—En esta misma serie, el ex ministro del Interior de Carlos Menem, José Luis Manzano, destacó que el rol del peronismo es el de una fuerza estabilizadora de la democracia en la Argentina. La presencia de esta fuerza evitó que hubiera estallidos sociales análogos a los de Bolivia, Chile, Colombia o incluso hasta Cuba. ¿El peronismo puede ser un aliado estabilizador en Sudamérica para Estados Unidos?
—Creo que sí. Estoy de acuerdo con Manzano, sobre todo a partir del 83. Entre el 46 y el 83 era más complicado. Pero a partir del 83 y sobre todo a partir del 85/86 cuando surge y gana la renovación de la que Manzano fue parte, el peronismo se convirtió en un partido pro sistema, comprometido con las reglas de juego democrático. A partir del 86, como fue el partido que representaba a la gran mayoría de los sectores populares, los sindicatos, los votantes más pobres, que más sufrieron las crisis económicas y los períodos de ajuste económico, el peronismo podía contenerlos.
El peronismo fue un bastión de gobernabilidad democrática. Puede ser un aliado de Estados Unidos. Durante el giro kirchnerista, sobre todo con Cristina, el peronismo fue un poco a la izquierda y volvió a una posición más nacionalista. Nacionalismo en América Latina casi siempre significa cierta distancia y a veces oposición a Estados Unidos. Un nacionalista en América Latina difícilmente se abrace con Estados Unidos. El peronismo y Estados Unidos no son lo más allegados. Pero ambos tienen mucho en común. Pueden ser socios en la región.
“Hay algo extrarracional en toda identidad política”
—Juan Perón hablaba de mística para explicar la ética militante de su movimiento político. ¿En el peronismo hay algo metafísico que también engloba y unifica?
—No me siento en condiciones de responderlo del todo. La identidad peronista es diferente de la ideología, de posiciones programáticas, de los intereses materiales. Hay algo psicológico en la identidad partidaria o social. Pero no hablaría de irracionalidad. Mucho en el mundo político es en cierto sentido irracional. Las identidades partidarias en Estados Unidos, en España, son extrarracionales, más que irracionales.
—¿El peronismo puede envejecer o será una estructura perenne que resisitirá al tiempo?
—Lo hizo. Es uno de los partidos políticos más duraderos de la historia de América Latina. Puede envejecer. Envejeció. La mística peronista no es lo que era. Hubo dos generaciones de peronistas, la original y la de la resistencia hasta la época de los 70 que vivió el peronismo como “vida o muerte”, que sufrió la pérdida de hermanos y amigos, años de cárcel, que dedicó su vida y puso en riesgo su vida para el peronismo. Esas dos generaciones están viejas y muriéndose. Aun así, la organización sigue siendo fuerte. Las identidades partidarias siguen siendo mucho más fuertes que en otros partidos argentinos. Será imposible replicar el tipo de militancia del peronismo previo a los 80. Estamos en una nueva generación. La de peronistas que nacieron en democracia, sin la proscripción. Ahora el peronismo es un partido normal. Es una máquina política que tiene que gobernar bien para ganar elecciones, ofrecer a su gente mejoramiento material. No puede vivir de la mística como hace medio siglo. Es un partido dramáticamente transformado. Más viejo e institucional. Así puede vivir décadas antes de morir.
En este link, la entrevista completa de Jorge Fontevecchia a Steven Levitsky.