POLICIA
muertes atroces

El final de Sheila Ayala trajo el penoso recuerdo de Candela Rodríguez

Ambas niñas fueron víctimas de asesinatos atroces y mantuvieron en vilo a policía y opinión pública.

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Candela Rodríguez fue hallada sin vida el 31 de agosto de 2011 a 30 cuadras de donde vivía. | Cedoc

El hallazgo del cuerpo sin vida de Sheila Ayala, la nena de 10 años que era buscada desde el domingo 14 de octubre de 2018, recuerda al caso de Candela Rodríguez cuya búsqueda conmocionó a la sociedad y guarda similitudes por lo trágico y las sospechas que rondaron la investigación.

El 22 de agosto de 2011, Candela de 11 años fue vista por última vez en una esquina de la localidad bonaerense de Villa Tesei mientras esperaba a unas amigas para dirigirse a una reunión de boy scouts.

A partir de ese día se inició una intensa búsqueda. Su madre, Carola Labrador, aseguró en varias ocasiones que una vecina dijo haber escuchado "una frenada de un auto" y "un bocinazo" en el mismo momento en que la nena desapareció. "A mi hija me la robaron", aseguraba.

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El cuerpo de la nena fue encontrado 9 días después, el 31 de agosto, a 30 cuadras de su domicilio. Estaba adentro de una bolsa, con evidentes signos de asfixia. Fue la propia madre la que la reconoció en el lugar.

El 20 de septiembre de 2017, el Tribunal Oral Criminal N° 3 de Morón condenó a prisión perpetua a Hugo Bermúdez y Leonardo Jara por el delito de coautores de "privación ilegal de la libertad, seguida de muerte"; y a Fabián Gómez, lo consideraron "partícipe secundario del secuestro" y lo condenaron a cuatro años.

Sheila apareció muerta cerca de su casa y hay extrema tensión en San Miguel.

Tras las dos condenas, la justicia apuntó contra el autor intelectual del crimen en una causa que todavía no está cerrada.

En la sentencia condenatoria, los jueces establecieron que el móvil del secuestro y homicidio de la niña fue un ajuste de cuentas contra Alfredo "Juancho" Rodríguez, el padre de la víctima. Allí se destaca que "además de las 28 causas que se formaron a lo largo del debate es fundamental la activación de la causa paralela llamada "Candela 2", donde se debería juzgar a los autores intelectuales del crimen y la complicidad policial con los mismos".

En ese sentido, en el fallo los jueces mencionaron a un hombre como presunto autor intelectual: "Se sospechó fuertemente que esa persona podía ser Héctor El Topo Moreira, quien desde un comienzo estuvo vinculado a la causa e imputado, incluso por los propios dichos del padre de Candela, aunque después esta línea increíblemente se desactivó".

Los jueces indicaron que la hipótesis del móvil que apunta al ajuste de cuentas contra el padre está sostenida por el llamado telefónico que hizo Leonardo Jara, uno de los condenados a perpetua, el 29 de agosto de 2011, a la familia de Candela.

"La llamada en cuestión realizada a la casa de la niña estuvo dirigida a la madre de la misma en un claro tono de reproche, avisándole ¨ahora sí que no la vas a encontrar nunca a tu hija. ¡Jamás la van a encontrar, nunca más la van a encontrar! Te lo aseguro yo, hasta que esa conchuda no devuelva la guita, no la va a ver nunca más… Que le pregunten al marido dónde dejó la guita".

En el juicio quedó probado a través de dos pericias realizadas que la voz del llamado era de Jara, y según consta en el fallo "otras de las pruebas fue el entrecruce telefónico que demostró que todos los imputados reportaban a cuatro teléfonos que pertenecían a Moreyra, de quien se sospecha fue el autor intelectual del secuestro de la niña".

Candela Rodríguez fue asesinada entre las 20:30 del 29 de agosto de 2011 y las 8:30 del día siguiente por Bermúdez, quien según la justicia, la asfixió y abusó sexualmente por vía anal.

La víctima había sido secuestrada en la intersección de las calles Bustamante y Coraceros de la localidad de Villa Tesei por una camioneta EcoSport negra con la patente oculta el 22 de agosto de 2011.

Desde ese lugar fue trasladada a una casa en el barrio Costa Esperanza, de San Martín, donde permaneció cautiva por varios días y luego llevada a una vivienda en la calle Kiernan 992, de Tesei, para finalmente, ser aseinada.