La reapertura gradual de la cuarentena en la ciudad de Buenos Aires coincidió con una pequeña suba en los delitos. En la calle hay más gente y los delincuentes, deseosos de volver a la antigua normalidad, están al acecho.
En las últimas horas, personal de la División Operaciones Especiales de la Policía de la Ciudad comenzó a investigar una serie de robos a vehículos estacionados sobre la avenida Rivadavia al 3200, en el barrio porteño de Balvanera.
Siguiendo las cámaras y analizando los movimientos dieron con dos sujetos que subían a los coches sin ejercer en violencia. En verdad, lo que hacían era bloquear el sistema de alarma y cierre centralizado para que el vehículo quede abierto y ellos puedan revisar el interior sin llamar la atención.
Según fuentes policiales, los efectivos observaron que uno de ellos tenía algo escondido entre sus ropas y le señalaba determinados rodados a su cómplice. Por este motivo, los policías le dieron la voz de alto y los sujetos intentaron darse a la fuga. Pero uno de ellos fue capturado en el lugar.
La fórmula delictiva no es nueva. En realidad, se trata del modus operandi de las bandas de piratas del asfalto, que utilizan este dispositivo electrónico para sabotear el sistema de rastreo satelital de los camiones que roban. Lo llamativo es que ahora lo usan para robar objetos de valor de autos estacionados.
En algunos casos (muy pocos, a decir verdad), los delincuentes pueden llevarse el vehículo. ¿Cómo operan estas bandas? Buscan un rodado que esté próximo a estacionar. Por lo general se ocultan en el interior de un auto con vidrios polarizados.
Lo preocupante es que no actúan solo en la calle, sino que atacan en los estacionamientos de shoppings, hipermercados y hasta en aeropuertos.
Frente a la seguidilla de casos, en mayo del año pasado, y por iniciativa de la Asociación Internacional de Investigadores del Robo de Autos (IAATI, por sus siglas en inglés), el Ministerio de Seguridad de la Nación firmó una resolución que prohibía el uso de equipos inhibidores o bloqueadores de señales radioeléctricas, pero nunca entró en vigencia.
En noviembre la abogada Patricia Pierri contó lo que le pasó: “Dejé el auto en el estacionamiento del Dot Baires. A los veinte minutos volví y me habían robado. Me faltaban los anteojos y ropa usada que llevaba a un hogar de niños con el que colaboro”.
La clave es el dispositivo que utilizan: transmisores de mano de multifrecuencia (HT) que generan un ruido electrónico con el que interfieren la conexión entre el control remoto y el coche.
Cuando activan el sistema, el automovilista acciona el botón de la llave, pero tanto el cierre centralizado como la alarma no funcionan. Con las puertas abiertas, el ladrón espera que el dueño del rodado se aleje y enseguida aprovecha para robar.
Los casos cada vez son más, aunque no todas las víctimas realizan la denuncia. Cuando el Aeropuerto Internacional Ministro Pistarini de Ezeiza funcionaba a pleno, la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) desarticuló una organización que robaba en el playón. Fue a partir de la denuncia que realizó una mujer, quien acusó el faltante de una mochila con 40 mil pesos que había dejado en el baúl del auto que ella había estacionado en la terminal B.
“Es importante que el propietario del auto tenga el cuidado de validar el accionamiento del cierre centralizado, por ejemplo, si hace un destello de luces o si suena la bocina, y finalmente tantear las puertas para verificar si el vehículo se abre o no se abre”, aconseja a PERFIL Daniel Banda, presidente del Comité Argentino de la Asociación Latinoamericana de Seguridad (ALAS).
“Este es un delito basado en el descuido del propietario. Estas personas aprovechan la situación de apuro y descuido de los automovilistas que no validan el cierre del auto. Esperan que se alejen y después entran al vehículo. Para hacerlo cuentan con unos dispositivos electrónicos transmisores que bloquean el sistema de alarma y cierre. Emiten una señal potente que hace un barrido de toda la banda en donde están los llaveros de control de vehículos, que es un rango de frecuencia, y eso emite una fuerte señal de radiofrecuencia que bloquea el canal”, explica.
En el caso de Balvanera, el ladrón detenido era el que tenía el aparato inhibidor. Según las fuentes, el sospechoso cuenta con antecedentes por infracción a la Ley de Drogas (23.737), pero también por robo de autos, arrebato y lesiones, entre otros delitos. Completito.