La tercera generación de Los Monos: el último heredero fue imputado por amenazas y balaceras

Gastón Schneider (23) tenía 13 años cuando su papá, Claudio Ariel “Pájaro” Cantero, fue asesinado a tiros en la puerta de un boliche de Villa Gobernador Gálvez. Esa fría madrugada de mayo de 2013 se iniciaba una sangrienta guerra por el control del negocio narco en la ciudad de Rosario; una disputa a todo o nada que todavía continúa.

Schneider es hijo del histórico líder de Los Monos y parte de la tercera generación de la narcobanda más famosa del país. Aunque está encerrado en la Unidad Penitenciaria Nº 11 de Piñero cumpliendo una condena a diez años de prisión por varios robos y dos intentos de homicidio, su nombre volvió a ser noticia en las últimas horas por su presunta vinculación con las amenazas y balaceras en su ciudad natal, una forma recurrente de la organización criminal para sembrar terror y recaudar dinero.   

“Te damos quince horas para que dejes la casa, o si no caravana con el Noba”, es uno de los mensajes que los investigadores del caso le atribuyen al hijo del Pájaro. Esa amenaza –como otras tantas– recibió una familia el 18 de marzo pasado.

A raíz de ello, la Brigada de Balaceras, Amenazas y Extorsiones de la Agencia de Investigación Criminal, que depende del Ministerio de Seguridad, realizó veinte allanamientos en distintos puntos de la ciudad. 

Uno de ellos se llevó a cabo en la casa de Julia Zapata, conocida como “Mili”, la pareja de Gastón y madre de su hijo. Allí, los efectivos secuestraron dinero y varios celulares. Según el parte policial, la mujer “tenía en sus bolsillos varias bochitas de cocaína” y terminó demorada. 

Plata o plomo. Para los investigadores, Gastón es la persona que desde su lugar de detención daba las directivas al resto de los integrantes de la banda. La sospecha surgió sobre la base de análisis de conversaciones telefónicas, cámaras de seguridad y otros elementos de prueba que se fueron sumando a la causa.

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El hijo del Pájaro Cantero, fruto de la relación entre el capo narco y María Ángeles Schneider, no es un cabo suelto dentro del viejo clan: está en contacto con uno de sus medio hermanos, Luciano “Lucho” Cantero (20), uno de los tres hijos que Claudio tuvo con Lorena Verdún, actualmente detenida por los delitos de acopio de armas, asociación ilícita y droga. 

En la audiencia imputativa, los fiscales Franco Carbone y Federico Rébola, de la Unidad de Balaceras, entendieron que la organización criminal de Schneider “es una célula de una asociación ilícita de mayor envergadura investigada, cuyos jefes son Luciano Cantero, su novia Érica Elena Bullón y Lorena Verdún, quienes conforman el escalafón más alto de esta estructura delictiva”.

“Lucho” y Gastón son compañeros de causa en la investigación similar iniciada el año pasado. En enero, el primero de los hermanos fue procesado por los delitos de acopio de armas e intimidación pública agravada por el uso de arma, mientras que el otro fue acusado por extorsión en grado de tentativa y amenazas coactivas agravadas por uso de armas de fuego en calidad de instigador. 

En diciembre de 2021, Schneider amenazó a un comerciante para que pagara un canon por protección. “Si no, hay plomo para tu casa”, decía el mensaje que dejaron en el interior de una parrilla.  

En la piel. Gastón hace un culto de la mafia en sus redes sociales, donde hasta hace un par de año se mantenía muy activo pese a estar encerrado. La foto del mural de su padre en el barrio La Granada, donde también nació y se crió Gastón, es la portada de su cuenta en Facebook.

Además, el hijo del Pájaro lleva tatuado el apodo de su padre en su brazo izquierdo, con la fecha de su nacimiento y la de su asesinato. En mayo pasado se cumplieron diez años del crimen mafioso que desató un baño de sangre en Rosario y convirtió a Los Monos en un tema de interés nacional. 

El Pájaro tenía 29 años cuando fue asesinado. Lo acribillaron desde una Ford EcoSport cuando se encontraba en la puerta de un boliche de Villa Gobernador Gálvez. 

La muerte de Cantero derivó en una seguidilla de venganzas que convirtieron a Rosario en la ciudad más violenta de la Argentina. Ese año se registraron 264 asesinatos, un 45 por ciento más que en el período anterior.

El crimen del líder histórico de la banda nunca fue esclarecido. Gastón creció en el apogeo de una banda narcocriminal que, según surgió de la causa, llegó a planear la construcción de una bóveda refrigerada para guardar el dinero acumulado del negocio narco, porque temían que los billetes pudieran pudrirse.

Su abuelo, Ariel “el Viejo” Cantero (58), es mencionado como el fundador de la organización. Lo detuvieron por primera vez en 1998 con varios kilos de marihuana, pero lo señalan como partícipe de varios homicidios cuando su familia mantuvo una disputa con Los Garompas, otro grupo criminal del barrio Las Flores, donde crecieron los Cantero.

La segunda generación de Los Monos llegó con el Pájaro Cantero y sus hermanos “Monchi” y Guille Cantero –ambos actualmente detenidos y condenados a penas de hasta cien años de prisión–, fueron los que expandieron el negocio narco. Por mandato familiar, Gastón y Lucho forman parte de la tercera. Todos están presos, aunque eso no parece impedimento para que sigan en el negocio narco.

Cartuchos y chalecos 

La causa que apunta a la célula de Gastón Schneider por amenazas y ataques a tiros demandó cerca de cuatro meses de investigación y esta semana motivó una batería de allanamientos. 

En total, la Brigada de Balaceras, Amenazas y Extorsiones de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) realizó veinte órdenes de registro en los barrios Las Flores, Tablada y Granada, en la zona sur de la ciudad de Rosario. 

Uno de los allanamientos se realizó en una casa ubicada en la calle Cabildo al 600, donde se buscaba a uno de los miembros que operaba para la banda. En la vivienda se encontró un chaleco balístico, un arma de fuego desarmada, dinero y binoculares.

Otro de los operativos fue en la casa de Lucía Zapata, la novia de Schneider, donde incautaron dinero, varios celulares y drogas.

Entre los elementos de prueba incautados en los veinte allanamientos figuran trece celulares, seis cartuchos calibre 22 y uno 9 mm.