Susana Beatriz Leiva, de 38 años, apareció muerta este mediodía en el pozo ciego de su casa de la localidad bonaerense de Temperley. Ahora su familia apunta contra su marido, Alberto Ponce, quien fue detenido esta tarde.
El hombre fue hallado en el cruce de Salta y Garay, en el barrio porteño de Constitución. Según trascendió, había abandonado la vivienda horas antes de que encontraran el cadáver de su esposa.
"Él era muy celoso, la alejó de todos. Ella hablaba conmigo a escondidas", destacó Angelina, hermana de la empleada doméstica asesinada.
La mujer argumenta que siempre sospechó de Ponce: "Él nunca la buscó, ni siquiera hizo la denuncia, la hice yo. Nosotros pedíamos que vayan a revisar, su patrona también. Pero la policía estaba esperando la orden del fiscal para allanar", afirmó en diálogo con C5N.
"Desde el lunes no me dejaron entrar más a la casa", sostuvo Angelina, y agregó que "en la Brigada nos decían que era él, que tenía un arañón, y que estaba 'enterrado', pero también nos decían que sin la orden de la Fiscalía no podían hacer nada".
Leiva permanecía desaparecida desde el viernes 19 de julio a las 8, cuando salió de su casa rumbo a su trabajo de empleada doméstica en el barrio porteño de Recoleta. Su empleadora, María del Carmen, dijo que la mujer nunca había faltado sin avisar en los doce años que trabajó allí, y por eso llamó a su teléfono. Atendió Ponce, quien explicó que la víctima había salido hacia su trabajo, pero que se había olvidado el celular.