OPINIóN
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Una pequeña ayuda de la política y salimos

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Consejo económico y social. Está liderado por Beliz. | Presidencia

El mundo académico ha logrado acordar, en conjunto con politólogos y economistas de todo el mundo, la lista de requisitos que un país debe disponer para poder aspirar a un desarrollo sostenible en un plazo mediato que permita acelerar el crecimiento económico y reducir los niveles de desigualdad.

Pocos países pueden presumir estar listos para ese desafío y la Argentina es uno de ellos. Podríamos invertir cientos de caracteres analizando por qué no ocurrió hasta ahora, cuáles fueron los factores limitantes que aún hoy nos predisponen a una macroeconomía inestable y niveles de inversión muy por debajo de lo deseable para una economía de nuestro tamaño y desarrollo. Pero el propósito de esta columna es inspirar con las oportunidades futuras antes que lamentar los tropiezos del pasado. ¿Pero cuáles serían esas ventajas comparativas frente al resto del mundo?

En primer lugar, tenemos una geografía privilegiada que cuenta con grandes superficies fértiles y fronteras no amenazadas por hipótesis de conflictos externos. Nos rige una democracia republicana que renueva autoridades de manera pacífica y las tensiones sociales están moderadas por una red de contención social que previene desbordes violentos como se han observado en otros países de la región y del mundo.

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Luego disponemos de uno de los sistemas de producción de alimentos más eficientes del mundo. No hablamos solo de soja, maíz y trigo sino también proteínas vegetales, aceites, harinas y cortes de carne de alto valor; el paso de integración vertical para ir un poco más allá y llegar a las góndolas del mundo está cerca. Pero este sistema de producción de alimentos tiene dos ventajas casi únicas; por un lado la variedad de climas de nuestras pampas le confiere altas dotes de productividad, y por otro lado, la capacidad exportable de Argentina es altísima ya que producimos alimentos para cuatrocientos millones de personas y nuestra población apenas supera los cuarenta millones. Este no es el caso de otros grandes productores de alimentos en el mundo como EE.UU. o Brasil.

Pero cualquier país que intente un proceso acelerado de desarrollo sabe que la disponibilidad de una matriz energética adecuada es fundamental para garantizar una industria pujante. Disponemos de una de las reservas de petróleo y gas más importantes del mundo en la Patagonia que nos permitirá convertirnos muy pronto en país exportador de energía; pero además hemos iniciado un proceso de reconversión hacia energías renovables cuya sostenibilidad e influencia van aumentando a lo largo del tiempo.

Por último, y no menos importante, está el capital humano. La Argentina tiene una población que en términos estadísticos sigue manteniendo el podio cuantitativo y cualitativo en materia de acceso a los distintos niveles de educación pública y gratuita. La combinación de recursos naturales en abundancia con recursos humanos capacitados para transformarlos y agregarles valor, son la base de cualquier esquema de generación de riqueza y crecimiento sustentable.

Las mismas razones que nos acercan al éxito nos pueden condenar al fracaso si solo descansamos en lo que nos viene dado por la madre Natura. En este caso sí necesitamos que Salamanca nos preste. Planificación, esfuerzo, disciplina fiscal, modernización del Estado y simplificación impositiva serán facilitadores claves para generar un clima de negocios que complementen estas ventajas competitivas.

Pero se necesita algo más. Que sean señales estables en el tiempo. Que haya una cierta continuidad sobre los grandes fundamentos del crecimiento argentino. No se trata de sostener un mono-pensamiento o renunciar al debate político. Sólo se requiere que el frente gobernante y el  opositor se pongan de acuerdo sobre esos pocos pero muy relevantes temas que comprometen el futuro desarrollo del país. Y sobre todo, que se comprometan a no cambiarlo sea quien fuera el que ejerce la función de gobierno.

Hay un intento que se inició hace algunos meses con el Consejo Económico y Social bajo el liderazgo de la Secretaría de Asuntos Estratégicos de la Nación. Hagamos votos para que pueda relanzarse con renovadas energías y se sume la oposición para construir consensos sólidos y sostenidos en el largo plazo.

*Presidente de Syngenta para Latinoamérica Sur.