#PeriodismoPuro es un nuevo formato de entrevistas exclusivas con el toque distintivo de Perfil. Mano a mano con las figuras políticas que marcan el rumbo de la actualidad argentina, Fontevecchia llega a fondo, desmenuzando argumentos y logrando exponer cómo piensan los mayores actores del plano del poder. Todas las semanas en perfil.com/PeriodismoPuro
— Siendo gobernador de una provincia que tiene una parte importante de la frontera también con Chile, ¿Por qué Argentina que del punto de vista geológico, tiene más montañas, creo que tenemos dos tercios de la cordillera de los Andes dentro de nuestro territorio y los chilenos solamente un tercio, por qué la minería en Chile es la fuente de exportaciones que es? Podríamos agregar ahora el caso del litio también en Bolivia, y todavía no.
— Por el nivel de prejuicio que todavía se sostiene en la Argentina respecto de la actividad económica. En la Argentina por ejemplo, tenemos algunas cosas que son políticamente correctas de plantear. Una de ellas es plantear por ejemplo, o poner ejemplos de cuando uno dramatiza desde lo absurdo, se ven con mucho más claridad las situaciones. Nosotros tenemos una mirada mucho más complaciente con la minería a pequeña escala casi artesanal que con la megaminería. Cuando uno se sienta a evaluar el impacto ambiental, es mucho más dañino, el artesanal, que la megaminería porque en definitiva hoy, la diferencia entre la sustentabilidad, la mayor o menor sustentabilidad ambiental en actividad minera es inversión. A mayor inversión, más sustentabilidad. A menor inversión, menor sustentabilidad. Es casi una regla directa en términos de lo que significa en la actividad. Puede haber una excepción siempre, pero digo, puede haber algún emprendimiento de megaminería que sea un desastre. Lo que me parece es que el prejuicio a nosotros nos complica.
— A ver, Argentina no es un país especialmente ecológico.
— No.
— Construyendo juntos una tesis, dado que nosotros teníamos los cereales y la actividad agropecuaria de La Pampa tan prolífica, no necesitábamos desarrollar eso, y Chile no tenía más que eso, y desarrolló eso.
— Sí. Hay una mirada, primero, tiene que ver con una especie de tentación de la colonización cultural desde los grandes centros urbanos a cualquier zona menor poblada, entonces se trata de impostar parámetros en lugares… El otro día hablaba en un encuentro sobre lo nocivo que es por ejemplo la currícula educativa en términos generales, en una tendencia casi obsesiva a la urbanización de la persona, planteando más o menos como un parámetro de éxito, de desarrollo, la vida urbana, que el éxito en la vida rural. Bueno, eso también pasa con la minería, eso pasa con todo. O sea queremos imponer patrones culturales claramente en contra, porque aparte…
— ¿Menem cambió algo en eso? Digo, siendo presidente de la zona cordillerana, ¿es un problema de miopía de La Pampa?
— La ley minera vigente, que es de esa época, inclusive creo que el secretario de minería en esa época, si no era Massa le pega en el palo, o estuvo muy cerca que después fue gobernador de La Rioja, es la ley que todavía sigue vigente, y es la que permitió que en alguna medida empiece la actividad en Argentina. Eso sí fue un avance, eso fue un avance, pero me parece que siempre se trabaja. Nosotros en la provincia no hemos tenido problemas de ese tipo porque está claramente visto en nuestra provincia una muy fuerte exigencia en términos de control de estándares ambientales en la actividad minera, entonces eso a nosotros en alguna medida nos obliga.
— ¿Los controles son diferentes a los de los chilenos? ¿Por qué en Chile hay minería y acá no y la cordillera es la misma?
— Esencialmente porque nosotros, lo primero, una cuestión cultural. Claramente, primero que nada, una cuestión cultural. Nosotros les enseñamos a los chicos en la escuela que está mal hacer minería. Hay que ir a buscar los libros de los chicos, lo vas a encontrar. Y eso, me parece desde ya que si empezaste desde ahí, estamos perdiendo.
— ¿Cómo se perciben desde Salta las señales positivas de la economía, por lo menos a nivel macroeconómico que muestra el gobierno? ¿Llegan acá? ¿No?
— Hay algunos sectores de Salta super interesantes, porque conviven prácticamente cinco subsistemas económicos, en donde en alguna medida, algunas regiones les va mejor o peor que yo pero se compensan como provincia. Hoy advertimos por ejemplo niveles en esta escena de la película, digo yo, porque a mí me gusta ver los indicadores, salieron los indicadores de pobreza. No me gusta verlos como una foto porque si no perdés, el gran problema que tuvimos con el INDEC, evitarnos ver todo el proceso, porque uno tiene que mirar el proceso. Hoy vemos en la provincia menores niveles de pobreza que en el promedio nacional, y eso se verifica en la actividad económica, sí se verifica. Hay sectores de la actividad en que han mejorado respecto del año pasado, indudablemente, todo lo que es agregaduría de valor en producción primaria, esencialmente la cadena de conversión de granos en carne, se lo ve con mayor dinamismo que el año pasado, hemos tenido buenas campañas agrícolas y eso funciona, la actividad de turismo de este año ha marcado un repunte respecto del año pasado, entonces se ven algunos indicadores.
— Respecto a la lucha contra el narcotráfico, ¿ve que el cambio de gobierno produjo cambios significativos?
— Yo lo que veo que se habla del tema, y eso me parece que está bueno. Nosotros en la provincia tomamos una decisión de involucrarnos en eso… yo adherí, primero fui impulsado cuando fui diputado nacional de la ley de federalización de lo que es la venta al menudeo, del narco menudeo. Ahora desde la provincia me adherí y nos está yendo bien, porque el gran problema es que nosotros somos una provincia de frontera. Gran parte de la droga que entra se paga con droga, no con dinero. Eso genera una sobreoferta mayorista que invadió los barrios, los pueblos y demás. Al ser más eficientes contra el narcomenudeo, logramos frenar el impacto.
— Bajar el ingreso.
— Frenar el impacto. Pero en términos de lo que significa la lucha contra el narcotráfico en términos globales, a mi juicio se requieren políticas mucho más profundas que lo que hasta ahora hemos tenido, de esta administración, de la anterior administración, en donde hay que entender algunos procesos. O sea, a nivel de la frontera hay que trabajar, y no hace falta inventar mucho. Cuando uno evalúa más allá de todo los bemoles políticos, el plan Colombia, advierte que más allá de la militarización de algunas zonas, que todavía nos falta a nosotros avanzar, también había políticas de reconversión de cultivos. En nuestro caso no hay cultivos pero sí hay mucho trabajo de gente que pasa de un lado al otro y demás en la zona de frontera, que me parece que requiere de un trabajo social, de un trabajo de reconversión productiva.
— Pero además de hablarse del tema, ¿se hace algo mejor?
— Se han instalado los radares pero tampoco es algo, digamos…
— Significativo.
— Significativo. Para el volumen de esa actividad. O sea, digo, evolucionamos, estamos mejor que antes, sin lugar a dudas, pero me parece que es poco.
— Quiero entrar en el tema personal, ya estamos en la etapa final del reportaje. Vos tenés diez hermanos.
— Sí, una bocha.
— Tu mamá escribana, tu papá llegó a presidente de la Corte Suprema de Salta. Diez hermanos… que impresiona, digo.
— Impresionante, pero aparte te voy a contar algo. Mi madre tuvo tres pares de mellizos, entonces sí, fue más fácil, en tres partos metió seis hijos, hay que tener seis hijos en tres partos.
— Eso explica igual.
— Eso explica mucho, pero igualmente somos un montón.
— Tener tres partos de mellizos y seguir, o dos partos de mellizos y seguir…
— Por suerte siguió, porque yo soy el octavo, entonces zafé. Sí, no es muy habitual, vamos a ser claro pero…
— ¿Qué tiene que ver eso con la tradición, con valores?
— No. No mucho. Mi padre no era de acá de Salta. Se conocieron en la universidad, con mi madre en Buenos Aires, pero de la familia de mi madre, mi madre eran tres hermanos, así que tampoco, no responde me parece mucho, me parece que no había mucha televisión en esa época y responde más a… sí es cierto, acá las familias tienen más hijos que en grandes centros urbanos, pasa en todos los lugares del mundo, en los lugares rurales o no tan densamente poblados hay familias más grandes. Pero yo no le daría un formato de tipo cultural.
— Tu mamá es Mera Figueroa.
— Sí.
— La madre de tus hijos Saravia Toledo. ¿Pesa el doble apellido en Salta más que en el resto de la Argentina? ¿Representa ese doble apellido algo?
— No, puede ser. Yo viví un cambio muy grande de los últimos. Cuando yo era chico, probablemente podía tener alguna incidencia, hoy ya es una anécdota. Podía serlo hace 30 años, 35 años, pero, ¿qué pasó en Salta? Las viejas familias herederas empezaron como todo heredero que se precie, a empobrecerse, la plata cambió de manos, hubo una brutal migración interna, que vino gente de otros lugares, que gente de acá emigró a otros lados, entonces conformó. Puede quedar algún gueto chiquitito pero no tiene incidencia, ni en términos políticos, ni sociales ni económicos, como en todos los lugares del mundo habrá sectores que…
— Pero es algo que va en proceso de extinción.
— Claramente no tiene… no tiene correlato que sí lo tuvo durante todo el siglo pasado con las cuestiones de poder.
— Volviendo al tema de tu familia, lo cuantitativo, la cantidad de hermanos. Entre tus hermanos está el vicepresidente de la Unión Industrial Argentina, hay un senador, hay un piloto y empresario automovilístico. O sea, tu familia y tus padres esencialmente crearon una familia no solamente prolífica en lo cuantitativo sino también en lo cualitativo, que ¿a qué atribuís eso?
— Fueron hiper exigentes, y me parece que claro, uno con la estimulación, la sobre estimulación y la exigencia, casi como me hace acordar a la canción de Ciro, Ciudad Animal, digamos, había que sobrevivir siendo de adentro, y bueno, eso te obliga a por ahí esforzarte más, y por ahí te queda el envión, y después te termina yendo bien por ahí.
— O sea vos decís que ellos eran más exigentes que el promedio normal de los padres.
— Es posible, sí.
— Y que el hecho de ser diez hermanos, también lo que vos marcás, es que eso obliga, adentro del esquema familiar, a tener que buscarse un lugar.
— Sí, tal cual. Vos te tenés que buscar un lugar de cualquier manera, totalmente. Empieza en la lucha por las milanesas, ¿viste? cuando entran las milanesas, o si vos estás guardando la parte más rica o las papas fritas con el huevo frito, y viene otro y te mete la papa frita en tu huevo y se lo come. Así funcionaba una familia de diez hijos.
— Tu tío, el hermano de tu madre, era Julio Mera Figueroa, que fue el primer ministro del interior de Menem, que bueno, también se casó en la función pública con una mujer joven, con Agustina Blaquier, que era 28 años menor que él. ¿Cómo era tu relación con él? ¿Tuviste una relación? ¿Fue mentor en algo?
— Yo tuve, pasa siempre de chico, típico adolescente, creo que el 80% de mi vida estuve en contra de él.
— Vos eras adolescente en ese momento, cuando era ministro. Estabas estudiando.
— Sí, estaba en la facultad, estaba en la facultad. Digamos, como siempre sucede, siempre era opositor, digamos, siempre estaba en contra porque rebeldía adolescente, rebeldía de joven, pero cuando él resuelve venir a Salta en el año 90 y… quiero tratar de acordarme, fines de 93, resuelve venir a Salta a terminar de pelear una interna contra Romero, que fue una interna que tuvimos en octubre del 94, yo me volví a Salta con él. Ahí trabajé con él activamente.
— Cuando decís que volviste a Salta, es porque estabas estudiando en la universidad.
— No. Yo ya me había recibido, estaba trabajando en Buenos Aires. Siempre pensaba que en algún momento iba a volver, pero aceleró mi vuelta a Salta trabajar en esa interna, en donde Romero nos ganó. Nosotros por minoría terminamos integrando el partido a nivel provincial, y bueno, de ahí siguió mi carrera en la provincia, digamos en alguna medida él fue el responsable de que yo acelere mi vuelta a Salta. Para mí siempre fue un referente, como te digo, la rebeldía adolescente de joven siempre estaba en contra, y después siempre lo tuve como un referente importante. Para nosotros Julio, inclusive qué sé yo, cuando yo era niño, digamos, era todo un tema, mi tío estaba preso, después estuvo exiliado. En una sociedad como era Salta, en la década del 70, era todo un tema, ¿no? muy fuerte, ¿no? Supuestamente mi tío era montonero, digamos, era una cosa muy fuerte. Y siempre fue un referente súper importante en mi vida. De él, sí, la política me gustó toda la vida. De él heredé el amor por los caballos. El tipo amaba, tengo unos caballos yo también, tengo mucho menos tiempo para ocuparme y todo pero sí, fue un referente importante para mí.
Leé la entrevista completa de Jorge Fontevecchia acá.