La Argentina apuesta todas sus fichas a probar que la pastera Botnia contamine y que su funcionamiento falle en algún momento, sobre la base de que no existen antecedentes en el mundo de una planta de celulosa con el nivel de producción de la firma finlandesa en Fray Bentos.
La Casa Rosada puso en marcha el Plan de Vigilancia de Botnia, para registrar los niveles de contaminación en el Río Uruguay, en la costa argentina e incluso en el turístico balneario de Ñandubayzal, en Gualeguaychú. En el gobierno de los Kirchner sostienen, en privado, que Uruguay aceptó la instalación de Botnia porque los niveles contaminantes eran "aceptables", si se los compara con la toxicidad que emana de las plantas que actualmente funcionan en el Cono Sur. Sólo en la Argentina, llegan a medio centenar las pasteras, con sistemas anacrónicos en su mayoría.
En el Ejecutivo nacional coinciden además con las advertencias de organizaciones mediombientales que sostienen que Sudamérica y alguna zona de Asia son los lugares elegidos por las pasteras porque pueden utilizar gratuitamente sus aguas y, como ocurre en los alrededores de Fray Bentos, hasta disponen de la materia prima, el eucalipto.
La etapa por venir, de la mano de Cristina Fernández, apuesta a una resolución en la Corte de la Haya, aunque sabe que una falla de Botnia podría obligar al gobierno de Tabaré Vázquez a ceder y sentarse a negociar con la Argentina.
Los dichos de la presidente electa de ayer, responsabilizado a Vázquez por la falta de gestos y el deterioro de la relación bilateral, ratifican el distanciamiento entre Buenos Aires y Montevideo.
La decisión del presidente uruguayo de hoy, de levantar el bloqueo al menos en dos de los tres puentes internacionales, tiene mas que ver con un mensaje hacia La Haya que hacia la Argentina . Ocurre que una cosa es que los vecinos corten un puente y otra es que sea un Estado. Precisamente el tribunal internacional tiene la facultad de sancionar a un Estado cuando obstaculice la solución de una controversia. Mientras, el gobierno nacional avanza con el plan de control y, según trascendió, dispondrá de unas cabañas en Ñandubayzal para que allí trabajen los técnicos.
Así, habrá representantes del gobierno nacional (Cancillería y Ambiente), de Entre Ríos, la CONAE, el Servicio Meteorológico Nacional, y las Universidades de Buenos Aires y La Plata. El control que se hará, será del agua y del aire, y para ello se importará tecnología. No todo será control sino que también se dispondrá de una suerte de plan de contingencia para actuar en caso de cualquier emergencia ambiental.