Un nuevo aumento del 0,8 por ciento en el impuesto al gasoil fue convertido en ley hoy por el Senado, luego de aprobar un proyecto que busca con este saldo aumentar los subsidios al transporte de cargas y de pasajeros del interior del país.
Con 32 votos favorables y la oposición de 3 senadores, la Cámara alta respaldó el proyecto que ya había aprobado la Cámara de Diputados, por lo que el proyecto quedó convertido en ley.
El cambio del artículo 5 de la ley 26.028, eleva de 20,2 a 21 por ciento la alícuota de este impuesto y establece que el gravamen " deberá afectar un 0,8 por ciento en forma exclusiva al beneficio del sistema de transporte de cargas y pasajeros por automotor del interior del país, excluyéndose el área metropolitana del porcentual de incremento".
Fija además que los fondos se aplicarán "al sistema de transporte automotor de cargas y pasajeros de las provincias del interior del país, será por el término de dos años exento de exigencias relacionadas con el modelo y condiciones del medio de transporte".
El senador chaqueño Jorge Capitanich, aseguró que la medida se orienta a compensar los beneficios que ya reciben las empresas de pasajeros que desarrollan servicios en el área metropolitana.
El socialista santafesino Rubén Giustiniani expresó su oposición a la medida, porque la consideró "una repuesta totalmente negativa para una crisis que vive el transporte", porque es "una herramienta que significará que el secretario de Transporte, Ricardo Jaime, que tiene 23 denuncias penales, distribuya con discrecionalidad los fondos del Estado".
Giustiniani afirmó que hay "una inequidad flagrante" entre el transporte metropolitano y el interior y sostuvo que hay "un círculo vicioso de mal servicio", al que el gobierno entregó 350 millones, en 2005, 900 millones en el 2006 y este año llegó a 2131 millones y previsiones que lo llevarían a 2.600 millones en el 2008.
El senador radical Alfredo Martínez criticó el sistema de subsidios, por "la falta de control" pero dijo que votaría a favor pese a que lo haría "con sabor amargo" porque rechazaba "la trampa" en que lo ponía el gobierno.
Fuente: DyN