La trama detrás de la muerte de Genaro Fortunato, el rugbier de 25 años que fue atropellado por su novia, Julieta Silva, a la salida de un boliche bailable de Mendoza en último fin de semana, suma a medida que pasan los días nuevos datos. Al parecer, la violenta reacción de la mujer se produjo luego de haberse enterado que la expareja del deportista, Agostina Quiroga, estaba embarazada de él.
Mientras Silva pasó su primera noche en la cárcel de San Rafael, la madre de la exnovia de Fortunato sostuvo en declaraciones al programa Arriba Argentinos: "Genaro fue el amor de su vida", y agregó: "Estuvieron de novios casi cinco años, él era uno más de la familia".
En ese contexto, la mujer aseguró que el joven sabía que su hija estaba embarazada pero negó rotundamente que ella le hubiera mandado un mensaje de texto la noche en que murió atropellado por su pareja. "Agostina se presentó en forma espontánea a declarar y puso a disposición de la fiscalía su teléfono", aseveró.
Además, la mamá relató que escucha cómo Quiroga llora todas las noches al mirar videos en los que aparece Fortunato, pero está confiada en que "su bebé la va a ayudar a salir de esto" porque "es una chica muy fuerte".
Despedida. "Un pedacito tuyo quedó acá y estoy feliz de que sea yo quien le dé amor", publicó al día siguiente del trágico hecho la chica en su perfil de Facebook. "Lo único que te pido es que nunca nos abandones y seas el ángel de toda tu familia y en especial de tu hija", completó.
Por su parte, familiares de Fortunato utilizaron también sus redes sociales para despedirse del joven. "Se me ha apagado el sol, me falta el aire, me cuesta moverme, pero aquí estoy, mi bebé, como siempre. Te amo, hijo mío", escribió su padre Miguel."Va a ser doloroso no volver a ver su sonrisa y charlar de todo, se fue una persona inmensa", compartió la hermana del chico.
Cómo sigue la causa. Silva, de 29 años y madre de dos hijos (uno de cinco años y otro de diez, fruto de una relación anterior), se encuentra detenida en la Unidad Penitenciaria de San Rafael, acusada de "homicidio doblemente agravado por el vínculo de pareja y por alevosía". En su declaración ante la justicia, sostuvo: "Pensé que había pisado un pozo".
Podría ser condenada a una pena de prisión perpetua, que en la práctica representa 35 años de cumplimiento efectivo.
