“¿Y? ¿Sabemos algo del decreto?”. Corría la tarde y Horacio Rodríguez Larreta entraba a una reunión con sus funcionarios buscando alguna novedad sobre los anuncios de restricciones ante el COVID que estaba armando el gobierno nacional.
Saldadas las dudas referidas a los horarios que se iban a imponer, en la sede de Uspallata se fijó una postura intermedia: se mantuvieron las críticas al toque de queda pero se reconoció que podría haber sido peor si el cierre nocturno empezaba a las 22, como estaba previsto en un inicio
Durante toda la tarde, entre los funcionarios porteños se intercambiaron rumores e interrogantes respecto a los anuncios. Inicialmente, Rodríguez Larreta planeaba dar una conferencia de prensa la misma noche de este miércoles, sin embargo, a medida que se dilataban las novedades y sin confirmación sobre la letra chica del decreto, se tomó la decisión de postergarla para este jueves 8 de abril a las 8.30.
Allí, el mandatario porteño no solo volverá a hacer fuerte hincapié en la necesidad de fortalecer la estrategia de testeos y la campaña de vacunación, sino que también dejará en claro su desacuerdo con el toque de queda de 24 a 6 que se impondrá desde el viernes.
Fue el planteo que llevaron el jefe de Gabinete, Felipe Miguel, y el ministro de Salud, Fernán Quirós, a las reuniones en Casa Rosada esta semana: coincidían en la necesidad de limitar la nocturnidad pero no en restringir la circulación.
Por otro lado, la Ciudad también se oponía a que se fije el horario de las 22 para el cierre de los restaurantes y bares como se difundió inicialmente. Finalmente, los locales gastronómicos deberán cerrar a las 23 y la prohibición de circular será desde las 24. Quedó a mitad de camino de lo que se discutía.
‘Disconformes pero no tanto’ es la reflexión que mejor reflejaba el estado de ánimo posterior a los anuncios de Alberto Fernández. El jefe de Gobierno ya transmitía en la previa que la situación era mejor a la que se podrían haber imaginado, considerando los dos ejes centrales que ponían sobre la mesa: garantizar la presencialidad educativa y evitar nuevas afectaciones a la actividad económica.
El primer punto se cumplió, y el segundo el impacto recae una vez más sobre los gastronómicos aunque con un peso menor al que se especulaba.
Los límites a la circulación, además, en el Gobierno porteño sostenían que podía ser incorporada en una segunda tanta de restricciones, ya que reconocen que la situación probablemente se siga agravando en las próximas semanas. Y la lectura que hacen es que no va a haber mucho margen para tomar más medidas por el impacto social y económico que tendrán.
Mientras tanto, Larreta centrará su mensaje en dos ejes: los testeos y la vacunación. Destacará la reapertura de centros de testeos en la Rural y Costa Salguero, sumado a uno más que se abrirá en el club Ferro, en Caballito. Por otra parte, la apuesta que hacen es que para el fin de semana siguiente ya estén vacunados la totalidad de los mayores de 70 que se inscribieron en el sitio de la Ciudad (unas 230 mil personas).
De esta manera, en el gobierno porteño creen que podrá bajar considerablemente la mortalidad, ya que el 50% de las muertes por Covid fueron de mayores de 80 y un 20% de mayores de 70.
GZ/MC