OPINIóN
MERCOSUR

Se necesita una agenda

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Inexplicable. En medio de una pandemia, el Mercosur no se pronunció sobre esta cuestión. | cedoc

En medio de un contexto internacional incierto, signado por una crisis económica, social y sanitaria de proporciones, los cuatro países socios fundadores del Mercosur no logran ponerse de acuerdo. En la historia previa, si bien con matices, prevaleció una misma mirada respecto de cómo el bloque debía insertarse en la economía mundial. Hoy las diferencias de criterio se plasman en una agenda de trabajo común de escasa relevancia. A su vez, el mayor logro de la negociación comercial externa, el acuerdo con la Unión Europea firmado en 2019, enfrenta obstáculos que sugieren que su aplicación habrá de demorarse.

En un contexto en que los países atraviesan una crisis inédita, el Mercosur corre el riesgo de ser visto como una construcción inoperante para responder a los desafíos planteados. Para revertir esta situación, el primer paso es consensuar un diagnóstico compartido de los socios. El segundo, más concreto, poner en marcha un programa de acción detrás de logros alcanzables y visibles en el corto plazo, centrado en contribuir a la superación de la crisis económica actual. En tal sentido, mejorar el funcionamiento del espacio intrazona, tanto en bienes como en servicios, ofrece una perspectiva de mayor interés para todos los países miembros. La lista debe complementarse con infraestructura, facilitación comercial y migraciones.

Un elemento adicional es un programa de cooperación para dar respuesta a la crisis sanitaria. Es poco menos que inexplicable que, en medio de una pandemia de dimensiones épicas, el Mercosur no haya podido tan siquiera pronunciarse sobre la cuestión. Desde sumar recursos científicos y aunar esfuerzos para la producción de vacunas hasta coordinar posiciones en la Organización Mundial de Comercio (OMC) sobre patentes, el abanico para el trabajo conjunto es –debería ser– de amplio espectro.

La diplomacia comercial de los socios tiene sobrada competencia para identificar una agenda que mejore el desempeño del espacio intrazona y de cooperación. Un entendimiento de estas características en las presentes circunstancias tendría un valor intrínseco, además de demostrar la utilidad del bloque. Asimismo, logros concretos muy probablemente encontrarían los apoyos políticos al máximo nivel. Sería demostrar a la ciudadanía, con hechos, que se trabaja en confrontar los problemas de la hora.

Al tiempo que se pone la atención en el corto plazo, las negociaciones comerciales ya iniciadas –Canadá, Corea del Sur, Singapur, Líbano– pueden seguir su ritmo siempre que se tenga presente el cambiante escenario pospandemia y que se procure preservar el avance conjunto de todos los socios. El actual impasse con Europa exige esfuerzos continuos hasta encontrar la ventana de oportunidad para su aprobación del otro lado del Atlántico. Entretanto, demandas de flexibilización como las que se escuchan en Uruguay primero deben ser precisadas respecto de alcance y contenido. El desafío es dar respuesta a esos reclamos sin atentar contra la preservación del bloque.

Analizar las posibilidades para lograr un avance concreto en alguna de estas materias en la próxima reunión de cancilleres del bloque, citada para el 22 de abril, permitiría restañar los pobres resultados de la cumbre de presidentes del pasado marzo y retomar un cauce de labor productiva. Aun así, esto no resuelve la integración mercosureña de carácter híbrido, que ha sido la nota común a lo largo de treinta años.

En algún momento habrá que tomar definiciones al respecto. Y como en el pasado, esa oportunidad se materializará cuando haya una convergencia de visiones de los socios. Si tal coincidencia no ocurre, el factor determinante muy probablemente sea Brasil, cuando decida reformar su política comercial.

Es imposible aventurar una fecha, pero el país vecino asiste de forma gradual a un cambio de estructura productiva que tarde o temprano conducirá a una mayor apertura comercial. Si tal circunstancia llegara a materializarse, sería conveniente tener en funcionamiento el mejor desempeño del área de comercio intrazona y haber realizado el mayor avance posible en las negociaciones externas.

Es en interés de todos los países miembros del Mercosur perseguir este objetivo, y el momento para avanzar en ese frente es ahora.  

*Investigador principal de Desarrollo Económico de Cippec.

Producción: Silvina Márquez.