PERIODISMO PURO
Entrevista

Cristian Ritondo: "El problema es Alberto, no Cristina"

Fue de los primeros peronistas, con Diego Santilli, que se unieron al macrismo incipiente, luego del “que se vayan todos”. Participó de la mesa chica de Cambiemos y hoy trabaja en una cámara en la que están pesos pesados como Sergio Massa, Máximo Kirchner, Alfredo Cornejo y Mario Negri. Allí conserva la lealtad por quien fue y es su referente: la ex gobernadora de la Provincia, María Eugenia Vidal. Dice que Mauricio Macri tiene un lugar más importante como ex presidente y fundador que como futuro candidato. Responde que la “Ciudad tiene muy buenos dirigentes” cuando se le pregunta por las aspiraciones electorales de Patricia Bullrich. Considera que no hay que confundir al kirchnerismo con el peronismo y que es un problema que el Presidente diga que hace lo que CFK le mandó.

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Candidata a presidenta. “La mejor candidata que podría tener Juntos por el Cambio es María Eugenia Vidal”. “Ojalá la convenza para que encabece la lista de diputados en 2021”. | MARCELO DUBINI

—Desde afuera y con tu historia peronista, ¿cómo ves el vínculo de Cristina Kirchner y Alberto Fernández?

—Es difícil comprender, principalmente desde la historia del peronismo y del presidencialismo en la Argentina. El Presidente es quien comanda, quien conduce, quien lleva adelante las políticas tanto internas como de gestión. Los vicepresidentes no tienen una figura tan relevante como la de Cristina. La historia comienza con una vicepresidenta que anuncia quién va a ser el candidato a presidente. Separo el peronismo del kirchnerismo. No es lo mismo. Hay cuestiones e ideas que tenían que ver con el ascenso social, con la posibilidad de igualdad de la escuela pública con la privada. La oportunidad de igualdades entre los que más tienen y los que menos.

—¿Vos te sentís peronista, pero nunca te sentiste kirchnerista? 

—Nunca me sentí kirchnerista. Pero también hago una autocrítica desde el peronismo. Lo digo por aquellos que creen que no se pueden hacer autocríticas de los procesos históricos. A fines de 2002, principios de 2003, tomamos la determinación, un grupo de peronistas que veníamos de ganar una interna en la Ciudad de Buenos Aires junto con Diego Santilli, de hacer un frente común con el incipiente Mauricio Macri, con un partido nuevo que era Compromiso por el Cambio en la Ciudad de Buenos Aires. Sufrimos la derrota de 2003, pero eso nos animó mucho más a pensar que podíamos armar una alternativa no solamente en la Ciudad sino en el país, que tuviera como base quienes veníamos del peronismo, quienes venían del radicalismo, quienes venían de partidos de centro, independientes, gente de organizaciones que se sumaban a la política después del “que se vayan todos” de fines de 2001/2002. La alternativa de hacer atractivo un polo que podía tener un análisis mucho más amplio que una sola mirada, un solo discurso.

—¿El PRO se fue desperonizando progresivamente? 

—No lo veo tanto como un tema del peronismo. Pero hubo un crecimiento exponencial en el que vienen muchos dirigentes de todo el país, no solo de la Provincia y de la Ciudad. No era solo una alianza. El PRO incorpora hombres y mujeres provenientes de muchos sectores.

“Juntos por el Cambio, y principalmente el PRO, necesita de más unidad, no de más competencia.”

—Pero en algún momento empezaron a formular críticas respecto al peronismo como causa del atraso de Argentina.

—Se debe a la falta de autocrítica del peronismo. La autocrítica debe ser permanente. Cuando uno termina el día, todos hacemos un pequeño análisis en cualquier aspecto de la vida de lo que fuimos haciendo. El peronismo tiene pendiente esa autocrítica.

—¿La decadencia argentina coincide con la emergencia del peronismo?

—Tiene que ver con lo que nos fue pasando a los argentinos, no solo con un partido.

—Dijiste que “en este momento de tanta angustia de los argentinos, la exposición de fracturas internas genera mayor incertidumbre”. ¿El problema es Cristina? 

—El problema es Alberto, no Cristina. Un presidente que empieza su discurso diciendo “hice lo que me dijiste”. 

Cristian Ritondo, en la entrevista con Jorge Fontevecchia.
Moyano en Independiente. “Nos encontramos con un club cerrado que se pintó de verde en vez de rojo. Parecía el sindicato camionero”. (Foto Marcelo Dubini)

—“Lo que me mandaste”. 

—Exacto. Y es mucho peor. Un presidente que dice: “Nos quieren hacer pelear”. Ninguno de nosotros le dice a Cristina, su vicepresidenta, lo que tiene que decir. La pelea es interna. En un país en el que los chicos no tuvieron clases, en el que la salud está en emergencia por la cantidad de muertos y enfermos por el Covid-19, en el que el trabajo entra en emergencia. La canasta básica del Indec dice se necesitan 51 mil pesos. El 50% de los hogares vive con menos de esa cifra. El 50% de los hogares en la Argentina está debajo de la línea de pobreza.

—Se podría decir que esa responsabilidad mayormente la tiene Mauricio Macri y no Alberto Fernández porque la caída del salario real en 2018 y 2019 fue del 20%. En cambio, la caída del salario real del primer año de Alberto Fernández con todas las discusiones será del 6%.

—Tenemos una caída mucho más profunda que el 6%. 

—Me refería a los empleados en relación de dependencia.

—Pero el problema es la falta de empleo.

—La caída del empleo ahora ha sido mucho mayor.

—La caída del empleo, la cantidad de comercios cerrados en distintos puntos del Conurbano, de la Ciudad de Buenos Aires. A eso se suma la cantidad de empresas y de pymes que cerraron.

—La pandemia afecta en ese sentido.

—Y las malas medidas económicas también. Hay una agenda diferente. El Gobierno tiene una agenda en la que discute temas que no tienen que ver con lo que le pasa a la sociedad.

—¿Cambiemos fracasó económicamente?

—Sin dudas. Tuvimos grandes errores económicos, aunque no es lo único que tiene que hacer un gobierno. También es cierto que este año demostró que quienes dijeron que venían a llenar la heladera de asado no lo hicieron, ni mucho menos.

“El 50% de los hogares en la Argentina está debajo de la línea de pobreza.”

—Al final del debate de la ley del aborto tuviste una pelea con Sergio Massa. Le dijiste: “Usted incumplió su palabra”, en medio de una discusión puntual, aunque agregaste “más allá del afecto que yo le tengo”. Mauricio Macri lo llamaba “Ventajita”. ¿Cómo es tu relación con el presidente de la cámara?

—Tengo una relación con Sergio que va más allá de las diferencias políticas. Cuando le dije que no cumplió la palabra, tenía que ver con algo que se había hablado sobre la participación de la gente dentro del Congreso de la Nación. Como opositor en la provincia de Buenos Aires, conmigo siempre cumplió con su palabra. Por eso mismo dije “con el cariño y con el respeto, esta vez no”. La palabra era que iba a entrar mucha menos gente que la que entró. Habíamos hecho un gran esfuerzo para volver a hacer presencial. Muchos hicieron un esfuerzo para hacerlo, hay que cuidarlos y me parecía que había que tenerlo en cuenta.

—¿Cómo es negociar políticamente con Máximo Kirchner?

—Las negociaciones son las de Labor Parlamentaria. La agenda del Gobierno no es la nuestra. Es una negociación difícil para colocar en esa agenda cosas que nos preocupan a nosotros y a la sociedad. A veces lo logramos, a veces no. Hay temas en que podemos lograr consensos. Por ejemplo, el proyecto que presenté de los 5 mil millones de pesos para el fondo de infraestructura de la provincia de Buenos Aires tuvo muy buena recepción de Máximo y de Sergio.

—¿Se puede hacer una carrera política sin hablar públicamente en los medios?

—No voy a hablar por él. Pero cree que la política se puede hacer de otra forma, a través de la relación con la gente. Se encarga de caminar mucho el Conurbano y de recibir a muchísimos dirigentes. Estamos en el mismo piso, usamos el mismo ascensor. Veo muchísima cantidad de dirigentes, desde ministros a gobernadores, que van a su despacho. También es cierto que en el territorio, en Moreno, en Quilmes, se ve a Máximo reunirse desde con consejeros escolares hasta con intendentes.

—¿El kirchnerismo se va convirtiendo en un partido del Conurbano?

—Pero le tenemos que dar pelea quienes creemos que hay un Conurbano que tiene que vivir mejor, que puede ser superador, que pueda verse el reflejo del proceso que se hizo en la Cuidad de Buenos Aires.

—¿No hay algo de reminiscencia con lo que respresentó Eduardo Duhalde? ¿Una idea de que el verdadero poder a nivel nacional se concentra a la Provincia?

—Lo cierto es un número. Es muy difícil ganar una elección nacional sin vencer en la provincia de Buenos Aires. Allí el 70% de su electorado está concentrado en el Conurbano. En la primera y en la tercera secciones electorales se juega gran parte de la elección. En la tercera sección estuvo dada gran parte de nuestra derrota electoral. El desafío de Juntos por el Cambio y de cualquier alternativa en la Argentina es construirse dentro de los sectores populares y cambiar una lógica política que viene imperando durante años.

—Miguel Ángel Pichetto dijo que La Cámpora evolucionará hacia la socialdemocracia. ¿Ves posible que se transforme en una izquierda moderada?

—Ojalá. Todavía es una estructura militante muy fuerte que desarrolla desde trabajo social a intendentes y que tiene la territorialidad como principal objetivo de desplazamiento. Veo una organización muy fuerte, muy concentrada desde su conducción, que es Máximo Kirchner. Tienen una lógica de crecimiento territorial que se percibe. Desde ahí entienden que no se pueden suspender las PASO. Quieren dar la disputa por el poder en ese momento.

—¿Cuál es tu posición acerca de las PASO?

—No deben suspenderse, se podrían fijar otras formas donde hay listas únicas.

—¿Que no se vote en aquellos lugares donde no hay discusión?

—El sistema democrático está formalizado de esta manera. Desde hace tiempo, ante un proceso electoral, sabemos que vamos a tener que inscribir las alianzas para el mes de marzo del año siguiente, tener que conformar las listas. Medimos los tiempos electorales así. Modificar eso, y mucho más faltando tan poco y sin el consenso necesario, es muy malo para el sistema democrático.

—Gustavo Bordet dijo, en este mismo ciclo de reportajes, que tendría que ser el propio Alberto Fernández el candidato del Frente de Todos en 2023. ¿Habrá disputa entre el peronismo y el kirchnerismo para la candidatura presidencial de 2023? 

—El peronismo no se le anima porque no tiene el volumen político electoral del kirchnerismo. El kirchnerismo sigue siendo el centro de la escena en el Frente de Todos.

—¿No alcanza con tener la lapicera?

—No. Aparte, el peronismo no tiene la lapicera. Lo demostró Cristina en su video en el que anunció su candidato a presidente. En la provincia de Buenos Aires los intendentes no pudieron ni llegar a una interna contra Áxel Kicillof. Los dos principales cargos electorales de Argentina salieron del kirchnerismo.

“Tengo una relación con Sergio Massa que va más allá de las diferencias políticas.”

—No cabe ninguna duda de que este debe ser el diciembre más triste de la Argentina desde 2001. ¿Por qué no vemos saqueos ni conflictividad social? 

—Debe haber un trabajo que no llegamos a conocer con las organizaciones sociales de mucha contención. Eso significa entrega de alimentos y planes. Mientras nos tocó conducir la provincia de Buenos Aires, no tuvimos conflictividad social. En forma coordinada lo resolvimos con Desarrollo Social de la Provincia y de la Nación. Veníamos de fines de 2014 o 2013 con problemas a fin de año. Lo corregimos, no solo desde la seguridad, sino también desde la política. Provincia de Buenos Aires y Nación vienen haciendo un gran esfuerzo en sostener. También es cierto que muchas de las organizaciones sociales que nos hacían las marchas a nosotros hoy están dentro del Gobierno.

—En 2014 estaba el kirchnerismo y hubo problemas.

—Pero no estaban adentro las organizaciones. No tenían funcionarios. Salvo Luis D’Elía o su grupo. 

Cristian Ritondo, en la entrevista con Jorge Fontevecchia.
Conformación del PRO. “La base fue gente del peronismo, del radicalismo, de partidos de centro, independientes, de organizaciones que se sumaban a la política después del ‘que se vayan todos’”. (Foto: Marcelo Dubini)

—¿Fue un freno haberlos cooptado? 

—Sin duda. Hasta el sector de Juan Grabois tiene funcionarios en el Gobierno. Es raro. Son los que promueven las tomas y por parte del Gobierno tienen que cuidar la propiedad privada. Es una contradicción, entre las tantas que tiene el Gobierno.

—¿Cómo analizás lo que pasó en las tomas?

—Fue mal manejado e ideologizado. La Constitución prevé el respeto por la propiedad privada. Es una de las bases legales de Argentina, lo que hace confiable a un país. Es algo esencial para quien piensa invertir en el país. Nadie invierte si piensa que le pueden tomar su lugar. ¿La persona que tiene que hacer un barrio cerrado en Guernica estará pensando en comprar más tierras o vendiendo sus tierras? Es lo que pasa cuando el Estado no tiene el rol que debe, cuando la Justicia no trabaja y hay discursos confusos como los de Sabina Frederic en Nación.

—Sobre los conflictos de los mapuches, dijiste que Frederic “quiere hacer responsable al gobierno anterior por su incapacidad de controlar la violencia desatada en su gestión. La ministra debe dar explicaciones sobre los numerosos hechos violentos generados por la toma de terrenos en todo el país en los últimos meses”. ¿Hay un tema ideológico para explicar la ineficacia?

—Sin dudas. Ideológicos, de principios, con el país que se desea. No quiero el país de las tomas. El de “compensemos rápido, entonces la persona que tiene una toma cobra por mes más que lo que un trabajador puede pagar de alquiler”. Esta es la Argentina en la que se critica la meritocracia. Es preocupante cuando uno ve en barrios populares murales con la figura de chicos que eran narcotraficantes y murieron en enfrentamientos con la policía. También en ese mismo lugar hay organizaciones sociales hechas por chicos que se dedican las 24 horas a sacar gente de la droga, a juntar alimentos, a hacer bancos de empleo, a capacitar. Jóvenes que se esmeraron. Se hicieron profesionales, estudiando y trabajando. A los que hacen eso y sacaron a su familia de una situación extrema no les hacen murales. Sin una idea del mérito será muy difícil crecer como sociedad.

—¿Cómo se soluciona el tema mapuche?

—El gobierno de Mauricio Macri y Patricia Bullrich hizo un gran esfuerzo. Era un tema que venía de antes. Se lo quiere ideologizar, pero la verdad es que es una pelea absurda. Se debe aplicar la ley y las fuerzas de seguridad están para eso. Donde haya una toma o un lugar que no esté cedido por la Justicia, es usurpación. Nadie tiene más derecho que la Constitución Nacional y la ley. 

—Sergio Berni dijo que “lo que rescato de Cristian Ritondo y de Patricia Bullrich es que han trabajado mucho”. Un año después, ¿qué rescatás vos de su gestión?

—Berni tiene un gran problema con la ideología del gobierno del que es ministro. Cree que están mal las usurpaciones, pero tiene un gobierno que lo pone en duda. Por eso tarda seis o siete meses en terminar con una usurpación. Quiere respaldar a la policía, pero tiene un gobierno que desconfía y la mira mal.

—¿Por qué lo respalda Cristina Kirchner?

—Tiene que ver con la confianza por el tiempo que fue funcionario del kirchnerismo. Viene desde el sur.

“Máximo Kirchner se encarga de caminar mucho el Conurbano y de recibir a muchísimos dirigentes.”

—¿En el fondo habrá una búsqueda de captar votos de la derecha?

—Es factible que a Sergio le salga bien, que le salga naturalmente ese discurso por su formación castrense.

—Más allá de lo genunino, le resultaría funcional a Cristina Kirchner.

—El problema para la seguridad es el conflicto entre lo que uno dice y lo que hace. El resultado está en lo que se hace. Y lo afectan los prejuicios que tiene el gobierno de la Provincia sobre la policía y sobre muchos sectores de la Justicia.

—Antes del conflicto policial provincial dijiste que “lo primero que hay que decir es que en nuestra gestión se marcó una política contra las mafias y la corrupción, tanto dentro como fuera de la institución”. ¿Berni tuvo después una política equivocada sobre la interna de la policía de la provincia de Buenos Aires? 

—Las causas están en la historia de la policía y cómo conducirla. Pero también entender la época de pandemia. Ahí tiene el grave problema del marco de su gobierno. Berni tiene una visión distinta sobre la policía. El último aumento que había cobrado la policía era de noviembre de 2019. Hay que tener en cuenta el esfuerzo, la cantidad de policías contagiados. No se renovó la flota, no hubo un solo aumento de sueldo. Perdieron los extras porque no había partidos de fútbol ni eventos culturales. Las empresas privadas no podían contratar policía. Por inflación, por ajuste, sin aumento de sueldo, no había la posibilidad de expandir los ingresos. A eso se suma que alguien no escuchó lo que sucedía.

—¿Berni? 

—Como ministro también es el interlocutor de una policía que no tiene gremio. Una vez yo saqué una resolución, con la que no estaba de acuerdo Hernán Lacunza. Saqué la resolución igual, porque no tenía que haber una cuestión presupuestaria, era algo que podían pagar algunos ministerios. Hernán se enojó. Cuando fue el conflicto, tanto él como María Eugenia me dieron la razón. Porque hay que escuchar lo que pasa. Para esto están las generales, los jefes departamentales. Tener esa comunicación de ida y vuelta con la policía. La conducción es civil y la responsabilidad y la cadena de mando empieza o termina en el ministro de Seguridad.

—¿Cómo se resuelve el problema estructural de la corrupción dentro de la policía? ¿Berni avanzó en este sentido?

—Los cambios en la policía de la provincia de Buenos Aires y en el sistema de seguridad son procesos largos. Un policía obtiene el primer ascenso a los seis años de carrera. Desde que se anota en la escuela hasta que sale, si es un buen policía, va a estar por lo menos dos años. Nosotros cambiamos el currículo de la formación. Pasamos a tener policías que tenían que tirar como forma permanente, que tenían políticas de género. Hoy la formación de la policía no puede dejar todo lo que tenga que ver con la informática. Es el delito que se viene. En nuestro teléfono tenemos nuestra tarjeta de crédito, los cumpleaños de nuestros hijos, la foto de la familia, la copia de nuestro documento nacional de identidad. Tenemos todos los datos. Hay un riesgo y, de hecho, es el delito que más aumenta en la Argentina y en el mundo. Son cosas que deben seguir cambiando. Habrá que continuarlas, avanzarlas, seguir con convenios internacionales. Ver qué pasa en otros países. 

—Los recursos son claves en lo que contás, ¿cómo evolucionaron durante los cuatro años del gobierno de Mauricio Macri y de María Eugenia Vidal? ¿Qué sucedió después?

—No tuve todo lo que necesitaba, pero sin duda tuvimos un gran impulso. Contamos con un fondo para todos los municipios de 3 mil millones de pesos en 2016. Era muchísimo dinero, principalmente para incorporar cámaras y sistemas de inteligencia criminal en los municipios. Hicimos una gran inversión en lo que tenía que ver con patrulleros, motos y todo lo referente a la escuela de formación policial Juan Vucetich. No había internet en la escuela, ni buena señal de teléfono. Esto que parece ilógico ocurría cuatro años atrás. Hubo que invertir para que hubiera fibra óptica. Todo era un tema de prioridades.

—¿Alberto Fernández le dio a Áxel Kicillof menos de lo que Mauricio Macri le dio a María Eugenia Vidal?

—Seguramente no. Aparte hizo muy mal, no porque la Provincia no merezca tener mucho más de coparticipación. Pero se desnudó a un santo para vestir a otro. No se debía debilitar a la Ciudad de Buenos Aires porque Horacio Rodríguez Larreta es un opositor que le va bien en las encuestas. Había que darle a la provincia de Buenos Aires el dinero suficiente para sostener un sistema de seguridad más eficiente, otorgarle más garantías a la sociedad.

—¿Fue buena ministra Patricia Bullrich? 

—Sí. Su primera idea fue recuperar el alma de las fuerzas, que estaba muy caída. No se sentían parte de la protección que tiene que dar la política. No se cuidaba a los que nos cuidan. Apuntamos los dos al profesionalismo, por primera vez buscamos tener estadísticas. Sin estadísticas no se puede hacer políticas de seguridad. Mentir sobre estadísticas no sirve de nada. El Consejo de Seguridad Federal, tanto como el Consejo de Seguridad de la Provincia, estuvieron en actividad permanente. Se pudo trabajar en forma conjunta. Al haber transferido la policía a la Ciudad de Buenos Aires, el Ministerio de Seguridad de la Nación no tenía el día a día de la Provincia. En la provincia de Buenos Aires tenemos desde partos, porque llegamos primero que las ambulancias, hasta homicidios y secuestros. La Policía Federal, la Gendarmería, la Prefectura y la PSA tienen otra responsabilidad. La nuestra es la urgencia permanente.

—¿Cambiemos fracasó económicamente y tuvo éxito en temas de seguridad? 

—Hubo un reconocimiento. El área de seguridad de nuestro gobierno fue valorada tanto en la provincia de Buenos Aires como a nivel nacional.

—¿Cómo es la situación con los barrabravas y los narcos? 

—La madre y el padre de todos los delitos en la provincia de Buenos Aires son el narcotráfico y el narcomenudeo. Derrumbamos más de 150 búnkeres en la provincia de Buenos Aires, recuperamos para organizaciones intermedias más de cincuenta lugares, que tenían que ver con casas de justicia, con lugares de recuperación de adictos. En la lucha contra el narcotráfico en la Provincia se secuestró, se quemó. Hicimos creíble la lucha contra el narcotráfico. Y lo que más me empujó a eso fue ver a las madres de la lucha contra el paco. Fue en el lugar donde sentí más cariño. Vale la pena dar esa lucha.

—Alertaste sobre lo que pasaría con los liberados para tener prisión domiciliaria por el Covid-19. ¿Cómo siguió el tema?

—Algunos delitos están aumentando mucho. Con pandemia y todo, vamos a tener más secuestros extorsivos que el año pasado, sin la gente encerrada. Es uno de los datos que menos se pueden discutir porque los lleva una fiscalía federal especializada en el tema. El homicidio después de robo o en ocasión de robo aumentará fuertemente; también la utilización de armas en homicidio. También crecerá el problema del femicidio y la violencia de género. Y eso, a pesar de que hubo varios meses de encierro.

“El peronismo no se le anima porque no tiene el volumen político electoral del kirchnerismo.”

—¿Habría que comparar diciembre con diciembre o noviembre con noviembre?

—Entre noviembre del año pasado y febrero de este año, el aumento del delito fue del 10%. Teníamos 20 mil delitos mensuales denunciados en la provincia de Buenos Aires, desde el robo de una goma de auxilio hasta un secuestro. En noviembre del año pasado nosotros tuvimos aproximadamente 20 mil delitos que se denunciaban mensualmente. En enero de este año fueron 22 mil y casi 23 mil fueron en febrero. Después, en marzo hasta la mitad del mes se sostiene; a partir de la mitad de marzo, cuando empieza el encierro, baja. Tiene tres meses de baja y empieza a subir.

—¿Cómo dará noviembre contra noviembre? 

—Hay sistemas que se bajaron para hacer denuncias. El sistema digital que nosotros promocionamos hoy no tiene difusión y se le cambió el nombre. Llevaba aproximadamente 4 mil denuncias mensuales al final de nuestra gestión. Se podía hacer por computadora.

—Hagamos un ceteris paribus: saquemos las denuncias que se hacían por teléfono y tomemos todas las demás.

—Estaremos por lo menos un 10% arriba.

Cristian Ritondo, en la entrevista con Jorge Fontevecchia.
Economía Macri. “Tuvimos grandes errores económicos, aunque no es lo único que tiene que hacer un gobierno; sin dudas, Cambiemos fracasó en ese sentido”. (Foto: Marcelo Dubini)

—Como en febrero.

—Estaremos en esos números. 

—Planteado así, no habría aumentado con las personas que se soltaron de las cárceles. En febrero estaba 10% arriba.

—El tema es qué tipo de delito aumenta. Si aumenta piratería, secuestros, homicidios, el robo automotor, estamos en un problema. Además, por la pandemia, la gente tiene más reticencias a denunciar. Me importan estos delitos, porque son de grandes bandas. Es diferente de los delitos menores-

—¿Cuánto aumentarán los delitos graves? 

—Veremos cuánto aumentan los delitos en estos temas específicos. Y se complica porque no hay datos que podamos acceder. Mi feeling es que el homicidio en ocasión de robo aumentará, como la piratería del asfalto y el robo automotor. Delitos de grandes bandas, no hurtos individuales o motochorros. 

—Que no tiene que ver entonces con la crisis económica. Ese tipo de organizaciones necesitan otra logística.

—Muchos de los que salieron vuelven a ejercer el mismo delito de antes de estar presos. Se arman banda en los mismos sectores. Ojalá que el año que viene sin esto podamos ver el mapa del delito y veamos cómo operan. Uno de los recuerdos más feos que tengo fue en el momento de uno de los primeros femicidios que tuvimos. El policía que hizo el informe les dijo a sus superiores que se veía que era una bombachita veloz. Me pareció atroz. Hubo que cambiar no solamente la comprensión del delito y el compromiso de la policía con temas como la violencia de género. Se trata de poseer una comprensión global

—Elogiaste a Patricia Bullrich, ¿será candidata por la Ciudad en 2021? 

—No tendría por qué. Cuando asumió como presidenta del partido, dijo que no se imaginaba como candidata. Puede cambiar. Pero la Ciudad tiene, desde el equipo de Horacio Rodríguez Larreta, muy buenos candidatos. Desde Diego Santilli hasta ministros como Fernán Quirós.

“Berni tiene una visión distinta sobre la policía que el resto del gobierno de la Provincia.”

—Ella dice que quiere ser candidata a presidenta.

—Para eso falta.

—¿No tendría que ser candidata en 2021 y luego buscar presidir el bloque y competirte de alguna manera? 

—Lo podría hacer. Juntos por el Cambio, y principalmente el PRO, necesita de más unidad, no de más competencia. La mejor candidata que podría tener Juntos por el Cambio es María Eugenia Vidal. Esa es mi opinión.

—¿Te referís a la Provincia?

—Candidata a presidenta. Sé cómo trabaja, el compromiso que tiene, porque sé que junta la estrategia y la moderación con la sensibilidad social. Me gustaría que fuera candidata, pero también mi amigo Horacio Rodríguez Larreta, quien hoy tal vez es el que más mide a nivel nacional, es un excelente candidato. Se puede pensar en Alfredo Cornejo, en Martín Lousteau, por decir dos radicales. La Coalición Cívica tiene no solamente a Lilita, cuadros muy buenos como Maxi Ferraro.

—Macri nació en Tandil, podría ser candidato por la provincia de Buenos Aires. ¿Ves a Macri en 2021? ¿Te gustaría 

—Son decisiones personales. Un presidente y ex presidente, fundador de nuestro espacio, tiene para aportar muchísimo. ¿Cómo diputado, un puesto que a veces no siente? La verdad es que no lo sé. Puede aportar muchísimo sin ser un candidato a diputado, pero es una decisión propia. No hay muchas fuerzas tan modernas como la nuestra que tengan un ex presidente. Es un partido que se fundó en 2003. Perdió las elecciones y menos de diez años después de ganar su primera elección en 2007, tuvo la presidencia de la Nación, siguió gobernando la Ciudad Buenos Aires, gobernó la provincia de Buenos Aires y armó una coalición en el país que, cuando perdió las elecciones, sacó el 41% de los votos. A ese Mauricio Macri hay que cuidarlo. Patricia puede tener la decisión que quiera. Pero la Ciudad de Buenos Aires tiene muy buenos candidatos. Ojalá convenza a María Eugenia de que encabece la lista de diputados nacionales de la Provincia. Mantiene la unidad, es una referente y tiene una alta visibilidad y positividad entre los bonaerenses. 

—¿Hubieras preferido que fuera la candidata en 2019?

—No se puede opinar con el diario del lunes. Pero lo que dije en ese momento es que si hubiésemos desdoblado la elección hubiéramos tenido un mejor resultado. 

—¿Se hubiera ganado? 

—Le habría garantizado a Mauricio ganar la Ciudad y la Provincia. Y llegado mucho mejor a la elección nacional. Cuando se discutió internamente, se decidió otra cosa.

—¿Por qué se tomó otra decisión? 

—Tal vez se pensó que teníamos que ir todos juntos. En ese momento se pensó que quizás era mejor.

—¿Macri podría preferir perder la provincia de Buenos Aires pero sacar un mejor resultado a nivel nacional?

—No se podría pensar con ese egoísmo, y mucho menos Mauricio Macri, que hizo un gran esfuerzo para la evolución de todos: de Horacio, de María Eugenia, de Diego (Santilli). También del mío.

—Sería una mirada estratégica, en este caso.

—La decisión estratégica fue de todos. No podemos hacer responsables ni a Mauricio Macri, ni a María Eugenia, ni a Jaime Duran Barba. No fue algo individual. Fue una visión más global la que determinó.

—Se habla de un enroque en Juntos por el Cambio entre la Provincia y la Ciudad, Diego Santilli a la Provincia, María Eugenia a la Capital. Carrió dijo que le gustaría participar como candidata por la Provincia. 

—La provincia de Buenos Aires tiene muchos dirigentes que queremos gobernarla y que nos va bien en nuestra relación con la gente. Muchos intendentes como Jorge Macri, Julio Garro, se ha planteado, Diego Valenzuela. Hay dirigentes como Emilio Monzó, lo ha dicho Lilita Carrió. El radicalismo como fuerza tiene hombres como Facundo Manes, además de Gustavo Posse. Todo esto despejando que María Eugenia Vidal no quiera ser candidata a gobernadora, que es lo que creo. Diego sin duda ha hecho un papel muy bueno en la Ciudad de Buenos Aires. Soy amigo, comparto con él desde hace muchos años. Está concentrado en terminar con la pandemia en la Ciudad.

—¿No lo ves pasando a la Provincia?

—No lo veo. Será una decisión más del conjunto. Pero la Provincia tiene buenos candidatos. Hay candidatos que hoy están bien. A diferencia de 2015, cuando hubo una candidata que tuvo que caminar, hoy tenemos muchísimos intendentes de lugares muy importantes. El PRO gobierna Vicente López, Lanús, Tres de Febrero, La Plata, Olavarría, Junín, Bahía Blanca, Pergamino, Mar de Plata. Podría nombrar muchas más intendencias. Pero en esos lugares son intendentes del PRO y son cabecera de su distrito.

—¿En las elecciones será como dice Ernesto Sanz: que el 41% de 2019 llega al 50% en 2021? 

—Ojalá. Los intendentes nuestros hicieron un esfuerzo enorme, muchas veces diferenciándose de las políticas de provincia. Si los vecinos acompañan lo que trabajó cada uno de nuestros intendentes, tendremos resultados sorprendentes.

“La madre y el padre de todos los delitos en la Provincia son el narcotráfico y el narcomenudeo.”

—¿Juntos por el Cambio mejorará el resultado electoral de 2019?

—Por lo menos en los municipios donde gobernamos y pudimos demostrar la diferencia en la forma de administrar la pandemia, vamos a tener mucho mejor resultado.

—Asegurás que en los lugares donde gobierna el PRO obtendrá mejor resultado que en 2019.

—Fue mucho más criteriosa la forma y el trabajo. Muchas veces fue en contra de un gobierno provincial que se cerraba en las ideas. Los intendentes nuestros se preocupaban porque las empresas y los comercios no siguieran cerrando, que el trabajo siguiera teniendo un grado de formalidad importante. Todo eso obtendrá reconocimiento.

—¿Qué pensaste cuando Mauricio Macri criticó el ala peronista de Juntos por el Cambio? Hace poco te encontraste con Emilio Monzó.

—Hay ciertos análisis que deberían hacerse internamente. Si hay algo que no nos gustó, la primera autocrítica tiene que partir de consensos internos. El ministro del Interior (N de R: Rogelio Frigerio) y su presidente de la cámara (Emilio Monzó) fueron elegidos por el presidente Mauricio Macri. Si delegó esa responsabilidad y en algún momento no se sintió satisfecho, tendría que haberlo corregido. Ahora, debemos intentar hacer ese análisis conjunto y no dividirnos por los medios. Analizar qué errores cometió cada uno desde una perspectiva mucho más profunda. Se gana sumando, no restando. Hablando, la gente se entiende. A veces, parece que los políticos olvidamos ese refrán. 

—El día de la militancia hubo una reunión de peronistas de Juntos por el Cambio: Monzó, Pichetto, Triaca. Se habla incluso de que Ramón Puerta, Miguel Ángel Toma, Oscar Lamberto, Andrés Cisneros, Humberto Roggero, Jorge Yoma, hasta Jorge Remes Lenicov y Carlos Corach –ya lo estaba– se acercarían e ingresarían en esa parte peronista de Juntos por el Cambio. ¿Crecerá la pata peronista? 

—Ojalá que un sector fuerte del peronismo republicano con ideas absolutamente diferentes a quienes hoy gobiernan, pueda formalizarse de la mano de Miguel Ángel Pichetto. Es la figura que está convocando. Sería la cuarta pata, diría, de este gran espacio democrático republicano que ve dentro de un mundo capitalista.

—¿Eso proyecta que el kirchnerismo se siga imponiendo en el oficialismo y que haya peronistas que se alejen y puedan ser cooptados por Juntos por el Cambio? 

—Muchos de estos dirigentes desde hace tiempo no tienen identidad con el kirchnerismo. No están de acuerdo con la política con Venezuela, la política económica. Si reformulan un espacio, pueden aportar robustez y fortaleza política, bienvenidos sean entendiendo cuáles son los valores que desde hace muchísimos años tenemos en Juntos por el Cambio, que nos unieron al radicalismo y a la Coalición Cívica. Podremos tener nuestras diferencias, pero defendemos valores comunes.

—Fuiste vocal en Independiente en la lista que llevó a Hugo Moyano; ahora estás trabajando en la oposición. ¿Cómo es tu relación con el líder de Camioneros? 

—Intento construir una alternativa superadora. Hay etapas que se agotan. Es el caso de los Moyano en Independiente. Dieron lo que pudieron. El primer gobierno que tuvieron fue acompañado por muchos empresarios de otros sectores, no solamente de un sector sindical. Fue buena gestión, que sacó a Independiente del fondo y lo llevó a ser campeón de la Sudamericana. En la segunda etapa de Moyano se cerraron. Nos encontramos con un club cerrado que se pintó de verde en vez de rojo. Parecía el sindicato camionero. Hoy hay que construir una alternativa sin que yo necesite ser candidato a presidente. A Independiente lo quiero, me gusta. Soy de Independiente, sufro cada vez que pierde.

—¿Qué pensás del vínculo con la barra brava? 

—Hay que respetar a la Justicia. Estando los Moyano como dirigentes, ayudaron en la investigación que hicimos. Lo dije en un primer momento, lo vimos con el procurador. No voy a cambiar lo enunciado. Cuando hubo que poner cámaras para ver a las barras, cuando hubo que pedir los ingresos, dónde guardaban las cosas, las cámaras del club, el 100% del tiempo, el club nos dio toda esa información. En eso tuvimos mucha colaboración de Independiente y otros clubes, mientras otros clubes se negaban por miedo de sus dirigentes. Sobre Pablo Moyano habrá que ver cómo sigue actuando la Justicia. Aceptaré lo que diga.

 

Producción: Pablo Helman, Débora Waizbrot y Adriana Lobalzo.