“Se hizo justicia”. “Hoy seguimos llorando, pero de alegría”. La familia de Juan Marcos “Tito” Correa (39) hoy siente alivio. Un Tribunal santafesino condenó a su asesino a cadena perpetua al encontrarlo responsable de un crimen brutal: golpear, sacarle el corazón y asesinar a un hombre como ofrenda al santo pagano San La Muerte.
Carlos Emanuel Lucero (37) recibió la pena máxima. Los jueces Mariana Vidal, Mauricio Clavero y Adrián Godoy lo encontraron responsables del asesinato de Tito en el pueblo de Amenábar, al sur de Santa Fe, en 2020.
Para los representantes del Tribunal no quedaron dudas de que se trató de un homicidio agravado por alevosía y ensañamiento. Tal como lo habían planteado en el debate los fiscales Rafaela Florit y Mauro Menéndez. Mientras que la defensa había pedido la absolución o interpretar el caso como un “homicidio simple”. Los jueces les dieron la derecha a los representantes del Ministerio Público de la Acusación (MPA).
“Hoy seguimos llorando, pero esta vez de alegría porque se hizo justicia. A todos los que decían que nadie hacía nada y que el caso estaba cerrado: perpetua. Hoy descansas en paz, hermano”, posteó una de las hermanas de la víctimas en sus redes sociales junto a una secuencia de imágenes de Tito. “Justicia. Gracias a los fiscales que Dios me mandó. Se hizo justicia por mi hermano”, escribió otra de los familiares de Correa.
El debate se desarrolló de martes a jueves de la primera semana de octubre y pasaron más de veinte testigos, entre ellos un sacerdote experto en teología y estudioso de los devotos de San La Muerte, una figura religiosa no reconocida oficialmente por el cristianismo.
“Para nosotros quedó acreditada la autoría de Lucero y los agravantes. La alevosía es entendida como actuar sobre seguro y predisponer todo para que la víctima no pueda defenderse. Y el ensañamiento es matar cruelmente, causando un dolor innecesario a la muerte en sí”, había explicado a PERFIL el fiscal Menéndez. Este lunes se conoció la resolución del Tribunal.
¿Qué ocurrió?
Todo sucedió en septiembre de 2020 en un pueblo del sur de la provincia de Santa Fe. Amenábar es una localidad de un poco más de 1800 habitantes, según el Censo de 2010 y conformado por cien manzanas.
Está ubicado sobre la Ruta Nacional 33 y todo a su alrededor es campo. Pertenece al partido de General López y está distante unos 69 kilómetros de Venado Tuerto y un poco más de 30 de Rufino. Unos 230 kilómetros lo separan de Rosario.
Allí vivían Lucero y Correa. No se puede decir que entre ambos había una amistad, pero se conocían por que compartían ese “pueblo chico”. Pero a fines de septiembre Tito Correa desapareció. Su familia hizo la denuncia de búsqueda de paradero en los primeros días de octubre y comenzaron las medidas para localizarlo. Lo hallado asesinado.
Su cuerpo fue encontrado el 13 de octubre de 2020 en el sector del basural cerca de un monolito casero de “San La Muerte”, el santo pagano que por lo general es venerado por los delincuentes que le piden su protección antes de realizar un delito.
Según reconstruyó la justicia, Lucero lo llevó engañado a Tito a una zona conocida como Nuevo Basural aprovechándose de “su estado de vulnerabilidad” por un uso problemático con estupefacientes. Lo golpeó, lo acuchilló, le sacó el corazón y lo decapitó. Luego enterró el cuerpo envuelto en bolsas.
Fue el propio Lucero que (en ese momento estaba detenido por una denuncia de violencia de género) hizo alarde de que había asesinado a un hombre y donde había dejado su cuerpo. Luego se sumaron otros indicios que lo vincularon al hecho. Ahora lo condenaron a perpetua como autor del crimen.
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