El abogado de la familia de Lucas González, el adolescente de 17 años asesinado a balazos en el barrio porteño de Barracas en noviembre de 2021, señaló en su alegato ante el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 25 porteño que los policías acusados del crimen “eran tres mafiosos que fueron a matar”. Gregorio Dalbón agregó que “eligieron a su presa”, actuaron “con desprecio racial” y que “lo fusilaron mirándolo a los ojos”.
El silencio posterior a la primera oración del alegato de Gregorio Dalbón fue contundente. El representante legal comenzó su exposición ante el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 25 porteño: “Quiero decirles que estamos frente a la mafia”.
El contundente inicio continuó con un mensaje en el mismo tono donde acusó a los tres policías de “mafiosos que fueron a matar”. En la misma línea, el abogado de la familia González enfatizó en que “eligieron a su presa”, “actuaron con desprecio racial” y que “lo fusilaron mirándolo a los ojos”.
Antes del pedido de penas, el alegato de Dalbón debió interrumpirse. El abogado defensor de los policías Gabriel Alejandro Issasi, Juan José Nieva y Fabián Andrés López solicitó un cuarto intermedio por un tema personal, a lo que los jueces hicieron lugar en medio de reclamos por parte de la querella.
Más cómplices por el caso Lucas González
El fiscal Leonel Gómez Barbella solicitó la detención de otro policía de la Ciudad por el crimen y posterior encubrimiento del joven futbolista de Barracas Central Lucas González, pero la jueza a cargo del expediente en primera instancia lo rechazó.
Se trata de oficial Daniel Guffanti, de la Comisaría Vecinal 4 D de la Policía de la Ciudad. Gómez Barbella también reclamó el secuestro de sus teléfonos celulares.
Según la investigación, los datos del GPS ubicaron a Guffanti en el lugar en el que se reunieron otros policías, Gabriel Isasi –acusado directamente por el homicidio- y Facundo "Cachorro" Torres, el último detenido, sospechado de haber provisto el arma de juguete plantada en la escena del crimen.
Gómez Barbella, según amplió la agencia NA, consideró que "en virtud del rol jerárquico que ostentaba sobre Torres, de ningún modo Guffanti pudo ser ajeno a las maniobras que desarrollaron sus subalternos".
Por su parte, la jueza Peluffo asumió que "la presencia de Guffanti en el lugar se encuentra fuera de discusión, del mismo modo que se acreditó en el legajo la llegada de otros tantos agentes, que arribaran en distintos móviles (motos o vehículos) al lugar del hecho".
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Si bien el fiscal se mantiene firme en la hipótesis de que el reciente detenido "no pudo ser ajeno a las maniobras que desarrollaron sus subalternos". Hasta el momento, la jueza, "no encuentra respaldo en ningún elemento probatorio obrante en el sumario".
La jueza rechazó el pedido de detención a indagatoria hasta que no se presente una “prueba o dato objetivo alguno que relacione a Guffanti con los hechos que se investigan”. Y sostuvo que “no es posible acompañar la postura que se asume sobre el nombrado”.
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24 horas claves
El reloj empezó a correr. La jueza Peluffo tiene un plazo de 24 horas para resolver si le concede o no la excarcelación. El abogado Martín Francolino Stagno, quien defiende a Torres, se aprovechó de este lapso y solicitó la excarcelación inmediata.
El abogado manifestó que "se encuentra vinculado a la presente causa por el único hecho de que ha sido mencionado por declaraciones formuladas por uno de los agentes policiales sometidos a este proceso".
Torres, su defendido, fue señalado por el inspector de la policía de la Ciudad Héctor Cuevas como quien aportó el arma de juguete colocada en la escena del crimen, más precisamente en el vehículo de las víctimas para simular un enfrentamiento que jamás existió.
Francolino Stagno señaló la falta de solidez probatoria de su defendido y se quejó del trato que recibió: “Permaneció en la Superintendencia de Investigaciones Federales, sin que su familia lo pueda visitar, ni yo, su propio abogado defensor, violándose así el derecho de defensa".
El crimen de Lucas González
Lucas González tenía 17 años y jugaba en las inferiores del Club Barracas Central. El 17 de noviembre a las 9.30 de la mañana volvían a sus casas después de la práctica deportiva. En el auto rumbo al barrio San Eduardo de Florencio Varela viajaban Lucas junto a sus amigos Joaquín Zúniga, Julián Salas y Niven Huanca.
En el cruce de la avenida Iriarte y Vélez Sarsfield, metros después de parar en un kiosco a comprar un jugo, el Volkswagen Suran gris en el que se trasladaban fue cruzado por un Nissan Tiida color champagne del que bajaron tres hombres que les apuntaron con pistolas.
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Sin placas, vestimenta ni nada que pueda demostrar que eran policías el inspector Gabriel Alejandro Issasi, el oficial mayor Fabián Andrés López y el oficial Juan José Nieva les ordenaron a los jóvenes descender el auto.
Asustados por el hecho, el conductor decide huir. Los policías vestidos de “civil” comenzaron la persecución que terminó con al menos cinco disparos, de los cuales cuatro impactaron en la carrocería y uno de ellos en la cabeza de Lucas González.
La persecución terminó cuando los jóvenes, con su amigo herido de bala, frenaron ante dos policías que estaban en el cruce de Luzuriaga y Pedriel. Al frenar, el joven Huanca huyó a pie. Pero Zuñiga y Salas quedaron detenidos durante nueve horas. Lucas González fue trasladado de urgencia hospital Penna y, luego, al sanatorio El Cruce, en Florencio Varela, donde falleció al día siguiente. Un día más tarde, Huanca, acompañado por su madre, se acercó a la comisaría donde permanecían sus amigos para aclarar el hecho.
Los minutos posteriores varios policías de la misma comisaría colaboraron para hacer pasar el crimen de Lucas como un tiroteo, incluso plantando un arma de juguete dentro del vehículo donde viajaban los jóvenes.
Fuentes: Télam y NA
NT