El Gobierno, de manera silenciosa, buscó sacar provecho de la instalación, nuevamente, de la causa por la muerte del ex fiscal de la AMIA, Alberto Nisman. Lo hizo de manera elegante y sin grandes estridencias, cuando se filtró parte de la pericia de la Gendarmería que concluiría que al ex fiscal lo asesinaron.
Rápidos de reflejos, en el oficialismo le dieron aire a Waldo Wolff, diputado nacional por la Provincia de Buenos Aires, ex vicepresidente de la DAIA y uno de los dirigentes que solían tener contacto con Nisman.
“Que hable Waldo”, fue la orden que emanó de la Casa Rosada. Para el oficialismo, el tema del ex fiscal, así como la entrevista que dio Cristina Kirchner a Infobae, sumado a la discusión por el Presupuesto 2018, fueron noticias que permitían ir opacando la causa Maldonado, el centro de todos los medios de comunicación en las últimas tres semanas.
El ex vice de la DAIA, así, fue el “vocero oficial” para hablar del tema. De todas formas, las fuentes macristas coinciden en que desde la Jefatura de Gabinete ordenaron que haya mesura con las declaraciones: apelar a que las pericias están en la Justicia y que había que esperar los resultados de manera oficial fueron las ideas directrices. “Hay que esperar que lo anuncie la Justicia pero no podemos desacreditar la versión”, ordenaron desde la Casa Rosada a funcionarios y diputados.
Es que la filtración de ese informe, justo cuando la oposición puso el ojo en el rol de la Gendarmería por la desaparición de Santiago Maldonado, supuso una gran cantidad de interrogantes.
Curiosidades del PRO: quien era presidente de la DAIA cuando Nisman murió, el 18 de enero de 2015, el abogado Julio Schlosser –uno de los que más duramente salieron a cuestionar al gobierno kirchnerista por la muerte del ex fiscal–, hoy es asesor en la Provincia de Buenos Aires del Ministerio de Trabajo bonaerense como especialista en administración. El jueves por la noche fue uno de los animadores de la cena anual de la DAIA, y hasta se ocupó de invitar a varios funcionarios del actual gobierno.
Como sea, la relación del PRO, y acaso del propio Macri, con la causa Nisman fue cercana. El entonces jefe de Gobierno porteño ponderó una de las marchas y, un mes después de haber asumido como presidente, invitó a la ex mujer del fiscal, la jueza Sandra Arroyo Salgado, y a las hijas, Iara y Kala, a compartir un encuentro en Los Abrojos, la quinta familiar y el “lugar en el mundo” del mandatario. En veinte minutos de charla, Macri elogió el trabajo del fiscal en la unidad AMIA.
Sin embargo, hace un par de meses Arroyo Salgado sorprendió y denunció que la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) contrató a un perito criminalista (Daniel Salcedo) en la causa que investiga la muerte del fiscal. Aunque se encargó de desligar a Macri: “Confío en que el Presidente no debe estar en conocimiento de esto”.