El arma fue la clave. La vaina servida encontrada al costado de los distintos cuerpos fue la herramienta para relacionar cinco crímenes con un mismo asesino. Las muertes de Ni Qi Fu, Claudia Sosa, los hermanos Ponisio y Ariel Ríos se produjeron en un lapso de ocho meses, en tres provincias distintas, pero bajo la mano ejecutora, aparentemente, del mismo homicida.
Javier Hernán Pino, de 26 años, fue acusado ayer de ser el autor material del crimen del comerciante chino Ni Qi Fu en febrero del año pasado en el barrio porteño de Balvanera; de la masajista Sosa en abril; de Ariel, que era playero en una estación de servicio de Salta y de los hermanos Agustina y Javier Ponisio, asesinados en Rosario.
La identificación de Pino como el autor en estos homicidios se desprende de las pericias realizadas a las vainas encontradas en las escenas del crimen y el entrecruzamiento de datos del Sistema Nacional Automatizado de Identificación Balística (SAIB), que “permitió establecer que los proyectiles utilizados en todos los hechos habían sido disparados por la misma arma de fuego”, según informó el sitio Fiscales.gob.
Por lo menos en tres de los crímenes el acusado tenía un vínculo con las víctimas. Se había hecho amigo de los hermanos Ponisio y con la masajista había tomado mate antes del crimen (al igual que con la rosarina Agustina) por lo que se deduce que se conocían. El supermercado del comerciante chino se encontraba cerca del departamento donde había vivido temporalmente el detenido.
Una semana después de descubrir el crimen de su hermana, Daniela Sosa dijo a la prensa: “Ella le abrió la puerta a alguien conocido con el que incluso llegaron a tomar mate juntos. Este le metió un tiro, agarró las llaves de la casa para poder salir y se fue dejando la puerta sin cerrar”. Claudia fue encontrada muerta el 15 de abril en el departamento que alquilaba en Tucumán al 1500, ubicado enfrente de la Comisaría 3ª, en la zona de Tribunales. Pero había sido asesinada el 8, cerca de las 22, de un disparo. En el lugar se encontró una vaina calibre 9 mm.
El 16 de febrero de 2015, un vecino del barrio de Balvanera pasó por el supermercado ubicado en Matheu 29 y vio al dueño, Ni Qi Fu, muerto entre las góndolas. La víctima tenía ocho disparos y en el piso se encontraron dos vainas servidas y un plomo. Del lugar no faltaba dinero.
Después de estos crímenes Pino se mudó a Salta. En la madrugada del 13 de julio, el joven robó 70 mil pesos de la estación de servicio de El Galpón, ubicada en el kilómetro 681 de la Ruta 16. Antes de irse asesinó al playero Ariel Ríos, de 28 años, de un tiro en la cabeza.
El 16 de octubre, la madre de los hermanos Ponisio ingresó a su casa en Castro Barros al 5500 en Rosario y encontró a Agustina muerta en la cocina. Sentada, con la mitad del cuerpo recostado sobre la mesa y a su lado un mate sin tomar. Javier fue hallado en las escaleras con cuatro balazos en el cuerpo. Les robaron 25 mil pesos.
Acorralado. Las cámaras de seguridad registraron la huida de un auto y la madre de las víctimas lo reconoció como el vehículo de un amigo de su hija. Desde ese momento y con una identificación concreta, la suerte de Pino se había acabado. Los investigadores siguieron su rastro y lo detuvieron en su casa de Santiago del Estero. En el lugar encontraron dos armas calibre 9 mm y distintos objetos que serían de sus víctimas.
El hombre fue puesto a disposición de la Justicia salteña (por el crimen del playero) y luego trasladado a Rosario, donde fue indagado por el asesinato de los hermanos Ponisio.
Pero luego la División Balística le informó al fiscal Santiago Vismara que el proyectil que asesinó a la masajista era similar a los encontrados en el escenario de la muerte del comerciante chino, que investigaba su colega Rovira. Así del informe pericial se desprendió que “los proyectiles fueron percutidos por la misma arma, la cual fue encontrada en el allanamiento en Santiago del Estero, y está a nombre de Pino”, se detalló en el sitio Fiscales.
A partir de ese momento quedó establecido que el acusado había matado a cinco personas en sólo ocho meses.
Hallan la pistola homicida
Javier Hernán Pino (26) fue detenido en un departamento de la ciudad de Frías, provincia de Santiago del Estero, el 21 de octubre pasado. En su poder encontraron varias armas, teléfonos celulares y objetos que lo vincularían a los distintos crímenes. El peritaje de una de esas pistolas 9 mm permitió vincular cinco crímenes que se habían cometido en distintos puntos del país.A Pino se lo empezó a buscar después del crimen de dos hermanos en Rosario, que había cometido cinco días antes de la detención. Distintas divisiones policiales irrumpieron en la casa en la avenida Moreno al 500 y detuvieron al sospechoso que había ido a visitar a su novia a ese lugar.
En el momento de la detención, Pino tenía en su poder 30 mil pesos en efectivo, dos armas de fuego, 7 celulares de alta gama, 4 notebook, 7 tablets y al menos 20 chips de compañías diferentes.