Es muy frecuente que las empresas cuenten con una clara definición de su misión, su visión y sus valores corporativos. Entre estos últimos es común encontrar palabras como honestidad, respeto, compromiso, calidad, trabajo en equipo…
Sin embargo, pocas veces nos preguntamos cómo se viven esos valores a diario en nuestro trabajo. ¿Nuestras acciones son fiel reflejo de los valores corporativos?
La psicología positiva destaca la importancia de las emociones para nuestro bienestar, haciendo énfasis no sólo en la presencia de aquellas de naturaleza positiva, sino también en la ausencia de las emociones negativas.
Paradójicamente, encontramos que, en muchas organizaciones que afirman operar bajo los valores del compromiso y el trabajo en equipo, las emociones más frecuentes son el estrés, la presión, la ira, la envidia, la desconfianza, el miedo a reprimendas o a perder el trabajo, el remordimiento y la culpa por no haber logrado los objetivos planteados. Estas son sólo algunas de las emociones tóxicas con las que muchos se ven obligados a convivir cada día durante su jornada laboral.
Es necesario entonces reflexionar: ¿Cuál es el mapa emocional de nuestra organización? ¿Cuáles son las emociones que mejor describen nuestro ambiente laboral?
Scott Barry Kaufman enfatiza la importancia de la presencia de ciertas emociones positivas como predictoras del nivel de bienestar del que goza un individuo en un determinado contexto: gratitud, interés por el aprendizaje, esperanza, honestidad y humor.
Preguntémonos entonces: ¿En mi lugar de trabajo se suele agradecer a un compañero por el esfuerzo realizado? ¿Somos optimistas respecto al futuro y nuestro potencial para lograr los objetivos fijados? ¿Mi organización se preocupa por la constante formación y desarrollo de sus colaboradores? ¿Existe un código ético claro que guía nuestras acciones diarias en el trabajo y distingue lo que está bien de lo que está mal? ¿Reímos con frecuencia durante nuestra jornada laboral junto a nuestros compañeros?
Estas son algunas de las fortalezas de carácter o valores en acción que definen el mapa emocional de una organización y, por lo tanto, el bienestar de sus colaboradores.