POLICIA
para Ponerle cara al violento

Quieren determinar cuántos femicidas hay en el país a través de un Registro Nacional

Se presentó en la Cámara de Diputados un proyecto para armar una base de datos con la información de cada uno de los condenados por matar o intentar asesinar a una mujer en el contexto de violencia de género.

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Eduardo Vazquez / Wanda Taddei. Fernando Farré / Claudia Schaefer. Daniel Lagostena / Erica Soriano. Fabián Tablado / Carolina Aló. Jorge Mangeri / Angeles Rawson. Sebastián Wagner / Micaela García. | cedoc

Ponerle cara a ese hombre que asesina a una mujer por su condición de género y construir el perfil de los violentos son dos de los objetivos que tiene el proyecto de ley presentado en la Cámara de Diputados para crear el Registro Nacional de Femicidas. Dónde viven, con quién se vinculan, cómo se llaman y qué hicieron es parte de la información que se quiere recopilar en esta base de datos a la que tendrán acceso autoridades provinciales y municipales y particulares, con solicitud previa.  

“Tenemos un registro de femicidios, pero no sabemos cuántos femicidas hay en el país”, explica a PERFIL la abogada Virginia Luna, promotora del proyecto presentado el jueves pasado por el diputado nacional Alfredo Assef (UNIR). Y detalla: “Según las estadísticas de distintos observatorios, el 5 por ciento de los violentos mata a más de una persona. Por eso, con el Registro Nacional de Femicidas buscamos poner el foco en el victimario. Y así poder favorecer la configuración de perfiles delictivos y potenciales reincidentes y tener la cifra blanca de femicidas”. 

El Registro tiene por objetivo “unificar la información de todo el país” sobre la temática y establecer la “cifra real sobre la cantidad de femicidas”. Además de identificarlos con nombre, apellido, documento de identidad, domicilio, nacionalidad, estado civil, profesión u ocupación, vínculo con la víctima, naturaleza de los hechos y la condena recibida, se detalló en el proyecto. 

“Es necesario ponerle cara a los femicidas y trabajar sobre la víctima para que no se vincule con este perfil de hombre violento, pero también el Registro es una herramienta más para el sistema judicial”, explica Luna, especialista en Equidad de Género y Prevención de la Violencia. “Ante un pedido de condicional, por ejemplo, un juez va a tener a mano toda la información de la persona. Donde vive, con quien se vincula, que antecedentes tiene. No cualquier hombre es un femicida, por eso es importante saber cómo actúan, qué perfil tienen y poder trabajar en políticas públicas preventivas”. 

¿Quiénes podrían incluirse en el registro? Todos los femicidas que hayan sido condenados y los hombres que hayan sido sentenciados por tentativa de homicidio de una mujer en el contexto de violencia de género. De convertirse en ley esta propuesta, por ejemplo, Fernando Farré y Jorge Mangeri serían incluidos en la base de datos. 

Ambos fueron condenados a prisión perpetua. El primero por el asesinato de su exesposa Claudia Schaefer en el country Martindale de Pilar y el otro por haber matado a Angeles Rawson en el edificio de Palermo donde la joven de 16 años vivía y el femicida era el portero. 

Ambos están en la cárcel al igual que Eduardo Vazquez, condenado por asesinar a Wanda Taddei, y Daniel Lagostena, por el femicidio de su novia Erica Soriano. Pero, por ejemplo, Fabián Tablado ya recuperó la libertad en febrero pasado luego de pasar 24 años en prisión por haber asesinado de 113 puñaladas a Carolina Aló.

“Generalmente el hombre que termina cometiendo un femicidio no mata a la primera mujer que violenta, sino que se va construyendo un espiral de violencia. Pudo haber ejercido violencia psicológica contra una primera pareja, luego con otra incrementa esa violencia y termina matando a una cuarta o quinta pareja”, ejemplifica Luna. “Cuando tenemos un femicidio y repasamos esa historia, generalmente, se descubre que otras mujeres ya lo habían denunciado o habían sufrido violencia por parte de esta persona”.  

Por eso destaca la importancia de conocer el patrón de conducta de estos hombres para actuar en políticas de género concretas. Además Luna destaca que el “17 por ciento de los femicidas está prófugo y en la calle”. 

Otros femicidas que conformarían este Registro Nacional son los que se suicidaron luego de matar. Porque a pesar de que no haya un seguimiento judicial del hecho, estos casos son importantes para conformar las estadísticas y perfiles de los violentos. Es así como podrían ser incorporadas “las caras” del empresario Jorge Neuss, que mató a su esposa en el mismo country en que fue detenido Farré luego de acuchillar a su ex pareja, y de José Guaimás (ver aparte) que violó y mató a la pequeña Abigail en Tucumán.  

Para la abogada es “difícil cambiar” la conducta en un violento reincidente pero la clave para la modificación en el paradigma machista está en la educación de las nuevas generaciones. Por eso destaca la importancia de “educar a los chicos en la paz y que crezcan en ambientes saludables”.

 

El ADN confirmó al agresor 

Las pericias confirmaron que el joven que fue golpeado hasta la muerte por los vecinos fue el que violó y mató a la pequeña Abigail Riquel (9) en Tucumán. Así se corroboró que José Antonio Guaymás fue el femicida de la nena y que actuó solo. 

Los restos de la niña fueron encontrados en un terreno ubicado en Villa Muñecas, al noroeste de la capital tucumana, y desde un primer momento familiares de la víctimas y algunos testigos apuntaron a Guaymás como el culpable. Ya que lo habían visto en la zona caminando con la pequeña víctima, según el relato de una vecina.

Un mes después del hecho, las pericias genéticas confirmaron que el autor del femicidio fue Guaymás y por ese motivo el fiscal Ignacio López Bustos, de la Unidad Fiscal en Homicidios I, podrá requerir el archivo de las actuaciones ya que no se encontraron indicios de que otras personas hubieran participado del ataque.

Guaymás no llegó a ser imputado por el hecho ya que si bien la Justicia había ordenado su captura y detención, el abusador fue atrapado antes de que intervinieran las fuerzas de seguridad por un grupo de personas que lo golpearon hasta la muerte.