POLITICA
Contrastes en El Calafate

Avanza la pobreza detrás del lujoso hotel de Cristina

La tarifa mínima en Los Sauces es 250 euros por noche. A metros, casillas de chapa albergan a familias numerosas. Galería de imágenes.

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| Gentileza Opi Santa Cruz

En El Calafate, el hotel boutique Los Sauces, propiedad la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, que tiene una tarifa mínima de 250 euros la noche, linda en sus fondos con la pobreza, tal como lo muestran las imágenes cargadas de casillas de chapas, sin los servicios básicos.

Así lo reveló la agencia local OPI Santa Cruz , que divulgó fotografías de las humildísimas casillas donde vive gente en la pobreza, a poco metros nomás del lujo y la ostentación del hotel que los Kirchner usufructúan.

“El Calafate ha sido, desde que Néstor Kirchner llegó a la presidencia, ‘la tierra prometida’ que el marketing político y turístico dibujó a nivel nacional e internacional, pero que de ninguna manera fue acompañado con inversiones que ayudaran a sostener la demanda habitacional, de trabajo e infraestructura que era necesaria antes de salir a vender a la reina de los glaciares como la Anillaco del sur”, publicó la agencia local.

Según esta publicación, la localidad está hoy sumida en la necesidad de servicios, donde la migración interna no se detiene, donde vivir es muy caro y donde conseguir tierras es mucho más difícil. Por ese motivo El Calafate comenzó a mostrar hace ya mucho tiempo el contraste entre la abundancia y la escasez, entre el lujo y la necesidad.

La gestión Municipal que administra actualmente El Calafate confirmó 1400 desocupados para impedir que más gente llegue a la villa, sobre datos que le proporcionó la propia Dirección de Acción Social local, que ve cómo la gente cada vez más pide alimentos, chapas, colchones, tubos de gas, ropa, y todo tipo de ayuda.

Esto es por la crisis que se vive en la construcción donde habían llegado de todos lados operarios bolivianos y del norte del país traídos por Lazaro Báez, Gotti, Equimac, entre otros empresarios amigos de los K, que sumada a la construcción privada que se ha paralizado determinan que haya gente sin trabajo y en situación crítica, dado que en El Calafate vivir sin dinero es aún más difícil que en otras ciudades, por los costos de las cosas, alimentos, traslados, alquileres e indumentaria.