—La diferencia en la provincia de Santa Fe estuvo cerca de los diez puntos. ¿Cuánto de la responsabilidad le corresponde a Omar Perotti, cuánto a Alberto Fernández, cuánto a Cristina Kirchner?
—Hay culpas compartidas. El oficialismo a nivel nacional hizo todo mal. Mostró una doble vara en todo lo que pudo. Especialmente en temas muy sensibles. Uno fue el tema de las vacunas. Cuando te decían que venían por los glaciares o que vos tenías que estar encerrado y no podías ver a tus familiares enfermos, mientras tanto estaban de joda en Olivos. Hay una gran cantidad de gente que se murió sola.
—El punto uno de tu lista es la lucha contra el covid-19.
—El covid-19, la economía. Lucharon contra la economía, porque luchar contra el campo, la industria, no facilitar nada, es enfrentarse a la economía de la gente.
—Es otro tema nacional.
—A nivel provincial también hay una culpa bastante importante.
—¿Primero entonces lo nacional?
—La gente esperaba mucho más del gobierno de Alberto Fernández. Que en algún momento hubiera un rapto de cordura. Que no mande la vicepresidenta, sino el Presidente. Es un país presidencialista. Esperamos que actúe como tal. Mucha gente votó a Alberto Fernández pensando que en algún momento se iba a dar cuenta de que el que tenía la lapicera era él y no lo hizo. No se animó o no pudo o vaya uno a saber por qué razón.
—Jorge Capitanich, entre otros, señaló como debilidad que el oficialismo no haya hecho PASO. Sin embargo, en Santa Fe las hubo y perdió. ¿El problema fue otro?
—En Santa Fe pasó algo parecido a lo nacional. Tenemos un gobernador, Omar Perotti, que llegó al poder diciendo que venía a traer paz y orden, y no trajo ni paz ni orden. Dijo que venía a que se termine la droga en la provincia. Se desparramó por toda la provincia completa. Hasta en las ciudades más chiquitas te decían que tenían un problema grave con el narcotráfico y con la narcocriminalidad. El 64% de los homicidios de Rosario son producto de la narcocriminalidad. Tenemos una inseguridad terrible. No se hizo nada ni en lo nacional ni en la provincia.
—En la provincia de Buenos Aires se presentó Facundo Manes. Al haber una interna entre el PRO y el radicalismo, se generó una campaña más caliente. En Santa Fe hubo una interna y sin embargo la diferencia de resultados es la misma que la nacional. No parecería tener incidencia electoral.
—En el caso nuestro, se tiraron con todo. Eran dos listas: el gobernador apoyaba una, y de hecho era suplente de La Cámpora en una lista, la que ganó, y la vicegobernadora en la otra. Se tiraban hasta con narcotráfico entre ellos, con acusaciones cruzadas muy fuertes.
—En la provincia de Buenos Aires fueron a unas PASO, las de la oposición, en las que hubo una competencia cordial.
—Más liviana. La de la provincia de Santa Fe fue muy pesada. En Juntos por el Cambio fuimos cuatro listas. Cada una estaba apoyada por algún referente a nivel nacional. La única que no estaba apoyada por ningún referente nacional era la nuestra. Un grupo de dirigentes del PRO, de la Unión Cívica Radical, que no teníamos apoyo de nadie.
—¿Las PASO pueden terminar siendo contraproducentes si el conflicto entre los candidatos es autodestructivo?
—Obviamente en unas PASO se muestran diferencias dentro de un mismo espacio. Es mucho mayor lo que tenés en común. Es más difícil encontrar diferencias. Nosotros marcamos diferencias con las otras listas, pero nunca fue una cuestión personal. Lo que nos diferenciaba con la lista de Federico Angelini es que si era elegido senador, esa banca podía llegar a ser captada por el kirchnerismo. Por suerte eso no pasa. Es una banca asegurada, porque está él en esa banca. No hubo ofensas personales ni críticas vinculadas al narcotráfico. Nadie dijo de otro que era un ladrón.
—Cuestiones morales.
—La gente también vio eso. Cuando recorríamos la provincia, la gente nos pedía que estemos juntos.
—Corrientes, Entre Ríos, Santa Fe, Córdoba, se comportaron de la misma manera. ¿Hay un ecosistema político de las provincias productoras?
—Sí, puede ser.
—¿Vicentin tuvo un papel negativo en el resultado del oficialismo en Santa Fe?
—En Vicentin debe actuar la Justicia, pura y exclusivamente.
—Me refiero a consecuencias electorales.
—Hablo de los acreedores de Vicentin.
—Me refiero a la intención de intervenir.
—Mi compañero de fórmula, Dionisio Scarpin, el intendente de Avellaneda, es quien se puso al hombro la lucha en contra del gobierno nacional a favor de la propiedad privada. No fue a favor de una empresa. Fue a favor de la propiedad privada. Todos sabíamos que si iban por Vicentin, después iban a ir por todo. Se sabía que se habían repartido hasta las diferentes empresas que tiene Vicentin.
—Pareciera que hubo consecuencias electorales.
—Para el gobierno nacional. Dioniso Scarpin fue muy valiente en ese momento.
—¿Hay un corte generacional en Santa Fe y en otras regiones?
—Más que generacional es gente que viene de afuera de la política, con trayectoria en otros lugares, en mi caso el periodismo. Se buscan personas conocidas.
—Que sean jóvenes en la política.
—Sí.
—¿El socialismo de Santa Fe no puede sobrevivir a la polarización actual?
—No pudo. Estoy convencida de que terminará integrando Juntos por el Cambio. Si no, tenderá a desaparecer. Es cierto que en Santa Fe tuvo un rol muy importante durante los últimos tiempos. Pero con la desaparición de Lifschitz cambió muchísimo. No surgió un líder con sus votos.
—Lifschitz hace dos años luchaba por la tercera vía con Omar Perotti. En ese momento hasta con Sergio Massa, pero esencialmente con Roberto Lavagna. Hoy se habla sobre que Perotti también trató de crear un peronismo sui generis, distinto del alineamiento nacional. Podría estar cerca de este peronismo federal no kirchnerista que quiere representar Juan Schiaretti. ¿Perotti puede aliarse con Schiaretti y que eso signifique un atractivo para el socialismo?
—Perotti hizo todo lo que pidió Cristina Kirchner. Fue funcional al kirchnerismo. Fue suplente de La Cámpora ahora en las elecciones. Es difícil que la gente le crea que es una tercera vía. Sería engañar a la gente.
—¿Esperabas algo distinto de Perotti?
—Esperaba que cumpla su palabra. Que viniera a hacer algo diferente, y a frenar el narcotráfico.
—¿Se veía como alguien más independiente del kirchnerismo hace dos años?
—Se veía como se vio en algún momento a Alberto Fernández, como moderado. Una persona que venía a traer algo distinto. Terminó igual.
—En su momento Emilio Monzó intentó sumar a Perotti a Juntos por el Cambio.
—La coyuntura de hoy no permite una tercera vía.
—¿Hay fuerzas que lo impiden?
—La grieta es muy fuerte y potente. Termina siendo moral también. Tenemos un kirchnerismo al que no podés darlo por muerto nunca. Seguirá avanzando todo lo que pueda. La línea está trazada ahí. Por eso, el peronismo puede estar dentro de Juntos por el Cambio. No al kirchnerismo, porque no creen en la República.
—Una de las hipótesis que se barajan es que el gobernador de Córdoba, que no puede ser reelecto porque ya tiene dos gobernaciones, puede integrarse a Juntos por el Cambio. Se dice que Horacio Rodríguez Larreta le ofrecería ser candidato a vicepresidente. ¿Schiaretti puede llegar a un acuerdo con Juntos por el Cambio, pero no Perotti?
—Juan Schiaretti siempre mantuvo una posición bastante clara respecto al kirchnerismo. Fue mucho más claro que Perotti. Puede estar en Juntos por el Cambio. Me cuesta con Perotti: lo veo muy ligado al kirchnerismo.
—¿Qué hará finalmente?
—Nunca hizo lo que dijo que iba a hacer. Dijo que llegaba con la paz y el orden, y no lo hizo. Tiene 90 mil millones de pesos guardados en plazos fijos que no utilizó durante la pandemia para construir, por ejemplo, 72 hospitales de mediana complejidad. O mejorar nuestras rutas.
—¿Podrá en los próximos dos años modificar sus resultados y ser competitivo como Alberto Fernández?
—Será parecido a Alberto Fernández lo que le suceda.
—¿Tampoco Alberto Fernández podrá dar vuelta la situación en los próximos dos años?
—Alberto Fernández no tiene ninguna posibilidad. No lo veo y no creo que lo dejen. Se observa en los últimos meses cómo cae la imagen que cualquiera tiene de él. No me refiero a la imagen de las encuestas, sino a cuando lo ves hacer el ridículo en el exterior, cuando dice que no perdieron las elecciones. En un momento llama al diálogo a la oposición y al rato la critica. Cuesta ver que pueda salir de la situación en la que está inmerso.
—Decías que los votantes quieren personas que vengan de fuera de la política. Santa Fe es como la cuna de esa tendencia: tuviste a Carlos Reutemann, a Miguel Del Sel; ahora vos, Marcelo Lewandowski. ¿Hay alguna particularidad en la provincia que motive eso?
—Debería ser de las provincias centrales del país, no a nivel geográfico, sino por su nivel de productividad, población y recursos. Debería ser una provincia mimada. Sucede todo lo contrario. Es una de las más olvidadas por los gobiernos nacionales.
—¿En esa competencia por el segundo lugar Córdoba la superó como provincia y como ciudad a Rosario?
—Es lo que pasó y lo que hay que revertir.
—¿Cómo explicás lo de los periodistas candidatos?
—Tiene bastante sentido. Trabajé en periodismo durante 17 años. La gente me vio en la tele todo ese tiempo. Me escuchó. Aprendió a conocerme. Soy una persona bastante transparente. Me ves y te das cuenta lo que pienso, lo que siento. Me cuesta ocultar las emociones. No solo me semblantearon este tiempo, sino conocieron mis posiciones en los diferentes temas. En 17 años, el pensamiento y la persona evolucionan. No pienso igual, pero sí hay una coherencia. Es algo que la gente valora. Te das cuenta cuando una persona te está siendo sincera. Siempre dije la verdad. La Argentina necesita gente que transmita eso: transparencia, verdad. Deseo traer al Congreso valores que tienen que ver con el periodismo. El mayor capital que tenemos es la credibilidad. La gente sabe quién sos y puede creerte.
—¿Cuál es tu propia opinión sobre el periodismo militante?
—No me gusta. Pero cada uno hace lo que puede y lo que siente. En el momento en el que decidí trabajar en política, dejé el periodismo. Es una cosa u otra. No me gusta el periodista funcionario. Durante el gobierno de Mauricio Macri fui crítica. Durante la campaña también lo critiqué. Eso también da coherencia. No es que porque hoy soy Juntos por el Cambio dejo de criticar lo que está mal. Lo que está mal está mal hoy, ayer y siempre. Lo mismo sucede con lo que está bien. Eso es lo que la gente valora.
—Habrá un “6-7-9 Evolución”. ¿Qué recordás de “6-7-8” y qué te parece este proyecto actual que despierta tanta crítica?
—Es un programa facho, un programa de escraches. O sea, un programa de aprietes. En la época de 6-7-8 al mismo tiempo teníamos a una Hebe de Bonafini haciendo gigantografías de periodistas en Plaza de Mayo y llamando a la gente a que los escupa. Muestra lo peor de la sociedad.
—¿Y el periodismo militante no kirchnerista te produce el mismo rechazo?
—Hubo periodistas militantes en la época de Mauricio Macri. Hay periodistas oficialistas. También me provoca lo mismo. El periodismo debe ser eso: periodismo. Obvio que todos tienen ideas políticas. La gente se confunde cuando dicen: “Vos también eras periodista militante”. No. Expresaba mis ideas.
—¿Te preocupa la polarización en el periodismo y el estilo muy asertivo?
—No me gusta. A mí me parece que el periodista tiene que ser periodista y así no vas a ser ecuánime.
"Salvo el kirchnerismo, los peronistas pueden sumarse a Juntos por el Cambio"
—¿Te sentías cómoda cuando estabas con Baby Etchecopar?
—Me sentía cómoda. Cuando no estaba de acuerdo con todo lo que decíamos, lo expresaba. En el momento con Baby no militábamos un gobierno, sino todo lo contrario...
—Mi pregunta es por el exceso de adjetivos como metodología periodística.
—¿Te referís al exceso de crítica?
—Al exceso de crítica en un sentido o en el otro. Sobre todo cuando no es de fondo. Me refiero a que haya una direccionalidad y que el tono sea poco educado.
—Baby tiene un estilo y la gente lo elige. Lo adoran porque dice lo que la gente quiere y no puede. No te puedo explicar la cantidad de gente que me hablaba de él cuando recorrí Santa Fe.
—¿Qué pasaría si fuese candidato?
—No sé. Te juro que no lo sé.
—¿Sería muy popular y votado?
—Muy popular seguro. Pero nunca se sabe cómo reacciona la gente.
—¿Podría ser candidato y, como se dice, “traspasar la pantalla”?
—No sé si siempre es así.
—Podría decirse que Javier Milei en la política se expresa de una manera tan contundente como Baby en el periodismo. ¿Ese estilo lo llevó a una popularidad que terminó dándole votos?
—Tienen estilos diferentes. Javier se pone a gritar de una forma tremenda. Aun así, me parece una buena persona, pero creo que es un estilo diferente al de Baby. Ambos son muy disruptivos. Esa disrupción hizo que Javier enamore a muchos jóvenes. Está ingresando en la política hoy, aunque su discurso es antipolítico. Lo hace porque es la única herramienta para cambiar las cosas.
—¿Hablaste con él?
—Muchas veces.
—¿Qué es entrar a la política viniendo desde afuera ocupando un rol estelar en ambos casos?
—Yo lo sentí todo como muy natural. Sorprendía mucho a mi grupo. Me gusta mucho el contacto con la gente. Siempre tuve mucha empatía con la gente. Desde el noticiero, muchas veces me quedaba muy enganchada y trataba de resolver algunas cosas desde afuera de lo que era el programa. Con la política, esos problemas que quería resolver y tenía limitaciones, o que quería llevar al noticiero y no podía, ahora quizás voy a poder ayudar a resolverlos. Ayudar a la gente. Me resultó un paso natural.
—No te generó ninguna sensación de cambio. Estabas haciendo lo mismo.
—La campaña no me resultó una situación de cambio.
—¿Puede ser distinto ahora que ejerzas el cargo?
—Por supuesto que será diferente. Sé que tengo una responsabilidad enorme.
—Otra persona que ubica como elemento central la empatía es Facundo Manes. ¿Los radicales están descubriendo la empatía?
—La gente está cansada de que los políticos no tengan empatía con nadie. Que miren otra película y no se enfoquen en los problemas de todos. Cuando ves a una persona que es empática, que realmente le importa lo que le estás diciendo, es importante para todos. Lo es para mí como ciudadana. También sufrí la falta de empatía de los sucesivos gobiernos, especialmente de este.
—¿Macri tenía empatía?
—Una de las cuestiones que más le puedo criticar es que se encerró mucho. Se alejó de la gente. Creo que aprendió de la experiencia. Recorrí algunos lugares de la provincia de Santa Fe con él y lo noté muy distinto.
—¿Redescubrir la empatía en el radicalismo es parte de un renacimiento?
—Todos los radicales admiramos a Raúl Alfonsín. Nadie como él en cuanto a empatía. Para los radicales es un norte. No sé si es para todos los radicales nada más. Hoy lo están redescubriendo. Trasciende totalmente al radicalismo.
—La falta de empatía alude a un político más tecnócrata, más preocupado del mundo de las ideas que del contacto con las personas. Algo que suele decirse de los socialistas.
—No sé. Quizás sí. Por eso estuvieron durante tanto tiempo en el poder en Santa Fe, pero tampoco hicieron nada. Los problemas de la provincia siguen siendo los mismos desde hace muchos años. Y se instaló el narcotráfico. Y no fue de un día para otro.
—¿Qué opinás sobre la existencia de un ministerio de la mujer? ¿Qué pensaste cuando Alberto Fernández dijo “estamos terminando con el patriarcado”?
—Mintió, como siempre. A la primera que le echó la culpa cuando fue lo de la fiesta de cumpleaños es a Fabiola. Aníbal Fernández me criticó poniendo una foto mía en Twitter comiendo con Juana Viale y diciendo “en la oposición hacen casting”. Úrsula Vargues, muy afecta a este gobierno, criticándome y haciendo burla a ese video que vos mencionabas, parodiándolo de una forma tremenda. Ninguna de las sororas salió a decir nada. Hay sororidad selectiva. Cuando hay un ministerio de la mujer, la ministra se abraza con dictadores, machistas y homofóbicos. Hay una doble vara muchas veces.
—¿Cuál es tu visión respecto del machismo en la política?
—El machismo está en todos lados. La política no escapa de eso.
—¿Hay más en la política?
—No sé si más. Te lo puedo contestar en un año. Vengo de una lista que encabezaba yo. Nuestra lista en Rosario de concejales también la encabezaba Anita Martínez, una mujer. No vengo de un grupo político machista. No lo viví, no lo percibí, pero estoy segura de que existe el machismo en la política.
—Dijiste: “Me parece que siempre que convoquen el diálogo hay que ir, pero si vamos todos y el diálogo es real y se tiene que dar en el Congreso”. ¿Cómo será ese diálogo y tu rol en el Congreso?
—Me imagino dialogando, debatiendo con respeto todos los temas. ¿Por qué creo que tiene que ser el Congreso? Porque este gobierno se dedicó a engañar. No te olvides las fotos con los intendentes. Los llamaron, les dijeron que se iba a anunciar algo, y finalmente se anunció otra cosa. Los dejaron sentaditos para la foto en la conferencia de prensa. El engaño permanente, esa ventajita permanente es lo que hace este gobierno.
—¿Pensás que los acuerdos se utilizarán de otra manera?
—Miedo no les tengo, pero sospecha. Son sospechosos porque siempre engañaron, se manejaron con mentiras. Es el famoso relato del que hablamos siempre. En cada tema hay un relato. Es un gobierno al que no le cree la gente. Los argentinos se van del país porque no le creen a este gobierno. No creen que vaya a hacer nada. Lo mismo sucede con las inversiones. También se van las embajadas.
—¿Votarás el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional?
—Hay que ver los puntos de ese acuerdo. Hay que hacer un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. Pero debe ser sustentable para la Argentina. Dentro de esa sustentabilidad, sí o sí tiene que haber un acuerdo. No podemos quedarnos al margen del mundo.
—Vos vas a ir a un Senado en que por primera vez desde la llegada a la democracia, el peronismo no tiene quórum propio. ¿Lo más relevante de estas elecciones es lo sucedido allí?
—Por eso fueron históricas estas elecciones. Por eso nosotros insistimos mucho en eso. Puede ser histórico lo que hagamos. Ellos son 35, nosotros 33, los que quedan afuera estarán observados. Hasta ahora no se hablaba de quién se sentaba, quién no, quién daba quórum. Se hablaba poquito, en un círculo rojo muy chiquito. Era tema de periodistas.
—Con diferencias tan grandes no había lugar para sorpresas.
—Por eso. Hoy concibo un Senado de la Nación en el que cada uno de los que se sienten tendrá una responsabilidad enorme frente a la gente. Los periodistas deberán hacer mucho hincapié en la responsabilidad de cada uno de quienes nos sentemos en los lugares. Ver cómo se actúa en cada una de las leyes y cada uno de los que levanten la mano y por qué lo hacen.
"Juntos por el Cambio es la única manera de sacarnos al populismo de encima"
—Cuando Macri asume, el argumento fue que tenía minoría en las dos Cámaras, poquísimos senadores, casi ninguno o poquísimos gobernadores. Si Juntos por el Cambio vuelve al gobierno en 2023, naturalmente va a tener mayoría en las dos cámaras porque hoy está prácticamente empatado o muy cerca de empatar en las dos, y para ser presidente tiene que ganar las elecciones de 2023, y se renuevan un tercio de los senadores y la mitad de los diputados. A partir de ese momento sería por primera vez que un partido diferente del peronismo tendría mayoría en las dos Cámaras. ¿Cambiaría la dinámica de la política argentina?
—Juntos por el Cambio es muy diferente al kirchnerismo. El kirchnerismo intenta meterse siempre por donde puede.
—¿Podrá hacer más reformas un gobierno que no sea peronista?
—Se van a poder hacer las reformas, sí. Pero Juntos por el Cambio hará pasar las cosas por el Congreso de la Nación de todas maneras y con debate. El kirchnerismo atropella.
—¿No va a hacer abuso de posición dominante?
—Exacto. El kirchnerismo, si puede, te atropella. Y si tiene posición dominante, te pasa por arriba sin mirarte. Juntos por el Cambio no tiene esa forma de pensar. Es una coalición totalmente diferente al kirchnerismo. Creemos en los valores de la república. No tenemos ese espíritu. Será una oportunidad de hacer las cosas bien.
—¿Cómo debería la interna de Juntos por el Cambio para que sea una coalición más institucionalizada?
—Seguramente habrá acuerdo. Al mismo tiempo me encantaría que la gente elija como ahora. Que elija quiénes serán candidatos a presidente.
—Hubo dos modalidades. En la provincia de Buenos Aires hubo dos listas de los dos partidos mayoritarios, del PRO por un lado y de los radicales por el otro, mientras que en Córdoba hubo mezcla del PRO y del radicalismo.
—En Santa Fe también.
—¿Qué modelo sería el mejor?
—Mezclado. Somos Juntos por el Cambio. Nuestra lista era excelente en ese sentido. Teníamos radicalismo y PRO prácticamente en la misma medida. Debe ser así. Hoy somos Juntos por el Cambio. Lo que nos hace fuertes es esta unión, entonces. Trato de no generar esa división, porque ahí es donde se meten ellos.
—¿Un radicalismo empoderado puede sentir que es el momento de que el candidato a presidente sea radical y busque una homogeneización y en cada uno de los distritos fueran cabeza de lista radicales?
—El radicalismo y el PRO son inteligentes. Buscarán las mejores opciones para llegar al objetivo principal: sacar a la Argentina adelante. Que haya un próximo presidente y vicepresidente de Juntos por el Cambio. Es la única forma de llevar a Argentina adelante y de sacarnos el populismo de encima, que es lo que nos está llevando al abismo. Eso, más allá de que pueda haber algún tipo de competencia interna.
—¿Quiénes te gustarían por lo menos a vos que fueran los candidatos a presidente?
—Todos aquellos que sientan que tienen algo para aportarle al país. Sé que Mauricio Macri quiere jugar, quiere ser candidato a presidente. Sé que Horacio Rodríguez Larreta también. Sé que Facundo Manes también. Patricia Bullrich también dijo que quería ser candidata. Gerardo Morales. Alfredo Cornejo.
—¿Macri competiría con Patricia Bullrich?
—No lo sé. Primero existirán acuerdos anteriores y la gente eligirá la fórmula.
—¿Imaginás a Macri candidato?
—Sé que hoy quiere ser candidato. Estoy convencida de que sí.
—Monzó en esta misma serie de reportajes en la semana anterior planteaba que Macri tiene muchas posibilidades de ganar la interna del PRO, pero luego le pasa lo mismo de Cristina Kirchner, que tiene una alta tasa de rechazo, entonces no podría ganar en un ballottage. Podría ganarle a Horacio Rodríguez Larreta o impedirle a ser presidente, pero no llegaría. ¿El índice de rechazo que hoy tiene se puede reducir con los años?
—Faltan dos años. Y en Argentina estamos acostumbrados a que dos años sea un abismo.
—¿Cristina Kirchner podría reducir su imagen negativa y ser candidata a presidenta?
—No creo.
—Pero tiene el mismo nivel de rechazo. ¿El rechazo a Cristina es más sólido?
—Sí, realmente es más sólido.
—Hay una consolidación de un 40% de votos para Juntos por el Cambio.
—Es más, porque en legisladores a veces la gente vota a otras fuerzas. Ante una candidatura presidencial es otra historia.
—Pero podríamos decir que Macri obtuvo el 41% de los votos, y en la primera vuelta la vez anterior no había sobrepasado eso sensiblemente. Para ganar en primera vuelta necesita más de 10% de diferencia. O pasar el 45%. ¿Para llegar a ese número se necesita ampliar con peronistas?
—Un sector o parte del peronismo que terminará dentro de Juntos por el Cambio. Si llegará a una fórmula presidencial, no lo sé. Falta mucho para 2023. Parece que fuera acá nomás, pero en una Argentina convulsionada como la que tenemos con una coalición de gobierno en donde se están tirando con todo lo que pueden y se detestan y no se hablan y tenemos un presidente tan desempoderado, es mucho tiempo. Con todas estas situaciones tan graves que tenemos, no me sentiría yo responsable si me pongo a pensar seriamente en lo que va a pasar en 2023. Me parece que tenemos que trabajar hoy todos juntos.
—Pero es muy importante construir ante la responsabilidad de un gobierno en 2023.
—A eso voy. Hay que trabajar todos juntos. Ir construyendo, pero más allá de quién sea el candidato o la candidata. Hay que ir construyendo y consolidando Juntos por el Cambio ampliado y muy fuerte. Es lo que hay que hacer para llegar realmente al poder nuevamente en 2023.
“El próximo gobernador o gobernadora de Santa Fe será de Juntos por el Cambio”
—¿El próximo gobernador de Santa Fe será radical?
—Es muy probable que sí. Estoy convencida de que habrá un futuro gobernador o gobernadora de Juntos por el Cambio, más allá de si es radicalismo, PRO o Coalición Cívica.
—¿Quién será ese candidato?
—Hay muchos. Uno Dioniso Scarpin. Estoy segura de que a Dionisio le encantaría ser gobernador de provincia.
—¿Vos?
—Hoy intento ser la mejor senadora que pueda. Representar a los santafesinos lo mejor que pueda. El senador defiende los intereses de su provincia. Tuvimos una provincia muy mal defendida los últimos tiempos. Los dos senadores kirchneristas hasta el 10 de diciembre votaron una ley de biocombustibles que perjudicaba a once provincias. La que más sufría era Santa Fe. Necesitamos alguien que nos defienda. Cuando fue el tema del cierre de las exportaciones de carne, tampoco dijeron nada, más allá de que no pasó por el Congreso. Se dedicaron a ser levantamanos del oficialismo. Entonces, me parece que eso también los perjudicó en las elecciones.
—¿Qué hará el antiguo socialismo en un momento de definición?
—Espero que voten a favor de Juntos por el Cambio. Me inclinaría a pensar eso. Juntos por el Cambio tiene que ampliarse muchísimo más. Es probable que parte del socialismo termine integrando Juntos por el Cambio. Tiene que ampliarse incluso al peronismo, al peronismo republicano.
—¿Cómo analizás las figuras de Hermes Binner, Miguel Lifschitz o Margarita Stolbizer?
—Son personas honestas, más allá de que tenga diferencias probablemente en muchas cosas. Los tres son personas honestas. Dos de ellos fallecieron, fueron personas honestas, queridas y respetadas. Lifschitz, a quien me tocó conocer bastante en Rosario, me pareció siempre que era una persona transparente. Quería lo mejor para la provincia.
—Si no hubiera fallecido por covid-19, ¿el socialismo hubiese tenido mejor performance electoral?
—Probablemente hubiera estado dentro de Juntos por el Cambio.
—¿Te dio un poco de pena ver a Clara García, a su viuda, sacando tan pocos votos?
—Me hubiera gustado que se integre a Juntos por el Cambio. Era el espíritu de Miguel.
“Tuve que vencer mis propios prejuicios en torno a la belleza y la mirada del otro”
—Durante la campaña hubo un video en Instagram con una actitud que era: “Chicos, sé que ustedes están muy calientes”, que generó una interpretación polisémica.
—Se viralizó, pero no fue algo a propósito. Fue un chiste y entre nosotros, nada más. Podría haberme dado cuenta de que cualquier cosa se puede viralizar. Debería haber sido consciente en ese momento. No lo fui y se viralizó. Pero fue un chiste.
—¿Hasta qué punto la belleza jugó un papel en tu carrera política?
—En cualquier carrera periodística política la belleza abre puertas y ayuda. Pero si vos te quedás solamente en eso, no funciona. La gente se da cuenta.
—Es condición necesaria, pero no suficiente.
—¿Te parece que toda la gente que está en el periodismo es linda? No me parece que sea necesaria. Sí abre puertas.
—En el caso de Fox se hizo especialmente un documental y hay una serie de controversias jurídicas muy importantes, había un patrón de belleza. Acá hay canales de noticias que imitan eso.
—Creo que te abre puertas. También te las cierra porque hay mucho prejuicio.
—¿La rubia tonta?
—Sí. Fui modelo en los 90. Había mucho prejuicio sobre la rubia hueca. Siguió existiendo ese prejuicio. Cuando ingresé en los medios, me decían que podía hablar solo de algunos temas. Tuve que vencer mi propio prejuicio. Cuando ingresé a trabajar en América, hice un reemplazo sobre espectáculos. No me gustaba, porque sentía que era encasillarme. Y yo quería hacer otra cosa. Tuve que vencer mi propio prejuicio sobre la mirada del otro. Yo sabía que no era la rubia hueca, como decís vos. Tenía el peso de la mirada ajena.
—Yo no lo digo.
—(ríe) Sé que no lo decís. Pero sentía esa mirada del otro. Y me afectaba.
—Uno se constituye con la mirada del otro.
—Por eso tuve que romper ese prejuicio primero.
—¿Ser electa senadora es haber dado toda la vuelta?
—¿Vos pensas que todavía no está eso? Lo veo en algunas preguntas de algunos periodistas.
—Vos sentís que todavía está.
—Sí. Lo veo en algunas preguntas de algunos periodistas en algunas entrevistas. Las dejo pasar porque considero que estoy por encima de eso. Hablaba con alguien sobre eso. ¿Viste el famoso dicho de una película: “que no te vean venir”? Es mejor que no te vean venir.
—¿Que te subestimen?
—Sí.
—¿Cuándo te sacaste eso de encima?
—No te podría decir un momento o una fecha.
—¿Cuando empezaste a hacer periodismo político?
—Antes. Uno se va fortaleciendo como persona con el paso de los años. Sabés qué logras por vos misma y que nadie te esté ayudando para lograr cosas. Te dan oportunidades. Cada día que estás en el aire, hay una oportunidad que te están dando.
Producción: Pablo Helman y Natalia Gelfman.