OPINIóN
A distancia

2020: el teletrabajo llegó para quedarse

Las circunstancias vividas sembraron las bases para un futuro que todavía no está escrito, donde el trabajo será digital con una relación híbrida entre virtualidad y presencialidad.

Claves para el
Qué hay que tener en cuenta para conseguir un empleo en el exterior con trabajo remoto. | Cedoc Perfil

Durante más de 250 años, la innovación en tecnología ha cambiado la naturaleza de los puestos de trabajo y del empleo. En la década de 1740, la Primera Revolución Industrial comenzó trasladando los trabajos de las casas y las granjas a las ciudades que crecían a gran velocidad. La Segunda Revolución Industrial, que se inició en la década de 1870, continuó esta tendencia y derivó en la línea de montaje, la empresa moderna y los lugares de trabajo que comenzaron a parecerse a oficinas tal como las conocemos en la actualidad, o hasta que la pandemia del COVID-19 llegó al mundo. Sin embargo, la Tercera Revolución Industrial fue el germen del trabajo remoto y abrió la puerta a lo que, cada vez más, conocemos como modelos de trabajo híbridos y flexibles, en los cuales la estructura es gestionada por el propio colaborador.

Este último año vivimos la mayor parte del tiempo dentro de nuestras casas, hiperconectados, con momentos de incertidumbre y, en muchos casos, conviviendo con hijos, parejas y familias. Para muchas personas, el trabajo remoto no fue una opción, se trató de una nueva realidad e, inevitablemente, nos hizo redefinir nuestro espacio laboral y la relación con nuestros pares. Ante este escenario, podemos percibir que el mundo laboral que se viene será híbrido y, desde nuestra área, debemos consolidar rutinas mixtas, flexibles y dinámicas para garantizar el bienestar de nuestros equipos.

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De hecho, de acuerdo con el estudio Futuro del trabajo: las prácticas que la pandemia cambió para siempre (*),que hicimos con la Universidad de San Andrés, identificamos cuatro aspectos que debemos tener en cuenta para mantener el bienestar de los empleados:

  1. Dejar en claro cuáles son los canales y las herramientas de comunicación habilitados: Si bien todos reemplazaron el contacto cara a cara por videoconferencias, los Millennials prefirieron un 48% más el chat y la mensajería instantánea que los Baby Boomers, quienes se volcaron hacia el correo electrónico.
  2. Definir reglas de convivencia entre las diferentes generaciones: Por un lado, los Baby Boomers fueron aquellos a quienes más les costó sostener la productividad. Los Millennials y la Generación X se sintieron un 40% y 38% más productivos que los Baby Boomers respectivamente. Además, los Millennials afirmaron tener un 47% más de conversaciones informales en las reuniones que los Baby Boomers.
  3. Inclusión más allá de las videollamadas: Los mandos medios y altos se sienten alrededor de un 30% más productivos que las personas sin gente a cargo, mientras las personas sin gente a cargo se sienten un 29% más desconectados de sus compañeros que los mandos gerenciales.
  4. Evitar el burnout: Si bien todos coincidieron que trabajan más que antes, quienes conviven con su pareja y/o hijos reportaron un 30% más que los que viven solos. Incluso, el grupo compuesto por las personas de la Generación X que llevan una convivencia reportó mayor productividad que el resto de los grupos y es el que ha soportado la mayor carga de trabajo.

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Para nosotros, no se trata sólo de apoyar a las personas que trabajan desde casa, sino de tener la flexibilidad de elegir desde dónde trabajar: ya sea desde casa, una cafetería, un espacio de coworking o desde cualquier lugar mientras se viaja. Por todo esto, es importante fomentar prácticas más inclusivas e interactivas en las cuales la tecnología se adapte a nuestras formas de trabajo. De esta manera, el 2020 demostró que el teletrabajo se incorporó como una modalidad de gestión en las organizaciones; lo que se traduce, naturalmente, en una transformación en la cultura de muchas empresas (de todos los tamaños e industrias).

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En línea con este punto, se abren interrogantes y desafíos para mejorar estas prácticas. Por un lado a nivel laboral, la falta de vínculos y contacto personal surge como uno de los problemas de la virtualidad ya que las personas manifestaron una mayor sensación de desconexión con sus compañeros (62%) y están menos al tanto de lo que pasa en la organización (46%). Por el otro, en cuanto a lo personal, se vuelve fundamental romper con la inercia de la virtualidad, brindarnos espacios de desconexión y preservar los lugares de casa que nos despejen de las tareas laborales. En efecto, tenemos la oportunidad de aprovechar las facilidades que otorga el trabajo remoto para brindarnos momentos de ocio, de familia o incluso para continuar proyectos personales.

 

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En síntesis, la presencialidad no va a desaparecer, las oficinas van a seguir, simplemente porque las personas necesitamos conectarnos con otros: no hay reemplazo para la construcción de relaciones cara a cara. Sin embargo, las circunstancias vividas sembraron las bases para un futuro que todavía no está escrito, donde el trabajo será digital con una relación híbrida entre virtualidad y presencialidad. Por eso, es importante tomar el aprendizaje de estos meses para indagar en nuevas prácticas y hábitos que se valgan dela tecnología que tenemos a mano y nos ayude a mejorar nuestra calidad de vida laboral, fomentar nuevos espacios y métodos colaborativos de conexión social en contextos híbridos.

 

 

(*) Para realizar el estudio se tuvieron en cuenta las tres generaciones que constituyen la fuerza laboral actual: los Baby Boomers (nacidos entre 1946 y 1964 que hoy tienen entre 56 y 70 años), la Generación X (nacidos entre 1965 y 1981 que actualmente tienen entre 39 y 55 años) y los Millennials o Generación Y (nacidos a partir de 1982).


 

* Silvina Uviz D’Agostino. Licenciada en Psicología de la Universidad de Buenos Aires, Maestría en Dirección Estratégica de Recursos Humanos. Directora de Recursos Humanos de Microsoft Argentina.