La presidenta Cristina Fernández de Kirchner viajó hacia Corea del Sur, no en el tradicional avión presidencial Tango 01 -que corre riesgos de ser embargado por los acreedores de la deuda externa argentina que no aceptaron los canjes-, sino que prefirió volar en un coqueto Bombardier Global 9H-XRS, uno de los aviones ejecutivos más rápidos y lujosos del mundo.
El Bombardier Global 9H-XRS comenzó a producirse en 2006 y se vende a 45,5 millones de dólares. Su espaciosa cabina de 31 metros cuadrados puede albergar entre 8 y 19 pasajeros, dependiendo de si se utiliza la configuración con asientos y sillones o la "configuración para dormir", que contiene 2 camas matrimoniales y 4 simples.
Esta aeronave posee dos motores Rolls-Royce Deutschland BR710A2-20 turbofans, con velocidades máximas de 950 km/h (para comparar, un avión comercial de Boeing alcanza un promedio de 850 km/h). También tiene un tanque de combustible que le otorga una autonomía de más de 11.000 kilómetros, gracias a la cual puede realizar vuelos intercontinentales sin escalas, y llegar a cualquier punto del planeta con una sola recarga.
Pero el avión de Cristina no tiene sólo una mecánica bonita: su lujoso interior está decorado con sillones de cuero y maderas lustradas, con sistema de entretenimiento de varias pantallas.
La mandataria ya había probado este avión a fines de 2007, cuando buscaba reemplazo para el Tango 01: el avión presidencial sufrió un desperfecto el día de las elecciones y el aún presidente Néstor Kirchner decidió que no lo utilizarían más.