OPINIóN
Apertura de sesiones ordinarias

Los Herederos de Alberdi

Los actuales herederos de Alberdi proclaman defender las ideas de la libertad que el padre de la constitución nos legó, pero detrás de los eslóganes se esconde un populismo conservador.

Javier Milei
Javier Milei | Cedoc

Alberdi entró al salón donde cruzó miradas con un viejo conocido: el Restaurador de las Leyes, la pesadilla de los "salvajes" unitarios y el terror de las Pampas de antaño. Juan Manuel de Rosas jamás hubiese imaginado que se encontraría en vida con su viejo rival, que solía blandir su pluma como un sable en contra del país que los federales habían construido.

Sin embargo, de aquel encuentro surgió una amistad que superó la grieta. Alberdi ofreció sus servicios como abogado a Rosas, que en su exilio luchaba contra un injusto bloqueo de sus bienes y vivía su exilio en la pobreza. La tolerancia de Alberdi, y su capacidad de dejar atrás la persecución que él en carne propia sufrió, hablan de una figura que aún hoy en día emana los valores más puros del liberalismo: la tolerancia.

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Estos valores se encuentran tergiversados hoy en día por un movimiento que toma su figura como bandera, pero que, detrás de los eslóganes, está agazapado un movimiento populista de derecha, el nuevo animal preferido en el zoológico del siglo XXI. Y es que, cuando algunos candidatos libertarios hablan del periodo en el cual Argentina aplicó "las ideas de la libertad", omiten el hecho que, en términos de la antinomia propuesta por Sarmiento, fue la "barbarie" la que aplicó las ideas de la "civilización". Fue Alberdi el autor de una constitución liberal que combinaba lo mejor del Federalismo y que fue aplicada por Urquiza, un caudillo Federal.

Sin dejar a nadie afuera del diálogo político, y a pesar de que en todo momento se trató de una conversación entre las élites, la Argentina se convirtió en uno de los países más ricos del mundo.

Hoy los presuntos herederos de Alberdi apuntan a excluir por completo a los actores políticos existentes, denostando un principio liberal esgrimido por John Stuart Mill: la duda de que el otro, tiene una parte de la verdad, pero nadie es dueño de la totalidad de esta. Pero no solo se invalida a las personas de trayectoria política, sino también a muchas de las ideas que hoy imperan en el mundo moderno, como el feminismo, la integración de las minorías y, vergonzosamente, se declaran en contra del cambio climático y la vacunación.

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Pero ¿por qué se puede considerar que el movimiento libertario es en realidad un populismo de derecha? Según el célebre politólogo estadounidense Steven Levistky, autor de Cómo mueren las Democracias, existen tres características fundamentales para identificar al populismo.

La primera de ellas es la de esgrimir un discurso antiestablishment y prometer barrer con el sistema político vigente. No es ninguna novedad que el economista Javier Milei es particularmente crítico con la dirigencia política, pero polarizar a la sociedad contra su clase gobernante, usando términos como “casta” es una característica básica del populismo que comparte con Hugo Chávez, “Podemos” en España (los primeros en acuñar el concepto de “casta”), entre otros ejemplos. No son menores frases del tinte “Son ellos contra nosotros” lanzadas en Plaza Holanda durante su campaña a diputado de 2021.

En segundo lugar, los populismos suelen ser liderazgos conformados por candidatos amateurs en política y en la administración pública, ahí está el caso de Trump, cuyo primer cargo público fue el de presidente, o el caso de Milei, que por primera vez ejercerá un cargo a partir de hoy.

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El último criterio del autor es el uso de significantes vacíos, conceptos abstractos que pueden significar lo que cada oyente interpreta de ellos, para cautivar al público. Esta estrategia es descrita por Ernesto Laclau en La razón populista. El líder del “pueblo” libertario se sirve de todo tipo de significantes vacíos, como la “libertad”, “casta” o los “zurdos de m…” buscando captar diferentes audiencias.

Esta apertura de sesiones del Congreso tiene que recordarnos la importancia de contar con una dirigencia política profesional. Los vicios y carencias que vemos en nuestra dirigencia no hablan solo de ellos, sino también de nuestras falencias como sociedad. En este ciclo legislativo que comienza no tenemos que olvidar que las salidas rápidas, que apelan a nuestro enojo y resentimiento terminan, como muestra nuestra historia, indefectiblemente mal. La democracia nos da siempre el poder de mejorar, a través de nuestro voto, el cambio queda en todos nosotros.

* Tobías Belgrano. Lic. Ciencias Políticas (UCA) y Maestría en Gobierno (UBA). Profesor de Gobierno y Administración de la República Argentina (UCA).