—¿Sigue existiendo el famoso Clio con el que Axel Kicillof hizo su campaña?
—Sí. Sigue siendo mi único auto. Estuvo acá cuando vino Axel a hacer esta misma entrevista. Vinimos con el Clio y estuvo acá.
—¿Cuántos kilómetros se le agregaron?
—Ahora tiene 193 mil kilómetros. Lo sé porque hice el cambio de aceite esta semana. 193 mil. Se le agregaron unos 80 mil en campaña. Es el cálculo estimativo que tenemos. Haciéndole los services cada 10 mil kilómetros aguanta, tiene una larga vida.
—Podrían hacer una publicidad con toda la experiencia.
—Nunca me llamaron de Renault. Pero sí, je.
—Vos llegás a la política desde el ámbito académico. Kicillof viene de la academia, en su oratoria claramente transmite eso. Normalmente no son discursos que logren conmover a la mayoría de la población. ¿A qué atribuís esa empatía que genera que vos percibiste en esa reunión que yo mencionaba de 2016?
—Sí, efectivamente los dos venimos de la academia. Conocí a Axel en 1998. Fue mi docente en la Universidad de Quilmes. Estudié Comercio Internacional allí. En ese momento dio un curso que se llamaba “Corrientes económicas contemporáneas”. Así lo conocí.
—Te tocó compartir gobierno con Axel a partir de tu trabajo en Cancillería, pero lo conocías desde antes.
—Claro. Incluso me sumé a su cátedra en la Facultad de Ciencias Sociales en la UBA. Así empecé a formar parte de su equipo más político-técnico. Efectivamente los dos venimos de la academia. Hace 21 años que soy docente universitario. Sigo dando clases, ahora por Zoom, en la Universidad de Quilmes. Pero tenemos una historia previa a la academia. Vengo de un barrio, de Quilmes Oeste. Durante mi época de estudiante trabajaba de camionero. Mi papá tenía dos camiones. Uno lo manejaba él y el otro yo.
—Fuiste su primer empleado. Y en negro.
—Era una suerte de pyme familiar. No estaba declarado. Era como parte de la pyme familiar.
—Todos los hijos trabajan para el padre en algún momento de la vida.
—Durante el día estaba en un camión volcador, un viejo Ford 600 modelo 62, y a la noche iba a la universidad. Eso más allá de la formación que da la universidad, de discutir la teoría, distintos modelos de desarrollo de país. Siempre me enfoqué en la discusión de desarrollo económico más que en la parte operativa del comercio. Nunca trabajé haciendo operaciones. Me dediqué a la cuestión más académica y a la discusión política dentro de la universidad. Es cierto que a veces es difícil que los perfiles muy académicos penetren en la población en general. Pero uno tiene esta experiencia previa de vida que le permite acercarse de otra forma a la gente.
—¿Decís que tenés calle?
—Mucha. La verdad que mucha.