Algunos hechos de inseguridad en Lomas del Mirador, en La Matanza, motivó que vecinos reclamarán mayor seguridad y "mano dura" al intendente Fernando Espinoza. Por eso, el jefe comunal decidió abrir en setiembre de 2007 un destacamento administrativo, sin celdas. Allí, 16 después, habrían torturado a Luciano Arruga.
El 31 de enero de 2009 el joven de 16 años fue visto por última vez en esas oficinas de una casa que el municipio le alquiló a una familia. Dos semanas después, el florista de Susana Giménez, Gustavo Lanzevecchia, fue asesinado durante un asalto a pocas cuadras. Eso motivó la polémica frase de la diva: "El que mata tiene que morir".
En marzo la situación se agravó en Lomas del Mirador: el personal trainer de Guillermo Coppola, Hernán Landolina, fue fusilado por delincuentes que querían robarle el coche.
Estos dos crímenes potenciaron los reclamos de la agrupación Vecinos Alerta de Lomas del Mirador (Va.Lo.Mi). Su reclamo de "mano dura" contra la delincuencia generó conflictos con los habitantes del barrio 12 de octubre, más pobre y donde vive la familia de Luciano Arruga.
Casualmente, el titular de Va.Lo.Mi, Gustavo Lombardo, vive justo enfrente de Mónica Alegre, la madre del chico desaparecido. Los encontronazos han sido numerosos. Un amigo de Luciano denunció a Perfil.com que desde Va.Lo.Mi le gritaron que "a estos negritos de mierda hay que matarlos a todos".
En su web, la agrupación vecinal rechazó el cierre del destacamento donde habrían golpeado a Arruga y eso aumentó las distancias con familiares y amigos de Luciano.