POLICIA
el proceso comenzo el martes

Más de cien testigos declararán en el juicio contra Cristian Aldana

El vocalista de El Otro Yo está acusado de abuso sexual agravado gravemente ultrajante. Esta semana habló una de las víctimas.

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Disfraz. Aldana, vestido de monja, participó en una marcha contra el abuso sexual en 2016. | cedoc

“No nos callamos más”; la foto de una joven sosteniendo un cartel con esa leyenda apareció en redes sociales en abril de 2016. Esa fue la primera pieza de un dominó que derrumbó el silencio en torno a los abusos cometidos por Cristian Aldana, el ex vocalista de El Otro Yo, quien desde esta semana enfrenta un juicio en el que sus víctimas, todas menores de edad y fanáticas de la banda, relatarán las aberraciones a las que fueron sometidas por el músico.

“Abuso sexual agravado por mediar acceso carnal, gravemente ultrajante en concurso de corrupción de menores” es la carátula de la causa, que cuenta con siete querellantes y 102 testigos.

A., la joven de la imagen –que se hizo viral, al ser compartida en el comunicado de Aldana repudiando otro caso de abuso en el rock– fue la primera en dar su testimonio el martes y el jueves pasado ante el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N° 25 porteño. La joven dio detalles del “sistema de violencia”, según argumenta la querella, que el cantante ejerció sobre ella por seis años.

Aturdida por las extensas horas que tomó su declaración y la publicación de algunos extractos de su relato durante ambas audiencias, A. apagó su celular. Sin embargo, PERFIL pudo dialogar con ella antes del juicio. “Me hacía sentir que era parte del proceso de crecimiento y madurez; sentir rechazo a algunas cosas, que el mundo adulto era así y así eran las relaciones sexuales, que lo demás era romanticismo de mentira, que no existía”, explicó la joven que, cuando conoció a Aldana, aún no había cumplido los 14 años.

“‘Uy, con vos voy preso’, me dijo en la primera charla por teléfono. Comenzamos hablando cada veinte días. Luego, cada semana, los lapsos disminuyeron hasta que hablábamos día por medio. A veces, hasta dos días seguidos. Lo llamaba yo y cortaba. Entonces él me llamaba. Para no levantar sospechas en mi familia, no dejaba que sonara y atendía enseguida”, contó. “Nuestras conversaciones duraron unos tres meses –continúa–. Y a medida que se iba profundizando la confianza, las preguntas se volvieron más personales. Quiso saber si era virgen... Si había sido abusada de más niña...”, confiesa A.

Los abusos denunciados ocurrieron, al menos, entre 1999 y 2010, según la evidencia recogida en la instrucción, en la que participaron Atajo y la UFEM. “La investigación detectó que Aldana tenía un modus operandi para cooptar niñas. Las invitaba a su domicilio o a su estudio y las sometía a relaciones sexuales con un alto grado de violencia. Luego, las incitaba a invitar a otras menores. Lo que seguía eran orgías en las cuales las llevaba a mantener relaciones entre ellas o con otros varones amigos de él; muchas veces filmándolas o usando objetos como utensilios de cocina para penetrarlas”, indicaron fuentes del caso.

Entre las pruebas judiciales, hay videos de Cristian Aldana, vestido de monja, bailando con dos de las denunciantes. Ese mismo disfraz fue el que eligió, en 2016, para presentarse en una marcha contra el abuso sexual. Gabriela Cónder, abogada de A., indicó a este diario: “Lo que hizo Aldana es comparable a una masacre. Otros casos con tantos querellantes se ven en AMIA u Once. Entonces ahí te das cuenta de la dimensión del daño que produjo en tantas menores”.