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Una explosiva carta que podría jugar Moscú

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Donetz. Una de las “repúblicas” prorrusas y sus soldados. | afp

La amenaza de Rusia de reconocer a los territorios separatistas del este de Ucrania constituye un arma de doble filo, capaz de forzar el relanzamiento del proceso de paz o destruirlo para siempre.

En medio de las tensiones con los países occidentales, los diputados rusos pidieron el martes a Vladimir Putin que reconociera la independencia de los territorios prorrusos del Donbás ucraniano, una cuenca minera e industrial fronteriza con Rusia que incluye a las autoproclamadas “repúblicas” de Donetsk y Luhansk.

En ocho años, la guerra entre Kiev y los separatistas apoyados por Moscú dejó más de 14.000 muertos. La violencia de los enfrentamientos disminuyó sin embargo cuando se firmaron los acuerdos de Minsk en 2015 entre Rusia y Ucrania, con la mediación de Francia y Alemania. Pero el acuerdo político que permitiría poner fin al conflicto está en un punto muerto. Cada bando se acusa mutuamente de bloquear el proceso de paz.

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Un reconocimiento ruso de los separatistas significaría el final de este proceso ya que los acuerdos de Minsk pretenden que estas zonas regresen bajo la soberanía de Ucrania. “Moscú sería totalmente responsable de la destrucción de los acuerdos de Minsk”, analizó una fuente diplomática ucraniana. 

Esto, advirtió el canciller francés, Jean-Yves Le Drian, “sería una situación imposible, una forma de agresión sin armas y de desmantelamiento sin armas de la unidad y la integridad de Ucrania”.

El escenario tiene un precedente: en 2008, el Kremlin reconoció la independencia de dos “repúblicas” separatistas prorrusas en Georgia, Abjasia y Osetia del Sur, tras una guerra relámpago contra Tiflis, antigua república soviética que, como Ucrania, ambiciona entrar en la OTAN.

“Nuestra paciencia tiene límites”. Vladimir Putin reaccionó sin embargo al llamado de sus diputados diciendo que quería atenerse a los acuerdos de Minsk “hasta el final”. Pero al mismo tiempo, subrayó que “la gran mayoría” de los rusos simpatizaba con los habitantes del Donbás, rusoparlantes que, según él, son víctimas de un “genocidio” orquestado por Kiev.

Rusia distribuyó además 600.000 pasaportes rusos en estas dos “repúblicas” autoproclamadas. 

Según los expertos, con la amenaza de reconocer los territorios separatistas, Moscú quiere enviar una señal a Kiev de que ha llegado el fin de las concesiones.

“Es una manera de decir ‘nuestra paciencia tiene límites’, y que si se boicotean los acuerdos de Minsk, si no se aplican, habrá que utilizar otros métodos”, dice Fyodor Lukianov, politólogo cercano a los círculos de poder rusos.

Lo que está en juego es la reticencia de Ucrania en adoptar un estatuto especial y en organizar elecciones en Donbás. Kiev argumenta que las fuerzas separatistas deben abandonar primero la región. 

Para Ucrania, Moscú intenta afianzar su influencia en esta zona y bloquea la aplicación de los acuerdos de Minsk al querer imponer un diálogo directo entre Kiev y los separatistas.

Pero las autoridades ucranianas rechazan un diálogo en estas circunstancias, alegando que Moscú es el instigador del conflicto y no un mediador.

Esta semana, el canciller alemán, Olaf Scholz, insistió en que Ucrania debía elaborar los proyectos de ley necesarios lo antes posible y recordó que el presidente Volodimir Zelenski se había comprometido a hacerlo.

“Tarde o temprano, Ucrania presentará los proyectos de ley”, declaró el negociador ucraniano Sergei Garmash, “pero dado el bloqueo creado por las exigencias rusas, su examen llevará años”.

Aunque el Kremlin está aumentando la presión, todavía no ha llegado aún al punto de firmar el certificado de defunción del proceso de paz, dice el experto Lukianov.

En su opinión, Rusia no debe privarse de un “instrumento de influencia en el futuro de Ucrania y, más ampliamente, en la cuestión de la seguridad europea”.

El objetivo final de Moscú es frenar la expansión de la OTAN hacia Ucrania.

En un contexto de tensiones y temores de una invasión rusa, los esfuerzos diplomáticos se intensificaron estas últimas semanas para relanzar las negociaciones de paz, con reuniones en París y Berlín. Pero según todas las partes del conflicto, aún no ha habido resultados.

*AFP