La ronda 2.328 de las Madres de Plaza de Mayo no fue una más. Se encargaron de dejar enterradas las cenizas de Hebe María Pastor de Bonafini, la mujer que una tarde de 1977 viajó de Ensenada a Plaza de Mayo para reclamar por la aparición con vida de su hijo, el primero que le secuestró la última dictadura cívico militar.
Para despedir los restos de Hebe se acercaron distintos dirigentes políticos, sindicales y sociales. Entre ellos estaba el gobernador bonaerense Axel Kicillof que llegó con una buena parte de su gabinete. Lo acompañaba la ministra de Gobierno, Cristina Álvarez Rodríguez; el de Trabajo, Walter Correa; el de Desarrollo de la Comunidad, Andrés "El Cuervo" Larroque; la Presidenta del Instituto Cultural, Florencia Saintout.
"Es fundamental recordar y honrar la memoria", señaló Álvarez Rodríguez. "Hebe fue lucha, la vehemencia y la convicción de la búsqueda de los 30 mil compañeros que el proceso genocida en Argentina secuestró torturó desapareció. Ellas son la memoria fértil, las que permiten que el resto conozcamos lo que pasó para que nunca más nos vuelva a pasar", agregó.
La poca presencia de los funcionarios del Gobierno nacional se notó en las primeras filas de la vuelta, que esta vez no se hizo a la Pirámide de Mayo, como suelen hacerlo las madres, sino que fue por las calles que rodean. Estaba el secretario de Derechos Humanos, Horacio Pietragalla, y el ministro de Cultura, Tristán Bauer.
"Axel pudo traer a casi todo su Gabinete, se ve que en Nación no pasó lo mismo y vinieron algunos pocos", chicaneo un funcionario bonaerense para referirse a la poca presencia de la Casa Rosada.
El ojo de Perfil: cómo fue la despedida de Hebe de Bonafini en Plaza de Mayo
El rosario de Francisco
Un rato después de las 15.30 las madres reposaron las cenizas de Hebe sobre el pasto de la pirámide de Mayo. Lo hicieron junto con un Rosario que mandó el Papa Francisco para que acompañe los restos de la ex titular de Madres.
Para ese momento, miles de personas se refugiaban del sol que pegaba de lleno en las baldosas de la plaza. Algunos llevaban un paraguas para usar de sombrilla y otros se acomodaban en el reparo que generaban las banderas de los sindicatos y organizaciones políticas.
El clima en la calle
Frente a esto los vendedores ambulantes aprovecharon para vender botellas medio litro de agua a 300 pesos, y la cerveza a 500. “Qué lástima que después no venga ninguna banda, porque si no sabés cómo vendía”, le explicó a este cronista uno de los vendedores. También se sumaron los que tenían helado y jugo de naranja exprimidos.
Para despedir a Hebe llegaron también personas que no responden a ninguna organización. Un caso de estos es el de Grazia y Victor, dos amigos de 70 años que estaban a la sombra en avenida Rivadavia. “Venimos a despedirla, aunque nunca se va a ir”, dijo ella.
“Representa una mujer muy luchadora, un ejemplo a seguir”, agregó Grazia que recuerda la vez que fue a la Plaza de Mayo y le “tocó las manos”. “Nos enseñó que todo es posible, que solo es cuestión de hacerlo, que había que estar acá cuando eran madres y los militares alrededor”, sumó Victor.
A las 16 comenzó una misa en un escenario que estaba justo al costado de la pirámide, dándole la espalda a la Catedral de Buenos Aires. Allí, estuvieron la cantante Teresa Parodi, el Padre Paco Olveira, del Grupo de Curas en Opción por los Pobres.
“Que te reciba en el reino de la memoria, la verdad y la justicia. En el reino por venir y por hacer, el reino del amor al pobre y al pueblo, que se construye cada día con un renovado proyecto político de los 30 mil y con una militancia que sostiene ese reino construido”, leyó el cura a cargo.