A veces, ser optimista parece utópico. Otras veces el optimismo es un plan de acción para salir de la oscuridad.
Muchos me dirán, y con razón, que soy un delirante soñador con esta realidad: inflación cercana al 200% anual, la mitad de la población en la pobreza, crimen e inseguridad, el narcotráfico tomando ciudades, personas asesinadas por un teléfono celular, hambre, tristeza y miseria. Tiene razón todo aquel que piense que ser optimista es una ilusión. De este hermoso país, hicieron un infierno.
Pero nosotros sabemos de esto. Lo vivimos varias veces. Una y otra vez creemos en mercaderes de la política. Ladrones de guantes negros.
Somos Argentina. Sabemos de corrupción. De vaciamiento. De default. De crisis económica. Sabemos de pobreza. Somos Argentina. Lamentablemente sabemos.
Pero lo que los ciudadanos comunes también sabemos es ponernos de pie. Una y otra vez. No importa quien haya sido el culpable del desastre. La nobleza de nuestra gente y los sueños colectivos de una gran nación, hacen la magia.
El ánimo de los argentinos por el suelo: 7 de cada 10 no son optimistas sobre el futuro
Las ultimas PASO mostraron una luz al final de túnel. Mostraron a millones diciéndole basta a los “dueños de la pobreza”. Dijeron basta a la corrupción como método político.
Con vos firme, le gritaron a la política “NUNCA MAS”. Un grito que se escuchó en todo el país. Un grito que se hará cada día más fuerte y tendrá más voces.
Todos sabemos de que se trata este grito: luego de tanta incertidumbre le dijeron "sí" a una esperanza.
"No fue bronca, los argentinos queremos soñar"
Cuando miles de chicos eligen trabajar en una plataforma de reparto y rechazan un plan social. Cuando un emprendedor abre un comercio, sin crédito y sin financiamiento, arriesgando sus propios ahorros. Cuando un obrero de la construcción viaja dos horas a la madruga para ir a trabajar a una obra, pudiendo tener un subsidio y quedarse en su casa sin hacer nada. Cuando una PYME reinvierte sus ganancias para tener una mejor planta y tratar de exportar. Cuando un doctor va a un hospital público a trabajar con sueldo de hambre porque prioriza salvar una vida. Cuando un maestro recorre decenas de kilómetros a dedo para dar una clase a sus alumnos. Cuando todo lo anterior ocurre, nuestros héroes anónimos le están diciendo “sí” a la esperanza.
Emprendedores argentinos: uno de cada cuatro invierte en su propio negocio
Gracias a Dios, la Argentina tiene policías, bomberos, médicos, enfermeras, empleados de comercio, trabajadores de grandes empresas, empresarios, jubilados, productores agropecuarios, estudiantes, choferes de transporte que le dicen SI a la esperanza. Cada día, en cada pueblo. En cada ciudad. En cada villa de emergencia.
Vamos a salir del infierno
Mi optimismo se basa en que nuestro país tiene una enorme masa de rebeldes ilusionados que quieren tomar el destino en sus manos y expulsan de sus vidas a los que los empujan a la marginalidad.
Somos millones los que sabemos que no va a ser gratis y tampoco será poco el sacrificio que deberemos hacer para poner a este país en marcha. Pasos pequeños que vendrán sucedidos por tramos más grandes. Los ciudadanos seremos los artificies de esta revolución, que ya está en marcha. Uno lo ve en los ojos llenos de tristeza. Al final de esas miradas, se ilumina una sonrisa.
Los mansos dijimos basta. Vamos a salir de este infirmo. Porque el demonio a lo único que teme es al rugir de los honestos, de los que trabajan, de los que estudian, de los que sueñan una argentina mejor.
Antes de amanecer esta la peor oscuridad. Tendremos que atravesarla para salir del infierno. Lo haremos. Lo tenemos en nuestros genes. Vamos a salir del infierno.
*Presidente de la Unión de Emprendedores de la RA.
