. Este nivel de perfeccionamiento permitió que ya casi no existan diferencias entre lo que pasa en un simulador y lo que sucede en la pista. No se trata de elegir entre una experiencia o la otra: hablamos de dos formas diferentes de vivir el automovilismo que están cada vez más conectadas y que, incluso, pueden ser y son complementarias. 

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Por ejemplo, muchos de los pilotos que compiten en torneos de simracing tienen la posibilidad de correr en un auto de carreras físico en caso de salir ganadores. Esto nos lleva a pensar que ya no se trata de un juego: el simracing es un deporte poderoso que se siente real e impacta de manera significativa en la vida de quienes lo practican. 

Ya lo vimos en la pandemia. Cuando las carreras físicas se suspendieron por el aislamiento preventivo, el Turismo Carretera y el Súper TC2000, las categorías más populares del país, encontraron en los esports el soporte ideal para mantener vivos a pilotos, patrocinadores y fanáticos.

 

Fronteras entre el automovilismo virtual y las carreteras

En ese momento, se crearon los campeonatos TC y TC Pick Up, donde participaron pilotos profesionales que corrieron desde sus casas con simuladores de manejo. El éxito de las carreras de simracing, que se emitieron en la televisión abierta se vio reflejado en los picos de rating que, incluso, superaron los niveles de audiencia de una carrera convencional. Esta experiencia llevó a trabajar en el desarrollo del TCF, una versión moderna y tecnológica de lo que va a ser la máxima categoría del automovilismo en su versión real.

Por un lado, el simracing significa una oportunidad para los jóvenes que sueñan con ser pilotos pero no tienen los recursos necesarios para cumplirlo en una pista física. 

De acuerdo con cifras de Turismo Carretera, hasta el año pasado, un piloto tenía que invertir unos 4 millones de pesos para correr en una pista física, considerando algunos gastos como el auto, el motor, el servicio técnico, la publicidad, entre otros. En cambio, armar un simulador de carreras “en casa” es mucho más accesible e, incluso, existen autódromos virtuales para ir a divertirse, entrenar y competir. 

Por otro lado, este esport es una gran oportunidad para las marcas, porque les permite llegar de una manera más orgánica y original a las nuevas generaciones de aficionados y corredores. En este sentido, muchas de las marcas que patrocinan competencias virtuales tienen su correlato en el automovilismo físico porque pueden asociarse a este mundo de muchas maneras: desde patrocinar un campeonato nacional o a un “simracer” (corredor virtual) hasta crear competencias propias dentro de las empresas.  

Sin duda, el simracing avanza a paso firme y se consolida cada vez más en el imaginario social como parte de la cultura del turismo carretera nacional.

*Director de Marketing y Comunicación de eMotorSport Argentina