Un empleado rural atropelló y mató con su camioneta a un bebé de un año que jugaba escondido dentro de una caja de tomates en una finca ubicada en la localidad de San Martín, en Mendoza. El fatal accidente se suma a otras dos tragedias en la misma provincia, en las que niños mueren en el lugar de trabajo de sus padres.
La víctima fue identificada como Ian Anthony González, que vivía en el mismo lugar donde ocurrió el hecho, una zona rural que se encuentra en Carril Chimbas y Herrera. Según informó la Policía provincial, la madre del menor de edad, una mujer de nacionalidad boliviana de 30 años, estaba trabajando en la cosecha de tomates cuando arribó otro empleado en una camioneta Toyota Hilux.
San Isidro: un encapuchado desató una balacera en un club e hirió a una nena y dos jóvenes
El hombre, llamado Luis Alberto Subia Tejerina, también oriundo de Bolivia y con domicilio en la localidad cercana de Tres Porteñas, hizo marcha atrás con el vehículo y no se dio cuenta que el niño estaba jugando adentro de una caja, golpeó al chico sin darse cuenta y al revisarlo notó que había recibido un fuerte golpe en la cabeza.
Rápidamente, realizó una llamada al número de emergencias 911 y en la finca se hicieron presentes oficiales de la Policía de Mendoza y una ambulancia del centro de salud de Tres Porteñas. Los médicos constataron que el menor falleció casi en el acto y diagnosticaron que la muerte se debió a un traumatismo cerebral.
Los agentes le realizaron un test de alcoholemia a Subia Tejerina, que dio negativo. El conductor fue trasladado a la Comisaría N°55 de San Martín y después de que se comprobara que no tenía antecedentes, se determinó su libertad.
En la escena del accidente también estuvo presente personal de la Policía Científica, que realizó una serie de procedimientos en la zona, y de la Oficina Fiscal de San Martin.
El caso del pequeño Anthony se suma a los de Erick Mamaní y Jonathan Pizarro, dos menores que también perdieron la vida en Mendoza en el lugar de trabajo de sus progenitores.
En el primer caso, ocurrido el pasado 7 de marzo, el niño de seis años murió tras caer a un pozo de agua de más de 50 metros de profundidad, en la localidad de Guaymallén, mientras su padre trabajaba en una obra en construcción. En el segundo, el chico de 10 años falleció en un episodio similar en Uspallata, y al igual que Erik también cayó a un pozo mientras su papá se estaba desempeñando como obrero.
FP CP
