Javier Hernán Pino (29) se hacía amigo de sus víctimas, se ganaba su confianza y luego las asesinaba con un arma con silenciador. Mató a cinco personas en ocho meses en distintas lugares: Salta, Capital Federal y Santa Fe. En tres de los casos tomó mate con sus víctimas antes de ultimarlas. Fue condenado a perpetua por tercera vez. ¿Quiénes fueron sus víctimas?
Pino fue condenado a perpetua en los tribunales porteños por los homicidios de un comerciante y una masajista perpetrados en 2015 en la Ciudad de Buenos Aires; los dos primeros crímenes que cometió el acusado entre febrero y octubre de ese año.
La primera víctima de Pino fue Ni Qi Fu (40). El hombre de origen oriental recibió ocho balazos el 16 de febrero de 2015 en su supermercado de la calle Matheu 29, en el barrio porteño de Balvanera. Lo mató a “quemarropas” según describió el fiscal del caso. Pino, en ese entonces, vivía muy cerca del comercio.
Los diez asesinos más "famosos" de la historia argentina
Dos meses después ingresó al departamento de la masajista Claudia Sosa (32), en la calle Tucumán 1545, en la zona de Tribunales. Tomaron mate, compartieron una charla y luego la asesinó.
Después, el acusado se mudó a 1400 kilómetros de Buenos Aires y se instaló en Salta. En la madrugada del 13 de julio mató de un tiro en la cabeza al playero de la estación de servicio El Galpón, ubicada en la Ruta 16. Ariel Ríos (28) murió en el acto y Pino se fue del lugar con 70 mil pesos en su poder que se había robado del lugar.
Las últimas dos víctimas eran hermanos. Pino había entablado una relación de amistad con ambos. En la mañana del 16 de octubre, el acusado llegó con su auto a la casa de Javier (25) y Agustina Ponisio (28), en Castro Barros al 5500 en Rosario. Compartió unos mates con la joven y luego le disparó. Lo mismo hizo con Javier.
Quién es Robledo Puch, el asesino serial más cruel de la Argentina
Cuando la madre de los jóvenes llegó a la propiedad encontró a su hija sin vida en la cocina y a su hijo muerto en la escalera. Las cámaras de seguridad habían registrado la huida de un auto, que fue reconocido por la mujer como el del amigo de sus hijos.
Así los investigadores llegaron a la identidad del homicida. Y tras allanarle la casa en la que se había escondido en la provincia de Santiago del Estero, encontraron el arma utilizada para cometer el doble crimen. Pero había más. Las vainas encontradas al costado de los distintos cuerpos fue la clave para relacionar los cinco crímenes con un mismo asesino.
Las pericias realizadas a las vainas encontradas en las escenas del crimen y el entrecruzamiento de datos del Sistema Nacional Automatizado de Identificación Balística (SAIB) permitió establecer que los proyectiles utilizados en todos los hechos habían sido disparados por la misma arma de fuego, la encontrada el 21 de octubre de 2015 en la casa de Pino.
En Salta y Santa Fe ya fue condenado a perpetua por los asesinatos cometidos en esas provincias. Hoy volvió a repetir la pena por los crímenes en Capital Federal.
N.G./M.C