Cristina Kirchner vuelve hoy a Buenos Aires después de varios meses en Santa Cruz. Llega a tratar de ordenar el kirchnerismo, que se desangra, justo cuando empezaban a surgir críticas internas por falta de “conducción” política y cuando los bloques amenazaban con volver a partirse.
La ex presidenta arribará a Aeroparque pasadas las 22 desde Río Gallegos. Y piensa quedarse un tiempo largo. La decisión la tomó en las últimas horas, según pudo saber PERFIL, después de que en su entorno le aconsejaran que empezara a “caminar” la provincia de Buenos Aires.
La ex presidenta intenta también, de este modo, frenar con su presencia la avanzada judicial o, en su defecto, capitalizarla como una “persecución” (ver página 3)
También, aprovecha el momento para evitar la fractura del bloque del Frente para la Victoria. Busca que su presencia en Buenos Aires intimide a los díscolos. En principio, dicen que intervino para postergar la reunión del Consejo del PJ que iba a promover la división de la bancada kirchnerista en Diputados y el Senado. Lo hizo con un llamado a José Luis Gioja, el titular del partido, que en el entorno del diputado desmienten. Le habría dicho: “¿Vos vas a ser el presidente que dividió al peronismo?”. Después de esa conversación, Gioja comunicó que la reunión se postergaba para los próximos 15 días, aunque sin fecha. Igual, en el PJ descuentan que la división se producirá después del receso legislativo y le ponen fecha: 22 de agosto.
No sólo Gioja sino la vieja guardia kirchnerista y hasta dirigentes de La Cámpora le cuestionaban a Cristina Kirchner que intentara conducir el espacio a tres mil kilómetros de distancia y a través de las redes sociales. “Es ella la que tiene los votos, no Scioli ni Gioja. Es necesario que empiece a caminar la provincia de Buenos Aires y después el resto de las provincias”, dijo a PERFIL un importante dirigente de La Cámpora, la agrupación de Máximo Kirchner.
Cerca de ella aseguran que su agenda todavía no fue confeccionada, pero se espera que tenga varios actos. Mientras definía su regreso, Cristina empezaba a ser blanco de críticas de kirchneristas y peronistas por lo bajo, y a veces hasta en público. Uno que le mandó un mensaje indirecto fue Gioja, mientras homenajeaba a Perón en la Cámara de Diputados. “Lo más importante que nos enseñó Perón es que en política no se manda, se persuade, porque manda el mandón, manda el patrón, y cuando ese patrón deja de serlo, ese mandato desaparece”, disparó.
El mandato de la ex presidenta terminó el 10 de diciembre y llegaron los problemas para ella. No sólo en tribunales. La implosión del Frente para la Victoria, la fuerza que junto a su ex esposo creó allá por 2002, empezó en la Cámara de Diputados cuando un grupo de 17 legisladores decidió abandonar la bancada en febrero. Pero hasta hoy amenaza con extenderse a todo el kirchnerismo.
Leonardo Grosso, uno de los diputados del Movimiento Evita que abandonó el kirchnerismo, dijo esta semana: “Cristina es líder, pero no está ejerciendo”.
El malestar se extiende a kirchneristas históricos, que por ahora no hicieron movimientos, pero que en los pasillos del Parlamento reparten cuestionamientos a la falta de conducción de la ex presidenta. Tres que están enojados con ella son Carlos “Cuto” Moreno, Carlos Kunkel y Luis Cigoña. Kunkel, ayer, participó del acto del PJ en Santiago del Estero. Esta semana le dijo a otro dirigente que estaba cansado de que se hiciera política con un grupo reducido. Se refería a La Cámpora.
En una reunión que mantuvo con los integrantes del Movimiento Evita en Santa Cruz, antes de que estallara el escándalo de López, Cristina les dijo en ese encuentro que hay tres clases de peronismo, el “pejotismo”, el peronismo de los “traidores” como Sergio Massa y Juan Manuel Urtubey, y el kirchnerismo. Con su regreso, Cristina intenta poner a su espacio en orden, evitar más fugas, y victimizarse ante la embestida judicial.
¿De Recoleta a La Plata?
En el entorno de la ex presidenta surgió una discusión que por ahora no se saldó. Y tiene que ver con el lugar en el que Cristina Kirchner se aloja cada vez que viene a Buenos Aires: su departamento en Recoleta. Hay quienes le aconsejaron que deje ese departamento y se mude a City Bell, en La Plata, la ciudad que la vio nacer. Por varias razones. Una de ellas tiene que ver con la hostilidad con la que la tratan los vecinos porteños cada vez que pone pie en territorio bonaerense. Otra, con una posible candidatura a senadora el año que viene por la provincia de Buenos Aires. Pero no por cuestiones legales, sino simbólicas. De hecho, ya fue candidata bonaerense y puede serlo porque nació y vivió en la ciudad de las diagonales. ¿Volverá? La decisión, dicen en su entorno, es sólo de ella. Habrá que esperar.