POLICIA
como en el caso del hijo de federica pais

Expertos analizan qué motiva a ‘ladrones vip’ a salir a robar

Dicen que “toman al delito como un desafío” y “que son chicos de bien de hogares mal”. Se creen “superpoderosos e invulnerables”, explican.

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Causas. Dante Casermeiro y Octavio Laje; detenidos esta semana por tres asaltos en moto. | cedoc

Dante Casermeiro tiene 19 años y es hijo de la conductora de televisión Federica Pais. Octavio Laje, de 20, es hijo del ex diplomático Guillermo Laje. Ambos fueron detenidos esta semana luego de cometer varios robos y catalogados por la policía como “motochorros vip”. ¿Qué motiva a dos jóvenes acomodados a poner en riesgo todos los beneficios de su clase social?

“Son chicos de bien, de hogares mal”, responde a PERFIL la psicóloga forense Alicia Crosa, autora de peritajes a Carlos Robledo Puch. El ‘Angel Negro’, encerrado en la cárcel de Sierra Chica hace 46 años, es uno de los casos icónicos de la historia criminal argentina. Condenado a los 20 por haber cometido múltiples homicidios y robos, pertenecía a una familia de clase media.

“La delincuencia no se genera de forma espontánea, sino que es una conducta aprendida, a menos que sea el producto de un trastorno psicoorgánico”, desarrolla Crosa el concepto. La perito asegura que “el odio o la falta de afecto” aparecen en la historia de vida de este tipo de sujetos. “Son chicos criados a la par de figuras de poder. Por eso se creen ‘superpoderosos’ e invulnerables”, afirma sobre los adolescentes que “tienen conductas facilitadas por el consumo de drogas o alcohol”.

“No siempre se roba por hambre”, aclara la perfiladora criminal María Laura Quiñones Urquiza. “Estos jóvenes toman al delito como un desafío, algo que los hace más valorables dentro de un grupo por mostrarse más audaces y los posiciona en un lugar de respeto por desafiar los límites”, explica.

A diferencia de Crosa, detalla: “Estos jóvenes tienen una búsqueda de emociones intensas porque su personalidad necesita llenarlas. A veces, no alcanza con que tengan la contención de una familia amorosa, porque pueden encontrar pertenencia en grupos antisociales que avalen conductas delictivas o adultos que se las refuercen. Durante la adolescencia –de los 10 a los 17 años– pueden encontrarse con grupos de pares antisociales en los que se avala el delito o con algún adulto, que dado el estado de rebeldía, se sienten más identificados. Probablemente, esas conductas antisociales que ya tenían se van a ver reforzadas con el aval o la pedagogía delictiva que le dé un adulto”.

La perfiladora cree que estos jóvenes, que están acostumbrados a transgredir los límites mientras están en libertad, “deberán dejar de lados sus conductas o adaptarse a las normas del penal y de cada grupo carcelario”.

Y advierte: “Si hay diagnósticos de psicopatía, se manejarán bien porque dividirán y dirigirán los grupos. Lo que a otros puede estresarlos, a los psicópatas ni los inmuta y se manejarán mejor en puestos de poder”.

En ese sentido, Fabián Quintero, antropólogo penitenciario, apunta que “generalmente a los jóvenes se los ubica en un régimen acorde a lo que especifique el grupo de admisión y seguimiento. Su adaptación va a depender con quiénes pueda relacionarse”. Quintero conoce por dentro las prisiones y sus códigos. Trabajó durante años en el Servicio Penitenciario Bonaerense.

Por su lado, el médico Miguel Maldonado, que actuó en varios casos resonantes, entre ellos el del odontólogo Ricardo Barreda, opina que se trata de “jóvenes buscadores de sensaciones y sienten placer por desafiar los límites, por eso cometen los delitos que pueden llevarlos a la cárcel, al hospital o al cementerio”.

Maldonado sugiere la actividad deportiva para calmar esa búsqueda de adrenalina. Al mismo tiempo, aconseja que “los padres no solo deben tener una discreta vigilancia sobre ellos, donde sepan con quiénes se juntan, y la escuela debe dar lecciones de vida, además de alfabetizar. Si a los niños les regalan juguetes bélicos, no se puede pretender que cuando sean adultos se despojen de la violencia”, afirma y agrega: “No es recomendable que el joven se acostumbre a las comodidades del dinero, porque inevitablemente los lleva por el mal camino”. “No solo buscan probar cosas, el más osado suele ser el líder del grupo. Necesitan una satisfacción inmediata, están regidos por el principio hedónico: el mayor placer con el menor esfuerzo”, opina Maldonado.

Otros casos. Tamara Blanco, conocida como “La Cheta”, estudiaba Relaciones Públicas en la Universidad Argentina de la Empresa (UADE) cuando fue detenida, en 2013, por integrar una banda que asaltaba casas de jubilados en la zona sur del Conurbano.

Mayra, Martina, Nazarena y Candela, todas “chicas bien”, fueron detenidas en Pinamar el verano del año pasado por robar ropa al estilo “mechera”.

En mayo de 2018, una banda de ‘nenes bien’, fue acusada de seis robos tipo escruche en casas de Vicente López, San Isidro y Capital Federal.

Prevén penas altas

El raid delictivo del hijo de Federica Pais, Dante Casermeiro, y del hijo de un ex asesor comercial en la Embajada de Estados Unidos, Octavio Laje, pueden acarrear años en prisión. Fuentes judiciales indicaron a PERFIL que la expectativa de pena de los delitos cometidos van de los tres a los 10 años de prisión, pero al ser reiterados, de ser condenados, la sentencia podría alejarse de la mínima.

Casermeiro y Laje se negaron a declarar el jueves por el robo en una casa de camping, ocurrido el sábado pasado en Munro. Laje fue reconocido, además, por la víctima de otro asalto cometido en Martínez horas después del robo al comercio.

Chaieb recibió las actuaciones de Martín Gómez, de la UFI de Vicente López Este, quien se declaró incompetente en la causa en la cual ya se hallaban en calidad de detenidos por un “robo calificado por el empleo de arma de utilería en grado de tentativa” cometido el domingo en Olivos.

En esa ocasión, una joven de 27 años fue asaltada por “motochorros” en Pedro Goyena al 3100, hecho por el cual la Policía detuvo a Casermeiro y Laje, a quienes les secuestraron dos pistolas de aire comprimido, una navaja, celulares, un martillo casero como para romper cristales, un blister con psicofármacos y un DNI y un juego de llaves de otra mujer asaltada el día anterior en  Martínez.