POLICIA
caso fernando baez sosa

Rugbiers: la zapatilla con sangre era la de Máximo Thomsen

La pericia scopométrica fue realizada por la Policía Federal. Reveló que una de las dos improntas detectadas en el rostro de la víctima corresponde con las huellas de pie tomadas al ex jugador del CASI.

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Prueba. Thomsen fue filmado en el Mc Donalds poco después de haber atacado a golpes a Fernando (círculo) a la salida del boliche. Izq.: la zapatilla con sangre que llevaba el rugbier la noche del crimen. | cedoc

“No sé qué les pasó por la cabeza. No son asesinos”. En enero pasado, y en medio de la enorme conmoción que despertó el crimen de Fernando Báez Sosa (18) en Villa Gesell, el papá de Máximo Thomsen (20) enfrentó a los medios que montaban guardia en el penal de Dolores y ensayó una defensa entendible. Su hijo era uno más en el grupo de rubiers golpeadores, pero ahora su situación procesal cambió con el resultado de una pericia clave: una de las huellas de zapatilla que tenía en el rostro de la víctima es la de su hijo. 

Marcial Javier Thomsen fue el único familiar que se animó a dar su versión. Si bien aseguró que su hijo “estaba alcoholizado” y que no recordaba “la pelea”, aclaró “no lo justifica” y que tenía “miedo de no verlo más en libertad”, un temor que podría convertirse en realidad si prospera la acusación por “homicidio agravado por alevosía y por el concurso premeditado de dos o más personas”.

El estudio pericial que compromete al ex jugador del CASI fue realizado en el laboratorio de la Policía Federal Argentina (PFA) de Mar del Plata. Se trata de una pericia scopométrica, que comparó el dibujo de las suelas con la huella hallada en el rostro de la víctima.  

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Según las fuentes, una de las dos improntas detectadas en el rostro del joven asesinado corresponde a una zapatilla “Cyclone”, que a su vez coincide con las huellas de pie tomadas a Thomsen.

Las “panchas” negras del acusado fueron secuestradas en el operativo que la Dirección Departamental de Investigaciones (DDI) de Villa Gesell realizó en la casa que alquilaban los rugbiers, pocas horas después del brutal ataque a la salida del boliche Le Brique. Todavía estaban manchadas con la sangre de la víctima. 

“Había dos rastros en el rostro de la víctima: una no se pudo establecer porque era muy chiquita y, la otra, se estableció que coincide con unas zapatillas Cyclone secuestradas y que coinciden con el pie de Thomsen”, aseguró un vocero con acceso al expediente.

Si bien esta pericia fue calificada como “de suma relevancia” en la causa, las fuentes aclararon que no significa que esa haya sido la “patada mortal” o la que produjo la muerte de Fernando.

“La Justicia siempre sostuvo al valorar el caso que se trató de una coautoría funcional, lo que significa que todos los acusados hicieron un aporte indispensable y que cada uno de esos aportes llevó al resultado muerte, al homicidio. No hubo una sola patada mortal sino que todos los golpes fueron mortales”, expresó otro vocero vinculado a la causa al referirse a la responsabilidad de los ocho rugbiers detenidos, según un cable de la agencia Télam. 

Por su parte, Fernando Burlando, el abogado que patrocina a la familia de la víctima aseguró que este informe pericial no implica la autoría de una sola persona, sino que se trató de un “ataque en manada” en el que “son responsables todos”.

“Estas pericias nos aclaran cuál ha sido la participación de alguno de los imputados en un hecho que son responsables todos, incluso los liberados”, agregó. 

Burlando consideró que “esta patada brutal no es el que determinó la muerte de Fernando” sino que ese fue el resultado “del aporte de todos, los golpes cobardes de distintos flancos y la agresión a toda su humanidad. Que estos aportes importantes, no empañen la verdadera responsabilidad de estos chacales”, aseveró.

A seis meses del asesinato, todavía restan los peritajes psicológicos y psiquiátricos a los acusados para avanzar en el pedido de juicio oral. Los estudios estaban previstos para mediados de abril pero fueron postergados por la cuarentena y no tienen fecha de realización. 

Desde el 13 de marzo, Máximo Thomsen (20), Ciro Pertossi (20), Blas Cinalli (19), Enzo Comelli (20), Ayrton Viollaz (21), Luciano Pertossi (18), Matías Benicelli (20) y Lucas Pertossi (21) están alojados en la alcaidía penitenciaria de Melchor Romero, en el partido de La Plata. Ya conocen cómo es la rutina carcelaria: antes estuvieron en la comisaría de Pinamar y luego pasaron por la Unidad Penitenciaria N° 6 de Dolores. 

Según las fuentes, los rugbiers duermen en calabozos que están acondicionados para dos internos, y todavía no tuvieron contacto con el resto de la población carcelaria.

Los dejan salir al patio sólo tres horas por día, un tiempo que por lo general aprovechan para hacer algo de ejercicio. Al igual que en el penal de Dolores, el resto de los detenidos los repudió cuando llegaron.

“Cada vez que salían al patio los insultaban desde las ventanas, pero eso con el paso del tiempo fue cambiando y ahora están más tranquilos”, dice a PERFIL una fuente de la alcaldía. Cuando están fuera de las celdas juegan las cartas, leen y escriben.  

El crimen de Fernando ocurrió cerca de las 4.40 de la madrugada del sábado 18 de enero frente al boliche Le Brique, en pleno centro de Villa Gesell, cuando el joven fue atacado a patadas y trompadas por varias personas.

El ataque quedó filmado por cámaras de seguridad y teléfonos celulares, por lo que horas después fueron detenidos como autores del crimen diez rugbiers que se hallaban de vacaciones y se alojaban en una casa cercana al boliche. Dos de los acusados (Alejo Milanesi y Juan Pedro Guarino) fueron excarcelados en febrero, pero siguen bajo proceso.

 

“Dale cagón levantate”

La pericia scopométrica no es el principal elemento de prueba que compromete a Máximo “Machu” Thomsen (20) en el crimen de Fernando Báez Sosa (18). El ex jugador de rugby del club CASI aparece en los videos de las cámaras de seguridad y fue reconocido por varios de los testigos que participaron de las ruedas. 

Por si fuera poco, en el expediente figuran varios testimonios que lo señalan como uno de los principales golpeadores. 

Los testigos coinciden al señalar que es uno de los que atacó a la víctima cuando estaba indefensa en el piso. 

El relato de uno de ellos describe la brutalidad del ataque: “Esta misma persona (por Thomsen) flexiona sus rodillas y agarra a Fernando de los pelos, creo que con la mano izquierda. Después le pega dos o tres patadas más, creo que con la pierna derecha. Luego de eso lo suelta y arenga a seguir pegándole. Decía: ‘Dale, cagón, levantate’. Cuando Fernando estaba en el piso, el único que vi que le pegó en la cabeza fue el chico de camisa negra”.

 

El caso

◆ Fernando Báez Sosa (18) fue asesinado a golpes a la salida del boliche Le Brique de Villa Gesell, el 18 de enero pasado a la madrugada 

◆ El joven había ido a bailar con sus amigos y en el local discutió con un grupo de rugbiers de Zárate. 

◆ En la puerta fue atacado a golpes de puños y patadas y falleció poco después. 

◆ Esa mañana la Policía detuvo a diez jóvenes que alquilaban una casa en la ciudad balnearia. 

◆ Solo dos de ellos fueron excarcelados, mientras que los ocho restantes permanecen detenidos en la alcaidía penitenciaria de Melchor Romero, acusados por “homicidio agravado”.