El fiscal Guillermo Pérez de la Fuente pidió al Tribunal Oral Criminal 25 la pena de prisión perpetua para Gabriel Alejandro Isassi, Fabián Andrés López y Juan José Nieva, los tres agentes de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires imputados por el asesinato de Lucas González. El pedido del fiscal coincide con lo solicitado por el abogado querellante Gregorio Dalbón.
Lucas González fue asesinado en noviembre de 2021 en el barrio porteño de Barracas. El oficial Juan José Nieva, el oficial mayor Fabián Andrés López y el inspector Gabriel Alejandro Issasi, integrantes de la Brigada 6 de la División Brigadas y Sumarios de la Comuna 4 de la Policía porteña, persiguieron y dispararon contra el auto donde iban Lucas y sus amigos Julián Alejandro Salas, Niven Huanca Garnica y Joaquín Zúñiga Gómez. Hay otros 11 policías imputados por encubrimiento.
En su alegato, el fiscal destacó que los acusados "quisieron matar" a Lucas González y que los policías "aguardaron a los chicos como cazadores que esperan a una presa". Y señaló que los imputados "les tendieron una trampa". Durante su argumento, Pérez de la Fuente señaló que "los quisieron matar porque podían, porque querían, porque pensaban que iban a salir impunes y porque actuaban con prejuicios sociales, de clases”.
Los pedidos por la querella
La semana pasada, el abogado querellante solicitó la prisión perpetua para los policías de la Ciudad Gabriel Alejandro Isassi, Fabián Andrés López y Juan José Nieva acusados de homicidio cuádruplemente agravado por haberse cometido con alevosía, placer y odio racial con concurso premeditado de dos o más personas, abusando de su función o cargo por ser miembro de una fuerza policial.
Para el oficial Sebastián Jorge Baidón, el abogado pidió 30 años de cárcel por el encubrimiento" y "torturas" a las que sometió al joven Joaquín Zúñiga (18). Mientras que para Héctor Claudio Cuevas, la situación tuvo un giro inesperado cuando en el juicio habló y marcó a uno de sus compañeros de haber plantado un arma en el auto de los jóvenes. En este caso, solicitó 3 años y 6 meses de prisión al quitarle el delito de "omisión de evitar tortura".
Finalmente, para los nueve policías restantes, Dalbón manifestó que debían recibir penas de 20 años "por haber ayudado a Issasi, López y Nieva a eludir el accionar de la Justicia y por haber alterado rastros, pruebas e instrumentos del delito agravado doblemente por la calidad de funcionario público de los autores, por ser el delito precedente especialmente grave, privación ilegal de la libertad doblemente agravada por tratarse de funcionario público que con abuso de sus funciones o sin las formalidades prescriptas por la ley privaron de la libertad a Lucas González, Julián Salas, Joaquín Zuñiga y Nieven Huanca, y porque, en el desempeño de un acto de servicio, omitió evitar la comisión del delito de tortura en su calidad de coautor todos en concurso real".
El día del homicidio
La mañana del 17 de noviembre de 2021, Lucas González y tres amigos volvían de entrenar en Barracas. Se subieron al Volkswagen Suran del padre de uno de ellos para volver a la localidad bonaerense de Florencio Varela de donde eran oriundos los cuatro amigos. Se detuvieron en un kiosco y continuaron su camino.
Al llegar a la intersección de las avenidas Iriarte y Vélez Sarsfield, unos policías sin uniformes, ni ningún distintivo que describa su labor los pararon. Al ver las armas, los chicos pensaron que eran ladrones y huyeron sin imaginar que a continuación una lluvia de balas les caería por la espalda.
Los policías (vestidos de civil) de la Brigada 6 de la Comisaría Vecinal 4D los persiguieron a bordo del Nissan Tiida mientras seguían disparando contra el auto de los jóvenes. En esa balacera a la que los jóvenes fueron sometidos, una bala impactó en la cabeza de Lucas, quien murió al día siguiente en el Hospital El Cruce de Florencio Varela.
De acuerdo con la investigación, tras disparar contra los jóvenes, los policías informaron al servicio de comunicaciones policiales que perseguían un automóvil con "cuatro masculinos con apariencia de menores, jóvenes", que "estaban armados", por lo que les cruzaron el Nissan Tiida para detenerlos.
La investigación posterior confirmó que el arma encontrada dentro del vehículo de los chicos fue “plantada” por la propia policía de la ciudad y que los jóvenes eran tan solo cuatro chicos que volvían de entrenar.
NT / ds