La cuenta de Twitter de Adrián Bastianes se congeló el 21 de febrero pasado con una imagen que aún resulta inquietante: la fotografía del fiscal Alberto Nisman muerto, en medio de un charco de sangre. Diez horas más tarde, ese mismo sábado, agentes de la Policía Metropolitana allanaron sus oficinas, indicaron fuentes judiciales a PERFIL.
Según los informantes, secuestraron un arma calibre 45, diez mil dólares en efectivo y “numerosos equipos electrónicos”. Aunque no quisieron dar a conocer el número, entre lo incautado se cuentan unas 25 tablets, gran cantidad de pen drives y computadoras.
La fotografía que fue publicada por el usuario de Bastianes fue tomada por peritos de la división científica de la Policía Federal y es parte del expediente a cargo de la fiscal Viviana Fein y la jueza Fabiana Palmaghini. El tuit apareció tras la difusión de fotos que aparecen en el informe realizado por Osvaldo Raffo, Julio Ravioli y Daniel Salcedo, integrantes del equipo de peritos de la jueza Sandra Arroyo Salgado.
Mediante un comunicado, la Policía Federal aseguró que no tuvo responsabilidad en la filtración de las fotos y que aplicó “en todo momento protocolos sistemáticos de preservación de la cadena de custodia de las evidencias”. A la vez, la fuerza aclaró que “en ninguna oportunidad ha tenido acceso al expediente ni ha guardado copias de los materiales documentales y fotográficos de los dispositivos que la Justicia le encargara”. Por último, la Federal anunció que se ponía a disposición de la Justicia para “identificar a los autores” de las filtraciones.
Hasta el momento, el único que aparece investigado es Bastianes, un abogado sin matrícula pero con estudio propio. “Es un denunciante compulsivo”, indicaron a PERFIL algunas personas que lo conocen. El abogado, de perfil anti K y precandidato a jefe de Gobierno por Voz Ciudadana, suele realizar denuncias en la Justicia Federal contra funcionarios del Gobierno e, incluso, lo hizo contra la fiscal Fein por mal desempeño a pocos días de iniciarse la investigación por la muerte del fiscal federal.
También logró posicionarse en las primeras filas, cerca de los fiscales que encabezaron la marcha del silencio del 18 de febrero.
La Justicia se pregunta cómo accedió al documento, aunque Bastianes niega haber publicado la foto y apuntó al actual jefe de Ministros. “Me hackearon mis servidores, lo mandó a hacer Aníbal Fernández”, aseguró en una entrevista televisiva, en la que afirmó tener pruebas del presunto hackeo.
Por su parte, el jefe de Gabinete dijo haberlo denunciado por los presuntos delitos de violación de secreto y privacidad. La denuncia recayó en el juzgado de Santiago Zavalía. Ayer, Bastianes publicaba en su perfil de Facebook: “Aníbal Fernández acaba de reconocer por radio América que no fue el que me denunció. ¡Es un mentiroso!”.