POLICIA
Efemérides 10 de junio

Femicidio de Ángeles Rawson: en Ezeiza, su asesino sacó 10 en Conducta

Jorge Mangeri, el portero que asesinó a Ángeles Rawson, estudia Trabajo Social en el Centro Universitario de Ezeiza (UBA) y debería quedar en libertad recién en 2048.

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Angeles Rawson. | NA

El 10 de junio de 2013, la vida de los vecinos del edificio de Ravignani 2360 cambió para siempre. Jorge Mangeri, encargado del edificio, mató a la adolescente de 16 años Ángeles Rawson y se deshizo del cuerpo arrojándolo con el resto de las bolsas de basura del consorcio.

El cuerpo de la joven asesinada fue encontrado en la planta del CEAMSE, en José León Suárez. El video con la imagen despreocupada del enccargado de la vivienda, mientras una familia desesperada y los testigos intentaban saber qué había ocurrido no se olvidarán

A una década del femicidio, Jorge Mangeri sigue preso en el penal de Ezeiza haciendo tareas de “fajinero”.

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Su pesado llavero de encargado tintineaba con cada paso que daba. Eso le daba la posibilidad real y latente de ingresar a cualquiera de los catorce departamentos de Ravignani 2360, en Palermo. Ocupaba ese puesto desde 2002 y mostraba fuerza, buena predisposición y eh el trato cotidiano se había ganado la confianza de casi todos los vecinos, incluida la de Ángeles Rawson.

 

 Jorge Mangeri 20220316
Jorge Mangeri, asesino de Angeles Rawson.

“Nadie podía creer que fuera capaz de una cosa así. Lo queríamos muchísimo todos en el consorcio”, contó Jimena Aduriz, madre de la víctima en una entrevista con Migue Granados en el podcast La Cruda. En ese mismo diálogo, Jimena sostuvo que “perdonó a Mangeri”. Y agregó: “Gana más el que perdona que el perdonado. El perdón es una construcción y hay que construirlo día a día, para que no te ocupe espacio el rencor y el odio”.

Aunque reconoció que todavía le carcome la cabeza el motivo que llevó al portero a asesinarla: "Ojalá pueda tener una charla con él antes de partir. Ahora no estoy preparada para hacerlo, y sé que tampoco él va a reconocerse como autor del crimen”.

Además, destacó que Mangeri tiene que cumplir con la pena impuesta de prisión perpetua por el acto atroz que cometió, para que se haga justicia por otras víctimas.

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Femicidio de Ángeles Rawson

La reconstrucción del crimen evidencia el camino cruel que debió soportar la adolescente antes de morir. El lunes 10 de junio Ángeles salió del departamento bien temprano porque tenía educación física. A las 9.50 una cámara de seguridad registró la llegada de Ángeles a su casa. Pero jamás entró a su vivienda. Ese mismo video deambuló por todos los medios, durante todo el día, mientras se buscaba el paradero de la joven desaparecida.

Dominga Torres, empleada doméstica durante cinco años, llegó a las 8.45 como cada día. Ingresó con sus propias llaves. “Me puse a cocinar y me puse a hacer las tareas de la casa”. Torres solo vio que estaba Axel en el domicilio. A las 12.45, se retiró dejando la comida lista y sin saber el paradero de Angeles. En diálogo con los medios, Torres reconoció que la madre la llamó a la noche y le preguntó por el paradero de su hija, a lo que Dominga Torres respondió: “No la ví”, reconoció. Torres se enteraría de lo sucedido al día siguiente, en los noticieros. La empleada confirmó que Ángeles se manejaba con sus propias llaves, pero “no la vi en ningún momento”.

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La adolescente debía volver a almorzar a su casa ubicada en la planta baja, departamento “A” para luego regresar a clases en el horario de la tarde. Pero jamás llegó. Mangeri, el portero, al día siguiente se tomó licencia por enfermedad.

Para los investigadores el portero se cruzó con la joven en el hall de entrada y la llevó engañada al sótano o a la portería, ubicado en el octavo piso, y allí quiso concretar la violaciónAnte la resistencia de la adolescente, Mangeri la ahorcó hasta matarla por "temor" a ser reconocido y denunciado por la joven.

 

Claves para entender el crimen

A 23 kilómetros de la casa de Ángeles Rawson trabajaba Leonardo Gelso. Un operario a cargo de la cinta de reciclaje de residuos. Entre la pila de desperdicios vio un objeto "rosado" que le llamó la atención. Si bien Gelso expresó estar acostumbrado a ver cómo llegaban restos de animales arrojados a los contenedores de basura de la Ciudad de Buenos Aires, esa bolsa era distinta.

 

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Gelso entonces paró la máquina y se acercó al elemento rosado pensando que podía ser "un chanchito". Pero no. Era el cuerpo de Ángeles. La cinta se paró a pocos segundos de que cayera por una salida a un lugar común, a donde van los residuos no reutilizables.

De haber dejado seguir corriendo la cinta, muy probablemente el cuerpo de Ángeles Rawson jamás habría aparecido. Y Jorge Néstor Mangeri, casi con seguridad, estaría libre. Pero Gelso, al detener esa cinta, dio el primer paso para dilucidar la investigación.

A las 11.20 de la mañana del martes 12 de junio, la justicia pasó de averiguar la desaparición de una adolescente a investigar un femicidio.

Los peritajes y las pruebas demostrarían que la joven fue atacada y asesinada alrededor de las 10 de la mañana del día 10 de junio. Es decir, diez minutos después de las imágenes de la cámara de seguridad, difundidas por los medios

 

El crimen de Angeles Rawson

La fiscal Paula Asaro repasaba en la fiscalía 35 el testimonio de todos los testigos que prestaron declaración. Casi todos los integrantes del edificio desfilaron por las oficinas, excepto uno: Jorge Mangeri. La fiscal coteja el gran ausente con su equipo de trabajo y se dan cuenta de que jamás se había presentado a declarar y, para peor, estaba “enfermo” desde el día en que encontraron el cuerpo. De inmediato Asaro solicitó que la policía lo fuera a buscar y lo llevara a la Fiscalía para tomarle declaración.

Mangeri llegó y declaró frente a uno de los miembros de la Fiscalía. Mientras su relato, vacilante y dubitativo ocupaba espacio en la grabación, del otro lado del “Durlock” la fiscal Asaro lo escucha y decidió tomarla ella misma la declaración.

Jorge Mangeri

Las contradicciones y dudas reaparecieron. Fue entonces que el encargado dijo que odiaba a la policía, que no había querido venir y que finalmente, lo obligaron a subir a un patrullero y que "lo torturaron para recomendarle que se declarara culpable" porque de lo contrario su esposa estaría en graves problemas.

La fiscal detuvo la declaración del testigo Mangeri por la gravedad de su denuncia: ¿un testigo torturado por la policía en camino a declarar a una fiscalía en pleno estado de derecho? Sin saberlo, sus propias palabras sumarían un punto más para su condena.

Ante la gravedad de la denuncia del propio Mangeri, la fiscal le pidió que tomaran imágenes de las lesiones que presentaba el encargado del edificio de Ravignani 2360. Esas mismas lesiones que lo terminarían condenando como evidencia de su ataque sexual y posterior asesinato de Ángeles Rawson.

De testigo a femicida

Habían pasado cinco días desde el femicidio. En la madrugada del 15 de junio de 2013, Mangeri esperaba que llegara la orden de detención, acompañado por una custodia policial y personal de la fiscalía. Cuando pidió hablar con la Fiscal.

Al tratarse de una situación procesal compleja ya que no podía hacer declaraciones como testigo, ni tampoco incriminarse, decidieron que la Dra. Asaro estuviera acompañada por el secretario de esa fiscalía, el Dr. Diego Pegolo.

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Parado ante ellos, con la mirada en el piso y un hilo de voz que apenas dejaba escuchar la declaración, el portero confesó:  "Soy el responsable de lo de Ravignani 2360. Fui yo". Esa fue la única vez que Mangeri se responsabilizó del hecho. Y agregó: "Mi mujer no tuvo nada que ver en el hecho".

La abogada le repitió que no podía seguir hablando, que debía aguardar tener la asistencia legal de un abogado. Mientras tanto, pasaba el tiempo y la orden del juez para llevarlo detenido a la alcaidía de Tribunales no llegaba.

A solo media hora de cumplirse el plazo legal, el magistrado envió la orden. Mangeri quedaba oficialmente detenido. Nunca más estuvo en libertad.

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La autopsia

Aunque la violación no se consumó, la autopsia reveló que, en una de sus rodillas, en la ingle y en la cara interna de los muslos la víctima tenía lesiones paragenitales que demostraban que había padecido un abuso. Los dos médicos de la división de Medicina Legal de la PFA que llegaron a la fiscalía lo revisaron.

Y en su informe consignaron: “Lesiones que se corresponden con heridas de defensa de una víctima en caso de un ataque”. “Lesiones autoproducidas para ‘enmascarar’ las anteriores”. “Las lesiones estaban en su mejilla izquierda, en la zona izquierda de su barriga y también cerca de la cadera de ese mismo lado”. “Compatibles con un mecanismo de defensa de una persona que en la mano derecha tiene su mano más hábil y fuerte”. "Lesión en mejilla Izquierda con data aproximada de 3 a 5 días". "Lesión excoriativa de 1,5 cm en hipocondrio izquierdo" (arriba de la cadera izquierda)

La autopsia confirmó que Ángeles Rawson murió estrangulada y sofocada durante cinco minutos y que Mangeri le fracturó cinco costillas, la clavícula derecha y una vértebra.

Con las primeras luces del sábado 15 de junio de 2013, salió esposado de la Fiscalía ante los periodistas sorprendidos por lo que veían. Pero la evidencia y la contundencia de la ciencia habían dado sus frutos. Nada podría liberar ya a Mangeri de la acusación por homicidio.

Mangeri llegó a la alcaldía de Tribunales y, según costumbre, se le hizo una revisión médica, se le tomaron fotografías de su rostro y muestras de bello púbico y de su cabello. Se enviaron al laboratorio de Huellas genéticas para obtener el ADN de Mangeri.

Previo a esa instancia, el martes 14, cuando apareció el cuerpo de Ángeles en la cinta de la CEAMSE, la policía bonaerense resguardó sus manos para que pudieran tomarse eventuales muestras de ADN.

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Las muestras de ADN se iban a cotejar y unos días más tarde iban a dar una coincidencia del 99,9%. 

Con chalecos y gorras identificatorios de la "PFA" de la Policía Federal Argentina, un grupo de oficiales ingresó a la Fiscalía a las 22 hs del 14 de junio de 2013. Entre ellos, estaba Jorge Mangeri, camuflado para no ser reconocido por la prensa. Así entró al edificio judicial y subió por el ascensor. El caso estaba a horas de dar un vuelco.

Las pruebas fueron concluyentes: eran lesiones compatibles con un ataque sexual y defensa de la víctima. Con las pruebas sobre la mesa, se cambió la caratula a "femicidio en concurso ideal con abuso sexual y homicidio agravado criminis causae".

Tras la confesión y las pruebas en su contra, el juicio se llevó a cabo en 2015 donde la fiscalía sostuvo que el portero inició un ataque sexual no consumado que, ante la resistencia de la víctima, terminó en homicidio. Por ese motivo el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) número 9 determinó la prisión perpetua para Jorge Mangeri.

Quién era Ángeles Rawson

Si bien su acta de defunción decía Ángeles Rawson, para todos ella fue "Mumi", "la Mumi". Apodo ganado por su fanatismo poco habitual a los caramelos Mumu de dulche de leche. "Me acuerdo que desde chiquita me decía 'Mumu, mumu' y se desesperaba por esos caramelos. Era una beba muy pícara. No tenía nada de pelo, recién al año y medio pude ponerle una hebilla. Era una beba pelada con dientes, una gorda hermosa; muy sociable y extrovertida", revivió su madre, Jimena, en una entrevista

De temperamento fuerte, su madre la recordaba como “una chica tranquila, callada y muy reservada”. De buena conducta en el colegio y con Manuel Belgrano como prócer favorito, la joven Ángeles Rawson auguraba un futuro repleto de éxitos.

La semana anterior al crimen, Mumi  había llegado emocionada a su casa: era el mejor promedio del curso. Trabajaba duro para poder acceder a una beca y continuar con sus estudios universitarios. Quedó trunco su anhelo de ser psiquiatra.

Además del colegio, su vida se dividía entre sus amigos, la música y la animación japonesa. Mumi era fanática del animé, tenía a su grupo de amigos de "cosplay" y se disfrazaba con frecuencia. Le gustaba bailar, y escuchaba Evanescence y Linkin Park. 

Asesino con 10 en conducta

Mangeri está alojado en la cárcel del Servicio Penitenciario Federal I de Ezeiza. Trabaja como “fajinero” en el pabellón y empezó a estudiar Trabajo Social en el Centro Universitario de Ezeiza (CUE) que depende de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires (UBA).

Cada tres meses los estudiantes son evaluados en Concepto y Conducta. En Concepto, su calificación fue 1 y en Conducta, 10.... 

Mangeri se dedica a tareas de limpieza de su sector, el módulo 1 pabellón C, donde cumple su condena junto a otros reclusos cuyos delitos tuvieron repercusión pública, como el ex baterista de Callejeros Eduardo Vásquez, quien fue condenado por el crimen de su esposa Wanda Taddei.

Desde la penitenciaría afirman que es introvertido, y que "no tiene un grupo de pertenencia dentro del pabellón". Jorge Mangeri recién podrá salir de prisión en 2048 cuando tenga 80 años y haya cumplido 35 dentro de la cárcel.

NT / MM