Consciente de que la realidad económica será compleja en los próximos tres meses, al menos, el Gobierno ensaya un cambio drástico de agenda para intentar paliar las malas noticias que vienen desde la economía.
Uno de los diez ministros del gabinete, que reunió ayer a su equipo de trabajo, lo sintetizó: “Vamos a cambiar la agenda, vamos a ser más proactivos, la crisis es una oportunidad”. Esto supone que las obras públicas, con un cronograma de inauguraciones, así como los ejes en seguridad y hasta créditos hipotecarios serán parte de las temáticas que impulsará la Casa Rosada para entregar buenas noticias en un clima social que se sigue con detenimiento desde las altas esferas del poder macrista.
Además del intento de continuar con los créditos hipotecarios UVA, una de las primeras medidas será un relanzamiento del plan Procrear para viviendas de clase baja y media en terrenos fiscales, que serán licitadas. En ese marco se darán una serie de beneficios impositivos a los desarrolladores (como la reducción de IVA y la exención del impuesto al cheque) para viviendas sociales y una baja de impuestos provinciales, como Ingresos Brutos. Otra de las medidas será un seguro de caución para desarrolladores.
La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, es quien lleva adelante los decomisos de droga y la persecución de bandas. Según las encuestas que atesora, su cartera creció en credibilidad, en especial tras el caso Maldonado. Bullrich le suele comentar al jefe de Gabinete, Marcos Peña, que la lucha contra el narcotráfico puede mostrar avances. Claro, los otros dos ejes de campaña (pobreza cero y la unión de los argentinos) no tienen novedades para festejar dado el escenario.
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En Educación, el ministro Alejandro Finocchiaro viene trabajando con la reconversión del plan de becas universitarias y decidió priorizar la educación obligatoria en lo que refiere a obras; mientras que Desarrollo Social trabaja con Anses en un bono para los jubilados, aunque aún no está definido. Paralelamente, las “vedettes” de las buenas noticias vendrán de la mano de las obras públicas. Los dos ministros con mayor obra pública, Rogelio Frigerio (Interior) y Guillermo Dietrich (Transporte) son quienes llevan la voz cantante.
Obras. Frigerio viaja en las próximas semanas a inaugurar obras de urbanización en San Luis y en La Rioja; mientras que Iván Kerr, secretario de Vivienda, mostrará las nuevas casas sociales en La Rioja, y viviendas del Procrear en Santa Fe y Córdoba. También Marina Klemensewicz, secretaria de Infraestructura urbana y ex mujer del vocero presidencial, Iván Pavlovsky, supervisará las obras de Jujuy: Perico, Volcán y Cuyaya.
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En materia de Transporte, entre las obras que se inaugurarán hasta fin de año, se destacan el tramo de autopista de la Ruta Nacional 8 hasta Solís, el distribuidor de la Circunvalación Rosario y la Ruta 34 y una serie de tramos terminados en la circunvalación Córdoba. En materia aeroportuaria, se inaugurarán obras en Salta, Iguazú, Ezeiza, Comodoro Rivadavia, El Palomar y Aeroparque. También se habilitará el frenado automático del tren Roca, la inauguración del Metrobus Morón y la renovación de unas veinte estaciones y la pavimentación de unos 100 kilómetros de calles.
Los ‘ministros-voceros’
Las buenas noticias que busca transmitir el Gobierno llegarán de la mano de los flamantes “ministros-voceros” de la gestión. Es que, con un nuevo esquema de comunicación, la Casa Rosada intentará imprimirle una dinámica distinta a la relación con los medios de comunicación: tras cada reunión diaria de gabinete, dos ministros se enfrentan a los periodistas acreditados, cerca de las 11 de la mañana, para hablar de los temas de actualidad y de lo discutido en cada encuentro.
Se transformarán, así, en “ministros-voceros” de la gestión, un sistema que no podía darse jamás con 22 ministerios y dos coordinadores de Gabinete.
Por ahora, el jefe de ministros, Marcos Peña, no participa de estas pequeñas conferencias de prensa cotidianas aunque, en el futuro, podría volver a hacerlo como ocurrió en los primeros dos años de gestión.
La elección de los ministros no tiene una lógica particular: la idea del Gobierno es repartir el juego y, por supuesto, en muchos casos las temáticas a abordar.
Esta, quizás, sea una de las broncas del secretario de Energía, Javier Iguacel: su necesidad de protagonismo lo dejó al margen de la vocería oficial.
