Llegó a movilizar a unas 150.000 personas al congreso, sólo con ayuda de los medios, hace apenas seis años. Hoy los mismos medios lo ningunean, mientras él se concentra en trabajar en su fundación. "No tengo sábados ni domingos", afirma a Perfil.com Juan Carlos Blumberg, cuya vida dio un vuelvo el 17 de marzo de 2004, cuando su hijo Axel fue secuestrado y posteriormente asesinado.
"Trabajamos a diario en la fundacion, con innumerables casos de gente que viene con denuncias y hay que acompañarlos a la fiscalia, a la comisaria", explica Bumberg. En sus oficinas de la Fundación Axel Blumberg Por la Vida de Nuestros hijos -ubicada en Corrientes 550, en pleno microcentro porteño-, unos 30 voluntarios reciben alrededor de 20 denuncias de casos de inseguridad por día.
"Tenemos problemas con los motochorros, muchísimos casos", relata Blumberg a Perfil.com y enumera los casos ocurridos en los últimos días. "Los que más sufren son los humildes", asegura el hombre que recibe a personas de todas partes de la ciudad de Buenos Aires y el conurbano.
Muchos de los casos en los que asiste terminan en la nada: "A veces la policía y la justicia no investigan, cuando nosotros vamos a reclamar, en tres o cuatro días ya cerraron las causas", protesta.
Apogeo y caída. El 1 de abril de 2004, días después de la muerte de su hijo, Blumberg convocó a 150.000 personas a marchar al Congreso en reclamo de seguridad. Más tarde fue recibido por la Corte Suprema de Justicia. En poco tiempo se convirtió en un referente del pedido de cientos argentinos, y parecía tener un futuro en la política.
Sin embargo, su estrella comenzó a caer al año siguiente, cuando justifió el caso de Sebastían Bordón -asesinado por la policía mendocina durante su viaje de egresados en 1997- argumentando que ese joven "se drogaba". Más tarde estallaría un escándalo cuando se descubrió que no poseía un título universitario, a pesar de que se hacía llamar, incluso ante los medios, como "Ingeniero Blumberg".
Políticos de todos los sectores lo tentaron en su momento con una candidatura. Terminó disputando la gobernación de la provincia de Buenos Aires en 2007, apoyado por el gobernador neuquino y candidato a presidente Jorge Sosbich. Blumberg obtuvo apenas 88.180 votos, el 1,26 por ciento del padrón bonaerense.
Hoy se considera desvinculado de la política. "La gente me llama, pero yo estoy trabajando en la Fundacion, no veo ideas claras", afirma a Perfil.com. "Es todo muy sucio, se busca destruir, si vos no tenes un partido fuerte es muy difícil", detalla.
En noviembre pasado, Blumberg se acercó a Wilde, donde los vecinos reclamaban por el homicidio de una mujer. Entonces se reportó que los manifestantes lo repudiaron al grito de "andate a tu casa". Pero él lo desmiente: "Es todo mentira, es un invento de Clarín", sostiene. Y agrega: "Estuve en esa marcha, entre el público, porque me llamó la gente de ese lugar y después me pidieron que me acerque al escenario a hablar".
La Bonaerense. Como residente en Martínez, San Isidro, Blumberg opina sobre la partida del ex ministro de Seguridad bonaerense, Carlos Stornelli: "Trató de hacer un buen trabajo, le faltó la experiencia de jefe de policía porque era fiscal". Además, critica la fusión de las carteras de Seguridad y Justicia, ahora a cargo de Ricardo Casal, ya que, sostuvo, ese tipo de experiencia no funcionó en otros lugares donde fue probada, por ejemplo en Córdoba.
"La policia de la provincia tiene 50.000 hombres que hay que manejar, y en este momento esta descontrolada", asegura Blumberg, mientras habla de denuncias, negociados y convivencia entre agentes de seguridad y fiscalías. "Se necesita en ese lugar una persona con mucha experiencia y con poder político fuerte", concluye.
(*) de la redacción de Perfil.com