Los tres policías porteños implicados en el homicidio de Lucas González, el futbolista juvenil asesinado a tiros el miércoles pasado en el barrio porteño de Barracas por una cuadrilla sin identificación, se entregaron en la Comisaría de la Comuna 4 (donde prestaban servicio) para ponerse a disposición de la Justicia.
El inspector Gabriel Isassi (40), el oficial mayor Fabián López (46) y el oficial Juan José Nieva (36) llegaron a la seccional cerca de las 13.30. “Decidimos que se presenten y que queden a disposición de la Justicia apenas supimos que había sido rechazada la eximición de prisión”, explicó el abogado defensor de los policías, Alfredo Oliván.
Los efectivos están acusados por un delito gravísimo que prevé una condena a prisión perpetua: “homicidio agravado por haber sido perpetrado por miembros de las fuerzas policiales abusando de sus funciones”.
Como se descontaba, en la madrugada de ayer los fiscales Leonel Gómez Barbella, a cargo de la fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional Nº 32, y Andrés Heim, de la Procuraduría de Violencia Institucional (Procuvin), le pidieron al juez Martín Carlos Del Viso, que ordene las capturas de los acusados, algo que finalmente se concretó en horas de la tarde.
Según las fuentes, los efectivos acusados fueron trasladados a la Alcaidía de la Superintendencia de Investigaciones de la Policía Federal, ubicada en calle Madariaga, y en las próximas horas serán indagados. Casi al mismo tiempo, allanaron sus domicilios en busca de pruebas, pero por el secreto de sumario que tiene la causa, no trascendieron detalles de los resultados.
Argumentos. Gómez Barbella y Heim entendieron que los policías “tergiversaron los hechos al momento de informarlos a la autoridad judicial para mejorar su situación procesal, circunstancia que daría cuenta no solo de su voluntad de sustraerse del proceso penal que se le sigue, sino también entorpecer la investigación”.
Además, advirtieron que, en caso de continuar en libertad, pueden “amedrentar y hostigar a testigos y familiares, más aún conociendo los pormenores de un proceso penal por la función propia”.
“Este riesgo se torna especialmente grave en investigaciones vinculadas a delitos como los que nos convocan, en los cuales no pueden descartarse que, por su entidad, haya causado repercusiones psíquicas en las víctimas, que impacten negativamente sobre su voluntad de colaborar y testimoniar en el marco de la investigación, en caso de que la libertad de los imputados no sea restringida de momento”, explicaron.
Por esa razón, rechazaron el pedido de eximición de prisión que el defensor de los policías había solicitado horas antes para evitar que sus defendidos queden detenidos como reclamaba la familia del joven futbolista de Barracas Central.
Las evidencias recogidas por los investigadores hasta el momento derriban el relato de la cuadrilla de la Comisaría de la Comuna 4 de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires.
Este viernes, el juez de menores Alejandro Rodolfo Cilleruelo les prohibió salir del país al entender que son los “únicos y verdaderos imputados”.
Para los pesquisas, no hubo persecución ni enfrentamiento armado. Los agentes involucrados nunca pudieron verse amenazados por cuatro pibes que regresaban de un entrenamiento y que solo llevaban pantalones cortos, medias, camisetas transpiradas y unos botines todavía sucios.
Los peritos de la Policía Federal Argentina (PFA) derrumbaron la hipótesis inicial del enfrentamiento. En la escena hallaron cinco vainas servidas, todas 9 milímetros, el mismo calibre de las armas reglamentarias que portaban los policías porteños, y establecieron que todos los disparos fueron dirigidos al Volkwagen Surán de los cuatro futbolistas.
Lo que resta saber –entre otras cosas– es si todos los efectivos dispararon y cuál de ellos hirió mortalmente a Lucas, que recibió dos disparos en la cabeza en el asiento de acompañante. Para ello será clave el cotejo balístico entre los casquillos y las pistolas que fueron secuestradas.
Los sobrevivientes coincidieron al declarar que volvían de entrenar en Barracas Central, que pararon a comprar un jugo en un kiosco y que después fueron interceptados por un Nissan Tiida sin patente ni identificación policial. “Bajan así chorros, tipo a robarnos, a apuntarnos así ya con arma en mano, No parecían nada policías”, relató uno de los chicos.
Otro punto que complica a los efectivos es la réplica de un revólver calibre 38 que fue hallada en el interior del coche de las víctimas. Según las fuentes estaba en el piso del asiento trasero. Sin embargo, los sobrevivientes aseguran que fue plantada. “La encontraron recién a la noche. Era una réplica y estaba en el baúl”, señaló Cintia, la mamá de Lucas.
La operación de autopsia, a la que fue sometido el cuerpo en horas de la mañana de ayer, reveló que presentaba un impacto de bala en la cabeza y un roce de otro proyectil.
Según pudo saber PERFIL, el informe preliminar reveló que el cuerpo presentaba una lesión de arma de fuego en el cráneo que le provocó “una hemorragia meningoencefálica” y que tenía además “un surco en el pómulo derecho de una segunda bala”.
Un pedido por los agentes sin uniforme
Más de 46 mil firmas ya se recolectaron en una petición en la plataforma Change.org para impulsar en la Legislatura porteña un proyecto de ley que busca prohibir a la Policía de la Ciudad de Buenos Aires actuar sin uniforme y sin los móviles oficiales.
La petición fue presentada luego de la muerte de Lucas. Hasta ayer, la petición online (http://change.org/leylucas) había juntado 46.600 firmas.
“Armamos un proyecto de Ley para que la Legislatura Porteña apruebe la Ley Lucas. Pedimos la prohibición de toda actividad policial sin uso de uniformes o móviles claramente identificables, la libertad a la ciudadanía para registrar irregularidades policiales y la creación de una Comisión Legislativa que dé seguimiento a las actividades policiales”, dice la presentación.
La petición fue creada por la activista y abogada transgénero, Cristina Montserrat Hendrickse.