La perpetuidad de los “abrevalijas” que operan en el aeropuerto internacional de Ezeiza no deja de sorprender. Podrán cambiar los nombres y hasta la modalidad, pero ellos siguen activos y más vigentes que los Rolling Stones.
La última célula, desarticulada esta semana después de una minuciosa investigación de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA), tenía un grado de sofisticación pocas veces vista. A diferencia de otras bandas, ésta robaba en los equipajes que traían los aviones de fuselaje angosto que aterrizaban en Ezeiza. Según fuentes de la investigación, llevaba más de un año y siete meses operando en el aeropuerto Ministro Pistarini.
“Es imposible cuantificar la cantidad de elementos que robaron desde que se inició la investigación. Lo que sí sabemos es que reducían los productos en distintos comercios”, asegura a PERFIL una fuente judicial.
El grupo era liderado por un empleado de Aerolíneas Argentinas. El principal sospechoso, de 44 años, trabajaba en la empresa de bandera desde el año 2009. Es uno de los diez detenidos que tiene la causa que encabeza el juez federal de Lomas de Zamora, Federico Villena. Y el que más complicado está.
Además de la probable acusación por los delitos de “robo, hurto y asociación ilícita” este hombre deberá responder por el hallazgo de 16 kilos de cocaína en su domicilio de la localidad bonaerense de Monte Grande.
En el mercado internacional, esa cantidad de droga vale cerca de un millón de dólares. “No estaba en los planes hallar droga”, reconoce a este diario Alejandro Itzcovich, jefe de la PSA.
“Estamos trabajamos sobre distintas hipótesis. No podemos descartar que sea robada de una valija. Es extraño porque la cocaína sale de Ezeiza, no llega, y esta banda actuaba en la llegada de los aviones. La otra sospecha es que el acusado tuviera dos negocios ilegales: la venta de droga y el robo de mercancía”, apunta el jefe policial.
Robo homiga. Los “abrevalijas” de Ezeiza son más viejos que el viento. Es increíble como logran romper con las nuevas normas de seguridad para seguir robando. En la zona de carga del aeropuerto hay cámaras por todas partes.
Muchas de ellas apuntan a los aviones que estacionan para monitorear cuando bajan los “tachos” de valijas. “Tenemos controlado el tránsito de las latas desde el avión hasta el carrousel (que es la cinta), con lo cual es muy difícil que alguien se juegue a hacer algo ahí”, reconoce Itzcovich.
Sin embargo, existe un punto ciego en Ezeiza: las bodegas de los aviones. Esta banda robaba en la panza de las aeronaves. Sacaban teléfonos celulares y anteojos importados, entre otras cosas.
En el caso de las bodegas hay un conflicto de seguridad: la PSA planteó la necesidad de instalar cámaras para evitar robos, pero las aerolíneas advirtieron que eso podría generar problemas eléctricos.
Un dato que llama la atención es que para trabajar en un aeropuerto internacional hay que cumplir un montón de requisitos. Los “maleteros”, por ejemplo, no pueden tener antecedentes delictivos y además deben obtener múltiples habilitaciones.
Barras y delegados. Entre los diez detenidos que tiene la causa, figuran un empleado de la Dirección General de Aduanas y siete trabajadores de la empresa Intercargo.
Uno de los acusados es delegado de la Asociación del Personal Aeronáutico (APA) y otro tendría contactos en la barra brava de Banfield, curiosamente vinculada a viejas bandas de “abrevalijas”.
Según fuentes judiciales, los diez sospechosos fueron enviados al mismo penal. Curiosamente el que está más cerca del aeropuerto: el Complejo Penitenciario de Ezeiza.
La otra banda está libre y a la espera del juicio
En marzo del año pasado la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) anunció la detención de catorce presuntos miembros de una banda de ‘abrevalijas’ que operaba en el aeropuerto internacional de Ezeiza. A diferencia de la organización que fue desarticulada esta semana, estos robaban objetos de valor de los equipajes que despachaban.
Según fuentes judiciales, los acusados fueron puestos en libertad pero continúan procesados a la espera del juicio oral. Estos delincuentes eran parte de la empresa de seguridad privada GPS, que trabajaba en el patio de valijas.
Lo curioso es que esta banda y la nueva, presuntamente integrada por empleados de Intercargo y Aerolíneas Argentinas, llegaron a operar al mismo tiempo.
La organización que fue desarticulada el año pasado robaba en el patio del aeropuerto, donde se juntan las valijas que van a ser cargadas a los vuelos que salen de Ezeiza.
“En el escaneo cotejaban lo que había adentro y, cuando veían algo que les llamaba la atención, corrían la valija y metían la mano”, explica a PERFIL el jefe de la PSA, Alejandro Itzcovich.
En este grupo cada uno cumplía un rol. Mientras algunos abrían los equipajes y sacaban los objetos de valor, otros hacían de “campana” o sacaban los elementos robados del aeropuerto. La cadena terminaba con la venta de los objetos a través del sitio Mercado Libre.
Tanto esta causa como la que se abrió esta semana está a cargo del mismo magistrado: el juez federal de Lomas de Zamora, Federico Villena.