Alvarado. Es el apellido que resonó esta semana en Rosario. Arrestos, delivery de droga, armamento, venganzas y disparos son los conceptos que enmarcan las nuevas detenciones vinculadas a una banda que tiene como presunto líder a Esteban Lindor Alvarado. La hermana y un hombre apuntado como sicario fueron encarcelados.
Primero se dio la detención de un joven, identificado como Francisco Riquelme, sindicado como sicario de la banda. Es que la Justicia lo acusa de haber disparado contra una mujer en la localidad rosarina de Roldán. La víctima, Mariana Ortigala, no es cualquier persona. Es la hermana del principal testigo en las causas en contra de Esteban Alvarado. Un hombre que era parte del grupo cercano del presunto líder y después se puso en su contra.
Los fiscales de la Agencia de Crimen Organizado y Delitos Complejos Matías Edery y Luis Schiappa Pietra acusaron a Riquelme de ser una de las tres personas que el pasado 13 de marzo bajaron de un auto para disparar en contra de la mujer. Quedó detenido por intento de homicidio, porque Mariana se salvó a pesar de los casi treinta tiros de ametralladora que se escucharon.
Luego cayó la hermana de Alvarado. La mujer quedó en la mira de la Justicia porque figuraba entre los contactos del celular de Riquelme. La casa de Yanina fue allanada el lunes pasado y le secuestraron dos pistolas, un revólver, 260 municiones, 600 mil pesos, elementos informáticos y alrededor de cinco kilos de marihuana prensada.
La mujer estaba cumpliendo una libertad condicional por una causa de venta de drogas en la que había sido condenada a siete años de prisión. Además creen que desde allí continuaba con el comercio de estupefacientes en formato delivery. La policía constató que distintos autos se paraban en la puerta de la vivienda y realizaban el reparto de estupefacientes.
El miércoles, por videoconferencia, Yanina escuchó la acusación en su contra y el juez Román Lanzón le dictó prisión preventiva efectiva por el plazo de noventa días por los delitos de “tenencia ilegítima de arma de fuego de uso civil” y “de guerra”, informaron desde el Ministerio Público de la Acusación.
Esteban Alvarado es un “hombre muy poderoso” y a quien “no le tiembla la voz para mandar a matar gente”, así lo describe Carlo Del Frade, diputado provincial, periodista e investigador del narcotráfico en Santa Fe. Aunque Alvarado esté en prisión desde 2018 (ver aparte), esta situación no resultaría un impedimento para consolidar su poder en el mapa del narcotráfico en Rosario, según entiende.
“Cuando Los Monos (otra banda narco) empezaron a ser denunciados y muchos de ellos cayeron por asesinatos o terminaron en la cárcel por acción de la Justicia provincial, Alvarado empezó a tomar parte del negocio y se quiso quedar con todo. Lo que la pandemia ha suspendido es una especie de pelea final en la supremacía del narcomenudeo en Rosario entre Los Monos y Alvarado. Me da la sensación de que esto va a suceder cuando termine lo del coronavirus”, detalla a PERFIL.
Hace referencia al incremento de homicidios en Rosario desde comienzo de año. En los primeros tres meses de 2020 se produjeron 63 crímenes. De esos, se calcula que 30 estuvieron vinculados con el mundo del narcotráfico, según un relevamiento realizado por La Capital de Rosario. El 43% de esos homicidios estarían relacionados con peleas por el territorio. El resto apuntan a mensajes mafiosos o enfrentamientos entre bandas.
“Hoy es una persona poderosa, con un desarrollo que supera los límites de la provincia de Santa Fe. De hecho, tiene causas por trasladar muchos kilos de droga a Río Negro y distintos lugares de Argentina. El dice tener más poderosas influencias políticas que las que se pueden llegar a probar, pero lo cierto es que es un hombre que en los últimos tiempos se ha caracterizado porque no le tiembla la voz a la hora de mandar a matar gente. Hay gente que trabajó con él que habla de medio centenar de asesinatos mandados a producir por Alvarado. Hoy es el hombre que se quiere quedar con todo el negocio y el hombre fundamental para explicar el narcotráfico en Rosario”.
El patrón del mal
Esteban Lindor Alvarado saltó a la fama delictiva hace dos años, cuando el financista Lucio Maldonado apareció asesinado en una casa quinta que estaba a nombre de sus hijos. Hasta que su nombre se hizo público, siempre cultivó el bajo perfil. En la ciudad de Rosario tenía fama de intocable. Si bien aparecía mencionado en varias investigaciones, nunca habían podido probar su autoría.
No se trataba de un perejil ni mucho menos. Hasta 2016 había estado preso en la cárcel de Urdapilleta acusado de formar parte de una banda de que robaba autos en la zona norte del conurbano bonaerense y los desguazaba en Rosario para comercializar sus autopartes. Lo habían condenado a siete años de prisión, pero no llegó a estar encerrado ni la mitad del tiempo de la pena.
Para los investigadores, Alvarado es un ladrón de autos que con el tiempo y sus contactos comenzó a dedicarse al negocio de la droga, como otras tantas bandas rosarinas. Para los fiscales Matías Edery y Luis Schiappa Pietra, Alvarado es el “jefe de una asociación ilícita que funcionó al menos desde el 16 de junio de 2012 al 18 de octubre de 2019”.
“Este grupo –señalan los fiscales– cuenta con personas que en el rol de integrantes y a partir de sus aportes criminales conforman dos estamentos diferenciados que la constituyen y explican en su organización y su funcionamiento operativo, y un tercer grupo de personas (por los policías) que presta colaboración para asegurar el permiso estatal que le posibilitó funcionar”. (L.N.)