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El verdadero cambio es cultural

Como toda batalla cultural, el desafío de recuperar el tejido social y, sobre todo, el de reconstruir el conjunto de valores que hicieron grande a la Argentina, va a llevar tiempo y requiere del compromiso y la participación activa de todas las personas de bien que forman parte de nuestra comunidad.

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Cuchicheos. El Presidente ya no le atiende el teléfono. | cedoc

En las últimas décadas, el país ha entrado en una decadencia cultural y de valores nunca antes vista en nuestra historia: la cultura del trabajo, el valor del esfuerzo, el mérito como motor de la superación personal e incluso el “valor de la palabra” han sido puestos bajo ataque por un relato político kirchnerista que ha llegado a la raíz de nuestra identidad como nación.

Debemos tomar conciencia de que cada vez que se nivela para abajo en la educación, se promueve que un plan social es mejor que un empleo, se festeja al que consigue algo por izquierda o se incita a la demonización del mérito, estamos retrocediendo casilleros y llevando al país a una desintegración de valores absoluta.

Justificar las tomas de los colegios, legitimar la usurpación de fábricas y empresas, celebrar la ocupación del espacio público o cambiar las reglas de juego electorales son algunas de las manifestaciones concretas y diarias de este modelo político populista, un modelo que, además tiene como objetivo aniquilar y desterrar el sentido común.

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Durante años, el kirchnerismo ha trabajado de manera sistemática en que millones de argentinos dependan cada vez más del Estado para su subsistencia; ha puesto en marcha un modelo tributario que aprieta todos los días un poco más sobre el que arriesga, invierte y decide trabajar en lo privado y, en especial, ha dinamitado la calidad educativa para que cada vez sean menos los ciudadanos que puedan tener pensamiento crítico propio para elegir y decidir en libertad.

Como toda batalla cultural, el desafío de recuperar el tejido social y, sobre todo, el de reconstruir el conjunto de valores que hicieron grande a la Argentina, va a llevar tiempo y requiere del compromiso y la participación activa de todas las personas de bien que forman parte de nuestra comunidad.

Ya no alcanza con ser un ciudadano que no cometa un delito o que tenga sus impuestos al día; levantar los pilares de nuestra sociedad necesita compromiso y acción, y que cada uno de los argentinos que pensamos que tocamos fondo nos despertemos y empecemos a despabilarnos. En este país que nos toca vivir, no hay margen para mirar para otro lado.

En palabras de Leandro Alem: “el deber no se cumple sino haciendo algo más de lo que el deber manda“.

En este cuerpo a cuerpo entre dos modelos; el primer paso para derrotar la decadencia es recuperar el “sentido común”; un concepto que tiene muy en claro que las oportunidades se crean en base a la educación, que las sociedades progresan en libertad y que es mediante la dignidad del trabajo que se llega al desarrollo.

Por eso es tan importante que todos los ciudadanos que sostenemos estas ideas abandonemos la pasividad, que tomemos la decisión de defender todo aquello en lo que creemos y no tengamos miedo de expresarlo, difundirlo y sobre todo promoverlo con firmeza.

Tenemos que asumir la responsabilidad histórica que nos toca, organizarnos, frenar los avances de este modelo de decadencia cultural y ponernos a trabajar juntos en el camino de la recuperación y reconstrucción de los valores de nuestra Argentina. ¡Nuestro país y su futuro valen la pena!

*Ex Concejal, pre-candidato a Intendente de Paraná.