Fue Antoni Gutiérrez Rubí quien le dijo a Sergio Massa que debía pararse en la oposición a Mauricio Macri. Después de encargar distintos sondeos cuantitativos y cualitativos, el consultor catalán le explicó que el número de descontentos con Cambiemos iba en aumento y que debía ir por aquel electorado. Rubí consiguió lo que pocos consiguen: que el líder del Frente Renovador no solo lo escuchara, sino que también siguiera sus consejos sin salirse del libreto.
Guardó silencio durante meses, dejó de contestar muchos chats, cambió el tono y estudió el discurso opositor. Empezó a repetir que hay “otro camino” y “otro modo de hacer las cosas”. “Tenés que representar a la mayoría social que quiere un cambio de gobierno, no podés estar en dos lugares y tenés que estar en donde está la mayoría”, le insistió Rubí, y Massa aceptó. La primera etapa del posicionamiento opositor de Massa comenzó a fines del año pasado.
Durante el verano, Rubí hizo que Sergio Massa comenzara un “mano a mano” con los votantes en una recorrida por distintas provincias a bordo de una camioneta. En marzo, el discurso de Mauricio Macri en la asamblea legislativa fue la excusa para mostrar “las mentiras” del Presidente. Un equipo de Rubí chequeaba las palabras en el momento y se subían a las redes sociales las contradicciones en el discurso.
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Al perfil opositor, Rubí le sumó una característica que había creado el antiguo asesor de Massa, Sergio Bendixen, que tenía que ver con ser un “candidato propositivo”. El tigrense no solo criticaba las políticas de Macri, sino que también daba respuestas concretas a los problemas. “Es el candidato de las propuestas”, decía Bendixen, quien falleció en 2017.
Durante estos últimos meses, el líder del Frente Renovador intensificó su pelea con el macrismo. “Macri fracasó, no la Argentina. El Presidente es culpable de la situación argentina”, fue lo que ensayaron con Rubí y que luego Massa repitió.
El asesor conoce la política argentina ya que en la campaña de 2017 trabajó con Cristina Kirchner. Cuando comenzó a trabajar con Massa, estos dos dirigentes parecían irreconciliables. En las oficinas de Avenida del Libertador, aseguran que Rubí tuvo mucho que ver con este acercamiento. Otro de los consejos que Massa entendió tenía que ver con no atacar a los votantes de Unidad Ciudadana. “Son muchos sus votantes, sin ellos no podemos”, le decía Rubí. Por eso, sin saber aún que terminaría en una nueva alianza con el kirchnerismo, comenzó a enviarle señales. Defendió a Florencia Kirchner cuando se conoció la enfermedad por la que viajó a Cuba y pidió que convocaran a Cristina Kirchner a un diálogo de todos los sectores.
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En el Frente Renovador aseguran que Rubí trabaja para Massa “24 x 24”. Incluso, los pocos días en los que viaja a Barcelona mantienen largas charlas telefónicas. Las cinco horas de diferencia ayudan a que el catalán esté despierto y pueda atender la demanda de un Massa desvelado en Buenos Aires.
Massa también tuvo que acomodar su impuntualidad. A Rubí no le gusta llegar tarde y deja afuera de las reuniones a las que convoca a quienes se retrasan. Incluso al ex diputado. En una pelea en la que la campaña sucia promete meterse en la elección, el asesor extranjero le avisó a Massa que no está dispuesto a meterse en ese barro y le advirtió que “teniendo enfrente a Jaime Duran Barba, sabé que la vamos a sufrir, pero nosotros no vamos a contestar de esa manera”.