La Cámara de Diputados cerró una ronda de cuatro jornadas de discusión sobre el proyecto de interrupción voluntaria del embarazo (IVE) enviado por el Poder Ejecutivo que fue levantando temperatura con las exposiciones a favor y en contra pero que no igualó el clima de fuerte militancia y movilización que se alcanzó en 2018.
La combinación entre lo virtual y lo presencial, sumado a la repetición de muchos de los exponentes de hace dos años y el reducido “aguante” en las inmediaciones del Congreso hicieron notar las diferencias entre ambos debates, aunque la expectativa por la votación sigue vigente.
El apretado cronograma parlamentario de fin de año dejó solo cuatro días para las exposiciones en el plenario de comisiones donde hubo lugar para poco más de 70 expositores, cuando en 2018 ese número estuvo multiplicado por 10, con más de 700 ponencias verdes y celestes.
El plan original preveía la firma del dictamen para ayer pero finalmente el trámite se concretará el próximo miércoles, un día antes de la fecha prevista para la sesión especial que traería cambios en el sistema remoto que se viene utilizando desde el inicio de la cuarentena.
A favor se hicieron presentes reconocidas figuras en la defensa del feminismo y las políticas de género como Mabel Bianco, la histórica Nelly Minyersky con sus 91 años, Miriam Bregman, el abogado especialista en derechos humanos Roberto Gargarella. De la vereda contraria estuvieron Guadalupe Batallán, autora del libro “Hermana date cuenta, no es revolución es negocio”, el cura villero “Pepe” Di Paola que tuvo duros conceptos respecto al aborto utilizado en casos de discapacidad, el pastor evangélico Osvaldo Carnival y varios referentes que pusieron el foco en la objeción de conciencia, un punto que incorpora el proyecto del Poder Ejecutivo que no tenía en cuenta el texto original de la Campaña Nacional a favor del aborto legal, seguro y gratuito.
El fin de las exposiciones de especialistas dio paso ayer a una última tanda de discursos a cargo de los diputados que integran las comisiones, donde se comenzó a palpitar el tono de la sesión del 10 de diciembre.
Silvia Lospennato, la diputada del PRO que emocionó en 2018 con su discurso de cierre a favor de la legalización del aborto, volvió a llevarse los aplausos con un sentido mensaje en el que también aprovechó para colar el reclamo de su espacio por el recorte de fondos a la Ciudad de Buenos Aires. “Esta Ciudad, que siempre lidera el acceso a los derechos sociales, digan lo que digan, es la que tiene el índice más bajo de abortos”, en comparación al resto de las provincias, donde en varios casos ni siquiera se aprobó el protocolo ILE y pidió “dejen de publicar imágenes de abortos de hace 30 años, hoy se resuelven de manera ambulatoria y con medicación”.
Su colega del PRO Dina Rezinovsky, que no votó hace dos años pero que es una firme militante del pañuelo celeste, argumentó que “el aborto existe porque hay sectores que lo promueven, no seamos ingenuos, si el aborto es clandestino es porque hay sectores que reparten pastillas e instructivos para que las mujeres lo hagan”, cuestionó.
Se empezó a desmontar la virtualidad
La Cámara de Diputados desmontó las pantallas LED que instaló al inicio de la cuarentena y abrió el interrogante sobre cómo será la sesión en la que se tratará el proyecto de interrupción legal del embarazo el próximo jueves. Desde el oficialismo afirman que la acción abre el camino para las sesiones presenciales, aunque con algunas excepciones para los legisladores que integren grupos de riesgo, que estarán eximidos de participar y podrán seguir haciéndolo en forma remota. Sin embargo, un sector de la oposición sigue manteniendo la postura de total presencialidad que viene exigiendo para temas clave como el Presupuesto y el Aporte Solidario y Extraordinario aunque no tuvo éxito. Para prorrogar las sesiones remotas oficialismo y oposición deberían firmar un nuevo protocolo y si bien hubo una convocatoria de Sergio Massa con los presidentes de los bloques legislativos, no se llegó a un acuerdo y continuarán las negociaciones que deben estar concluidas antes de la fecha prevista para la firma del dictamen, es decir que el fin de semana XL estará destinado sí o sí a la rosca política.