POLICIA
el cura que apareció ahorcado en una iglesia

Descartan un crimen mafioso y piden el archivo del caso Viroche

A cuatro años de la muerte del sacerdote que denunció a los grupos narcos de la provincia, el fiscal se inclinó por la teoría de un suicidio.

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Párroco. Juan Viroche estaba a cargo de la iglesia de La Florida. Cuando murió, el papa Francisco envió un emisario para que siga de cerca el caso. | cedoc

Hace cuatro años el cura Juan Viroche (47) aparecía muerto dentro de su iglesia y el caso provocaba una enorme conmoción, sobre todo porque en sus sermones el sacerdote venía denunciando el avance del narcotráfico en la provincia de Tucumán. Se tejieron varias hipótesis, entre ellas la de un crimen mafioso, pero ninguna avanzó y ahora el fiscal que investigó el caso pidió que la causa sea archivada.

Viroche fue encontrado ahorcado el 5 de octubre de 2016 dentro de su parroquia, en La Florida, donde desarrollaba sus actividades religiosas. 

La División Criminalística de la Policía de Tucumán determinó que las únicas huellas encontradas en la escena pertenecían al cura y señalaron que no se advirtieron signos de pelea.

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El cura no tenía temor en denunciar a viva voz el avance del narcotráfico y de la delincuencia en sus misas, en marchas e incluso desde su cuenta de Facebook. 

Desde la red social, el cura alzó la voz y recordó que había sufrido una intimidación “disfrazada” de robo.

“Todavía recuerdo cuando celebramos la misa en la calle ahí en Delfín Gallo, frente de la escuela Wenseslao Posse y frente de la capilla Nuestra Señora del Carmen convocando a la comunidad parroquial, entonces advertía que venían tiempos difíciles y que la cosa no se iba a solucionar como por arte de magia ni milagrosamente, pocos escucharon y hasta hubo burlas e ironías”, lanzó en su último mensaje, un mes antes de aparecer muerto.

Los miembros de la Multisectorial Juan Viroche y la hermana del cura aseguraron que detrás de su muerte estaba la mano del narcotráfico al que el sacerdote enfrentaba desde el altar, pero nada de eso pudo probarse.    

Diego López Ávila entendió que no existen indicios que permitan pensar la participación de terceros y hasta descartó de plano la teoría de que el religioso fue inducido al suicidio.  

En el pedido de archivo, el fiscal explicó que las dos autopsias a las que fue sometido el cuerpo del sacerdote indican que “no se ejerció violencia”.

Además, los distintos estudios periciales complementarios descartaron presencia de droga en el cuerpo ni señales de que terceros modificaron la escena para simular un suicidio. “No se observaron signos de fricción o rozamiento en la liga de la cual pendía el cuerpo sin vida del párroco, ni otro tipo de alteración morfológica coincidente con un proceso de izamiento”, explicó el fiscal en el documento que dio a conocer el sitio Verdad Noticias. 

En otro tramo, el fiscal aseguró que “se determinó la inexistencia de denuncias policiales o judiciales efectuadas por Viroche en contra de narcotraficantes a los cuales se aludió en diferentes pasajes de la investigación”.

Sobre la figura de instigación al suicidio apuntó que “que para la configuración del delito de instigación es necesario una acción ejecutada por una persona direccionada específicamente a causar en la víctima el ánimo y la determinación suicida”, lo cual también descartó.  

Viroche estaba siendo hostigado por una mujer con la que se relacionó sentimentalmente. La cantidad de mensajes y llamados que recibió de parte de esta mujer está probada en la causa. Sin embargo, Díaz Ávila entendió que “no se pudo observar en sus acciones un ánimo de determinar en el párroco la decisión de quitarse la vida”. 

 Lo que suponen es que esta mujer no aceptó que el cura se haya vinculado con otra mujer con la que supuestamente pensaba formar una familia y dejar los hábitos. 

Fantasmas. La sospecha sobre una muerte violenta no solo fue alimentada en su momento por la familia del cura y algunos allegados sino que además, el fiscal general ante la Cámara Federal de Apelaciones de Tucumán, Antonio Gómez, llegó a decir que el sacerdote estaba “comprometido con la vida” e incluso contó que “había pedido su traslado por las amenazas que recibía”.

Gómez no era un funcionario más: tenía a su cargo varias causas por narcotráfico. “Pensar en un suicidio me parece inconcebible”, dijo y por si fuera poco apuntó contra la dirigencia política. El avance de la investigación no probó nada de eso y hoy, a cuatro años de la muerte del cura, son pocos los que siguen sosteniendo la teoría de un crimen mafioso. Lo que nadie logra explicarse  es por qué razón el cura decidió quitarse la vida.

 

El caso

◆ El cura Juan Viroche apareció ahorcado  el 5 de octubre de 2016 en el interior de la iglesia de La Florida, en la provincia de Tucumán.  

◆ Como en sus sermones y sus redes sociales había denunciado a grupos narcos y organizaciones de prostitución infantil, la hipótesis inicial apuntó a una muerte violenta. 

◆ Sin embargo, las dos autopsias no detectaron violencia en el cuerpo ni signos de defensa. 

◆ Lo que sí se pudo probar es que el religioso estaba siendo hostigado por una mujer, aunque creen que no para que se suicidara. 

 

Otra muerte violenta

R.P.

Hace dos meses la muerte de otro cura sacudió a la provincia de Tucumán: Oscar Juárez, párroco de la iglesia San Martín de Porres, fue hallado asesinado de 15 puñaladas. 

El caso parece estar esclarecido. Es que las pericias confirmaron que la sangre del cura estaba en la ropa y el calzado secuestrado al único detenido, Jorge Leonardo Herrera (31), hijo de una colaboradora del religioso. 

“Las pruebas de ADN dieron positivo en la planta de las zapatillas que se secuestraron al ser requisado el auto del imputado, al igual que un pantalón de jean encontrado en su domicilio”, informó la fiscal Adriana Giannoni, a cargo del caso.

Giannoni indicó también que los estudios de los peritos revelaron que un cuchillo secuestrado en el marco de la causa “es el arma homicida”.

El cuchillo fue entregado a la policía (a los pocos días de ocurrido el crimen) por una vecina de la parroquia, quien declaró que se lo compró a un hombre que vendía chatarra.

Herrera, el único detenido en la causa, es hijo de Norma Lilia Velárdez, la secretaria de la Iglesia donde estaba Juárez.