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Pichetto: "Randazzo tiene que asimilar el golpe y darle para adelante"

Pichetto opina sobre el caso Maldonado, por la cercanía de su provincia, Río Negro, al lugar de los hechos. Critica el operativo de Gendarmería y le pide explicaciones al gobierno.

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Entrevista a Miguel Ángel Pichetto | Facundo Iglesias

#PeriodismoPuro es un nuevo formato de entrevistas exclusivas con el toque distintivo de Perfil. Mano a mano con las figuras políticas que marcan el rumbo de la actualidad argentina, Fontevecchia llega a fondo, desmenuzando argumentos y logrando exponer cómo piensan los mayores actores del plano del poder. Todas las semanas en perfil.com/PeriodismoPuro

—Usted fue intendente de su ciudad, Sierra Grande, de 1985 a 1987. ¿Imagina que algunos intendentes que apoyaron a Cristina este año dejen de hacerlo en 2019, o incluso se separen de ella antes? 

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—Lo que veo es un estilo de centralización en la toma de decisiones que los jóvenes intendentes del conurbano están poniendo en discusión. Me refiero a un verticalismo extremo en el grupo más duro, más cercano al poder. 

—¿Cómo piensa un intendente? 

—Piensa obsesivamente en función de su comunidad. 

—Es más cortoplacista. 

—Por supuesto. Le interesan los resultados concretos, la mejora de la ciudad que administra. Además es un hombre con relación directa con la gente. La vida me permitió tener cargos importantes, pero fui intendente a los 34 años, una edad donde todo sueño parece posible, y eso fue inolvidable. 

 —¿Cree que los intendentes del conurbano puedan percibir que la estrella de Cristina está en retroceso y tomen distancia? 

—La noche de la votación tuve algunas sensaciones de ese tipo, en ese palco. Faltaban algunas figuras jóvenes del conurbano, hombres que tuvieron resultados exitosos. A lo mejor estaban entre el público, no lo sé. 

 —En cualquier caso, no estaban en el escenario. 

—No estaban. Hay un espacio de debate creciente en el peronismo, con figuras jóvenes interesantes: Gustavo Menéndez, Isaurralde, Nardini… También en el kirchnerismo hay figuras como Durañona. Gente de 40, 42 años.

—¿Que imagina que pasará con Randazzo

—Tiene que asimilar el golpe y darle para adelante. No es muy motivante el resultado, pero hay que capitalizarlo como experiencia y seguir trabajando. 

—Usted cita mucho a su provincia, Río Negro en donde, por lo general, ha ganado el kirchnerismo. Eso hace que sea criticado. Jorge Asís, por ejemplo, dijo que usted no tiene representatividad porque siempre fue derrotado. ¿Qué piensa de eso? 

—Que he ganado y he perdido. Gané en 2013 con el 54% de los votos y fui elegido senador hasta 2019. Gané como intendente, gané como legislador en el circuito atlántico y me tocó perder en las elecciones de gobernador. Hoy el partido lo conduce el intendente de General Roca, Martín Soria, que es el hijo de Carlos Soria y su hermana, María Emilia, fue la candidata. Pero estoy en contacto con todos los sectores económicos de Río Negro: las Cámaras, las empresas. Siento que la sociedad valoró mi tarea como senador. Lo que haga después de 2019 dependerá de decisiones personales. Aún no decidí nada. Ahora estoy abocado a al proceso de reconstrucción del peronismo. 

—¿Descarta ser candidato a gobernador? 

 —No descarto nada. Es una decisión de tipo anímica. Llevo casi 18 años en el Senado y cuando termine mi mandato habré sido 14 años presidente de bloque. Lo que demuestra que mi estructura psicológica es fuerte y mi corazón funciona muy bien. 

 —Río Negro, y especialmente Bariloche, está muy cerca de donde se produjo la muerte de Santiago Maldonado. ¿Por qué cree que su caso no castigó electoralmente al oficialismo? 

—Tampoco en la región de Cushamen gravitó. No desconozco la magnitud humana que significa una desaparición y encontrar su cuerpo después de tantos días. La sociedad reaccionó y se conmovió. Pero la experiencia electoral demuestra que el tema no gravitó, ni siquiera en la ciudad de Buenos Aires. El gobierno ahora debe esclarecer el hecho y si hay algo que involucre a la Gendarmería, actuar de inmediato. De mínima, el procedimiento utilizado en el desalojo de la Ruta 40 fue muy desacertado. El juez Otranto debería haber estado presente en el lugar porque un magistrado de la zona no puede desconocer la problemática de las comunidades originarias ni la existencia de ése grupo violento, la RAM. A algunos no les gusta esto, pero es la realidad. No creo que el gobierno sea una dictadura ni que mandó a reprimir. No pienso para nada en esas pavadas que se dijeron. Lo que digo es que el gobierno, frente a estos temas, queda atontado, actúa culposamente, no resuelve cuestiones que son de manual; apartar a la Gendarmería, citar al comandante general para que dé explicaciones, pedir un informe en 48 horas de todo lo actuado. El operativo debió hacerse sobre la ruta si el objetivo era el desalojarla. Yo estoy de acuerdo con eso. Pero había que focalizarse sobre la ruta con una fuerza antidisturbios, no con dos destacamentos como el de El Bolsón y de Esquel, que trabajan en el control de fronteras y parques. No están preparados para eso. 

 —¿Piensa que si la orden era desalojar la ruta 40, había que hacerlo sin perseguir a los mapuches? 

—No deberían haber entrado al campo, ni haber actuado en persecución de los atrincherados que ya se habían dispersado. 

—¿Usted cree que aún si se demuestra que Maldonado murió ahogado, de cualquier forma hay una responsabilidad por haberse excedido en la orden del juez. 

—Sí, pero es una responsabilidad compartida. El juez tendría que haber estado presente. 

—¿La Gendarmería se excedió al perseguirlos una vez que se habían dispersado? 

—No era necesario hacerlo. Estaba fuera de las instrucciones. 

—A la gendarmería le corresponde alguna responsabilidad. 

—Es probable. Pero son cuestiones de protocolo. Con esto no abro ninguna valoración de la responsabilidad. Lo que tenga que ocurrir, que ocurra. Ojalá que el cuerpo forense dictamine con precisión y que no queden dudas. Pero sí digo es que hubo un exceso en términos del protocolo, un error en la fuerza operativa y un error judicial. Por otro lado es vergonzoso, desde el punto de vista del concepto de Estado Nación, que exista esta locura de “territorio sagrado” que provocó una demora de 70 días para ingresar a la zona. Cuando los bomberos fueron a rescatar el cuerpo de Maldonado había guardias del RAM armados con cuchillos. Hablamos de territorio argentino, de nuestra soberanía. Hay cuestiones que, luego de resuelto el caso, habrá que discutir. Ese grupo no tiene nada que ver con el conjunto de la comunidad Mapuche, que tiene todo el derecho a reclamar algunas tierras ancestrales. Pero ese grupo tiene un perfil violento, con características de pre-organización y componentes ideológicos de Sendero Luminoso, que tiene que ver con la cordillera y que viene de Perú. No propongo un cambio de la ley de Seguridad Interior ni de Defensa, pero creo que la Argentina tiene que volver a un espacio ocupacional por parte de las fuerzas armadas. Hay que fortalecerlas para que recuperen presencia disuasoria. 

 —Para eso habría que modificar las leyes. 

—No, ni siquiera hace falta. Porque la tradición del ejército en la Patagonia era la ocupación de los espacios de frontera: Zapala, Pico Truncado, Río Turbio. Lugares donde el Ejército tenía fuerte presencia, incluso una identidad con los pueblos de la zona. Pero las fuerzas armadas han perdido gravitación, el Estado no invirtió en ellas, hay una pérdida de motivación. Es necesario debatir el tema de las fuerzas y esa frontera tan porosa que tiene Argentina.

Leé la entrevista completa de Jorge Fontevecchia acá.